Carlos D. Mesa Gisbert

La nueva generación de narradores bolivianos, la de los últimos 15 años, llegó como una tromba para sumergirse en nuestros mundos subterráneos, los del hondo horizonte de lo oscuro (“dark” le dicen los jóvenes).
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Carlos D. Mesa Gisbert

La nueva generación de narradores bolivianos, la de los últimos 15 años, llegó como una tromba para sumergirse en nuestros mundos subterráneos, los del hondo horizonte de lo oscuro (“dark” le dicen los jóvenes).
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Carlos D. Mesa Gisbert
Como es de uso tradicional, todo nuevo académico hace, antes de leer su discurso de ingreso, el homenaje al miembro numerario que lo antecedió en la silla que ocupará en la Academia Boliviana de la Lengua. Esta es la remembranza que hice del gran novelista Néstor Taboada Terán, mi antecesor antes de presentar mi discurso de ingreso a dicha corporación (14 de noviembre de 2025)..
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Carlos D. Mesa Gisbert
Desafortunadamente algunos elementos vinculados a la polémica referencia al país, a través de uno de sus personajes públicos, hicieron que para el lector boliviano, la lectura de la entonces recién publicada LA TIA JULIA Y EL ESCRIBIDOR (1977) de Mario Vargas Llosa se transformaran en un frenético ejercicio de chismografía, pirotecnia competitiva de amigos, parientes y conocidos en el esfuerzo de aportar nuevos elementos a la historia íntima de los tres protagonistas y en el mejor de los casos en el uso del tiempo para leer una extraordinaria novela sazonada de historias divertidísimas.
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La muerte de Mario Vargas Llosa me conmueve porque, más allá de la discusión mezquina en medio de la polarización enajenada de estos tiempos, su vida para mí es su obra. Estoy seguro de que siempre será lo esencial en el tiempo largo de sus resurrecciones cotidianas cuando alguien en cualquier parte lea alguna de sus páginas.
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Entrevista realizada por Ignacio Vera de Rada/ La Paz, publicada por el periódico «Visión 360» el 9 de marzo de 2025.
Lleva la curiosidad por la historia en las venas y la política no le pudo impedir el hábito de leer y escribir. A lo largo de su vida publicó diversos libros de investigación histórica, como Presidentes de Bolivia: Entre urnas y fusiles (1983) o su clásico Historia de Bolivia (1997), en coautoría con sus padres y que ya lleva muchas ediciones.
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SOBRE EL LIBRO “SALIR DEL PASO”
Carlos D. Mesa Gisbert
Al terminar el libro de Gonzalo Mendieta y Rafael Archondo “Salir del paso”, igual que me ocurrió con “Con las armas, el Che en Bolivia” de Gustavo Rodríguez, sentí una gran admiración por el trabajo de los autores, y una necesidad imperativa de hacer una reflexión sobre un momento de mi vida tan fuertemente influido por los episodios desgranados por los autores.
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Carlos D. Mesa Gisbert
Acabo de leer “Con las armas”. Me ha dejado sin aliento. Igual que dice Juan Ignacio Siles en la introducción del libro, estaba convencido de que no se podía decir nada nuevo sobre la presencia del Che en Bolivia, que todo había sido escarbado, pero no. Su autor, Gustavo Rodríguez, prueba -una vez más- el éxito de la combinación de escudriñar hasta la obsesión, hechos, circunstancias y detalles que -por nimios que parezcan- explican muchas cosas y la tarea de reconstrucción histórica de gran alcance. Da la impresión de que no hay un día, desde la llegada de Guevara a La Paz, que no esté contado en estas páginas.
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De las más importantes medidas tomadas por el presidente Paz Estenssoro y el MNR en el periodo 1952-1956, sin duda las más relevantes para la historia son el voto universal, la reforma agraria y el código de la educación, a despecho de la nacionalización de las minas, pensada entonces como la acción estrella de lo que ese gobierno definió como la “liberación económica” de Bolivia.
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De entre las disciplinas auxiliares de la historia, es perfectamente posible contar e incluir a la filatelia. El sentido que ha adquirido lo que popularmente se asume tan sólo como una afición, es sin duda muy significativo porque tiene que ver con el seguimiento de una actividad que tiene características especiales.
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Carlos D. Mesa Gisbert
Con la retórica de la mentira a la que se han acostumbrado, las principales autoridades del gobierno masista han decidido aprovechar la inauguración del segundo esperpento arquitectónico en la plaza Murillo -en este caso el millonario edificio de la Asamblea Legislativa- para profundizar la retórica del “cambio” y la supuesta “sepultura del Estado republicano y colonial”.
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Carlos D. Mesa Gisbert
El héroe sentía, desde su pequeño tamaño de niño ilusionado, la magia que -imperceptible- nacía de sus pies. Era un “cebollita”, era un pibe de Villa Fiorito que soñaba con vestir algún día la casaca albiceleste y -a ser posible- ser campeón del mundo.
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Carlos D. Mesa Gisbert
A esta generación le ha tocado una de las mayores crisis de la historia. Es la primera vez que la humanidad, toda, no una gran parte, toda, encara una epidemia que sin ser letal para su supervivencia prueba nuestra gran fragilidad y nos obliga a repensarlo todo.

