
El encuentro entre los mandatarios de Bolivia y Brasil debería ser el relanzamiento de una relación de la mayor importancia para nuestro país. Hagamos un recuento de algunos de los temas principales de la agenda bilateral.

El encuentro entre los mandatarios de Bolivia y Brasil debería ser el relanzamiento de una relación de la mayor importancia para nuestro país. Hagamos un recuento de algunos de los temas principales de la agenda bilateral.

Amanece en Caracas, día de elecciones parlamentarias. El canal estatal muestra al Presidente Hugo Chávez quien explica los mecanismos de voto a los ciudadanos, lo que debe hacer el votante y la seguridad que ofrece el sistema electrónico. Con su carisma indiscutible, el mandatario invita a votar enfundado en la característica camisa roja del Partido Socialista Unido de Venezuela. No, no es el año 2012, es el año 2015 y hace ya dos que el Presidente ha muerto.

Alcances de la misión de estudio
El Instituto Interamericano de Derechos Humanos (IIDH) desplegó en Venezuela una delegación de estudio e investigación del proceso electoral parlamentario del 6 de diciembre de 2015, compuesta por personalidades políticas y académicas, así como por expertos electorales latinoamericanos, equipo del que formé parte. La delegación efectuó dos visitas a Venezuela, una en noviembre y otra en diciembre. En ambas oportunidades se reunió con un amplio, plural y representativo grupo de dirigentes políticos, autoridades institucionales, investigadores, líderes de organizaciones de observación electoral, dirigentes gremiales, representantes de la comunidad internacional.

¿Cómo entender el triunfo de Mauricio Macri?
Macri ganó, entre otras cosas, porque la propuesta del kirschnerismo está agotada.

El 30 de septiembre de 2015 fui entrevistado en Santiago por el periodista chileno Juan Manuel Astorga de el programa «El Informante» de Televisión nacional de Chile.
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En la lógica implacable de que la sociedad vincula de manera muy estrecha su propia situación personal con su accionar en la esfera pública, las crisis políticas de diversa intensidad que enfrenta América del Sur coinciden con el fin de la década dorada y con un proceso de evidente desaceleración económica. La proyección para 2015 es que nuestro crecimiento será de 0,4% negativo, en buena medida por el dramático impacto de la caída brasileña que representa prácticamente el 50% del PIB sudamericano.
Si tuviésemos que escoger algunas ideas capaces de describir la realidad latinoamericana del presente y el futuro, aún a riesgo de la tediosa repetición, diríamos lo obvio, que hemos vivido una década de oro (2004-2014) en virtud de los extraordinarios precios de nuestras materias primas. Sigue leyendo

imagen: http://www.behance.com
Una de las asignaturas pendientes del gobierno del Presidente Morales era su relación con el Perú. Al mandatario le correspondió alternar con los presidentes Toledo, García y Humala. Con el primero coincidió muy poco tiempo, con García las diferencias ideológicas se convirtieron en una barrera que parecía infranqueable. Era un momento en que Bolivia quería afirmarse en el llamado “proceso de cambio” lo que implicaba un endurecimiento de posiciones con relación a naciones que apostaban por posturas de franco liberalismo económico. Sorpresivamente, sin embargo, los desencuentros se encarrilaron parcialmente en Ilo, cuando ambos Jefes de Estado profundizaron los acuerdos suscritos sobre ese puerto. A pesar de ello quedaron ciertos resquemores mutuos que la gestión del Presidente Ollanta Humala parecía no haber podido superar, a pesar de su encendida declaración como mandatario electo cuando hizo un canto a la Confederación Peru-Boliviana.
Fue la última gran guerra internacional de América Latina, la más sangrienta de nuestra historia, la que marcó la verdad amarga de que no hay destino manifiesto.

8 de mayo de 2015. La delegación de Bolivia en el salón de ingreso del Palacio de La Paz de La Haya, minutos después del último alegato boliviano ante la CIJ
Con el cabello gris como una pequeña corona, los gestos enérgicos y la mirada clara, Monique Chemilier expresa la pasión. Payam Akhaban con su pronunciación modulada y perfecta y Matías Forteau y sus pausas exactas, transmiten una tranquila seguridad. Antonio Remiro es sinónimo de solidez argumental. Finalmente, nuestro Agente, Eduardo Rodríguez marca la sobriedad necesaria. Los cinco, a nombre de diez millones de bolivianos, condujeron un alegato cuya consistencia nos enorgullece a todos.
“La década” de América Latina puede ser ya parte del pasado. Desde que nuestra región recuperó la democracia a fines de los años 70, hasta hoy, la década de oro de la región fue el periodo 2005-2015. Estamos entrando en un nuevo momento que no es equivalente a las etapas anteriores. No es que nos estemos adentrando en una espiral de desastre económico ni en una crisis dramática, pero sí está a la vista que estamos ante una explícita desaceleración económica que plantea retos importantes en una dimensión que –para recordar momentos críticos- no tiene las mismas características que la llamada “década perdida” de los años 80.
Los presidentes Obama y Castro han decidido poner fin a medio siglo de darse las espaldas y reiniciar relaciones diplomáticas plenas entre Estados Unidos y Cuba, cerrando una página ominosa y anacrónica de la historia y abriendo otra plena de buenos augurios.
Como muy bien han anotado algunos teóricos latinoamericanos, es indispensable entender que los políticos de hoy en su gran mayoría no han entendido que los cambios que vive la sociedad regional son esenciales y se traducen en características muy claras. Más del 60% de los electores tienen entre 18 y 25 años.
Quizá la palabra más relevante hoy sea Incertidumbre. La incertidumbre que vale para la mirada política, para la social y para la económica. No es un término que cuadre sólo en América Latina, el continente tradicionalmente volátil. Por el contrario, el concepto vale para la sociedad global, que se había construido y pensado sobre la idea de que la globalización tal como funciona hoy es un hecho incuestionable que no puede ponerse a debate, en tanto es una realidad que lo único que permite es insertarse en ella y aceptarla.
En los años ochenta la democracia latinoamericana buscó la recuperación de un modelo basado en el liberalismo político, en matrimonio preferente con el liberalismo económico. No cabe duda de que esa fue una línea con fuerte impulso de los Estados Unidos.
Una de las mayores aspiraciones de América Latina es hacer realidad un proceso de integración que le permita desarrollar de verdad lo que sus discursos plantean desde la raíz bolivariana de la unidad total, aun una utopía.
La web ESGLOBAL, prestigioso medio de análisis, reflexión y valoración de la realidad internacional desde la perspectiva de Iberoamérica, ha seleccionado a los que considera los 50 intelectuales más influyentes de Iberoamérica. Esta su explicación de criterios y la lista de esas 50 personalidades, entre las que he sido considerado.
América del Sur ha vivido el periodo de expansión y bonanza económica más importante, largo y espectacular de su historia reciente, y en algunos casos se puede decir que su mejor momento desde la independencia.