(crédito de la imagen La voz de Galicia)
¿Qué dicen los hombres negacionistas?: No, no es verdad, no hay crímenes de odio contra la mujer por ser mujer, hay crímenes que se cometen indistintamente de si la víctima es hombre o mujer. Es igual de grave un homicidio cometido contra una mujer que otro cometido contra un hombre.

Han pasado casi treinta años desde que un 9 de abril de 1989, por invitación de Ana María Romero, publiqué mi primera “Columna Vertebral” en el entonces más importante periódico del país, Presencia, que ella dirigía. No podía adivinar en ese día del que me separa tanto tiempo, la cantidad extraordinaria de acontecimientos que me tocó vivir.

Andrés de Mesa Gisbert en su oficina de trabajo en la Sagrada Familia

foto C.D. Mesa G
Debemos partir de la premisa de que periodismo y literatura son dos universos inseparables. No se puede decir que, en su esencia, uno es totalmente distinto del otro. La médula de ambos -y esto tiene que ver con el periodismo escrito, con la radio, con la televisión y con las redes sociales- es la palabra, la construcción de una idea transmitida a través de la palabra, a veces convertida en una imagen o en una sucesión encadenada de acontecimientos que esa palabra describe, sea por escrito, sea visualmente.

Nuestra Constitución indica que Bolivia se constituye en un Estado Plurinacional y afirma que “dada la existencia precolonial de las naciones y pueblos indígena originario campesinos” garantiza su cultura.

Estamos viviendo un tiempo en el que el desfondamiento de la fe ciega en las ideas se convierte en algo muy parecido a la imagen del cataclismo del mundo americano ante la llegada de los europeos.

Los cronistas españoles que acompañaron la compleja y polémica conquista, tejieron una base documental de importancia capital para el conocimiento del pasado indígena anterior a la llegada de los europeos, son sin duda uno de los principales acervos que dejó el periodo de colonización de estas tierras.

Camila Urioste, autora de la novela «Soundtrack»
Marcelo Urioste tenía una voz peculiar, honda, dura, visceral, cantaba con el pelo sobre la cara y como desde dentro de su guitarra. Era 1981, con él estaban Juan Carlos “Loro” Orihuela (grande cantautor, su Estatuto Vital es estremecedor) y Pablo Muñoz. Escarbando en mi biblioteca encontré tres poemarios suyos y el programa de un concierto en el Goethe con las letras de sus canciones. Una de ellas dice: “Hija Mía/ Estoy feliz como un trébol/ al ver que has dado a tu madre/ ritmo de luna creciente”.