
(imagen, Página Siete)
¿Cuál es la diferencia entre los jóvenes y los mayores, hoy? La principal es que los jóvenes han conquistado un espacio, son protagonistas. No aceptan la idea de que tienen que esperar porque no tienen la experiencia suficiente y, por tanto, “no les toca”.
La política activa no parecía un escenario ni apropiado ni deseado por la nueva generación, pero, literalmente, los jóvenes de entre 18 y 28 años tomaron la política por asalto. Lo hicieron en la calle con el vigor y la convicción de que si no lo hacían podían robarles el presente. Comprendieron que la palabra democracia, aquella que habían escuchado miles de veces a lo largo de sus cortas vidas, por fin tenía sentido, dejaba de ser algo vacío y se llenaba de contenido.
Los abusos de las dictaduras del siglo pasado fueron respondidos por el compromiso con doctrinas que dividieron nuestros mundos individuales en derecha e izquierda, en verdades o mentiras absolutas, como las que impone el dogma. En octubre y noviembre de 2019 el camino escogido, en cambio, fue de entraña, de convicción por la libertad, por el derecho a decidir, con la certeza de que el poderoso que había gobernado casi catorce años les robaba el voto, ese instrumento intransferible a través del cual cada uno expresa su voluntad soberana.
No había que dar largos discursos para que fuese entendido, había que sentirlo, vivirlo y defenderlo. La marea humana, el vigor y la valentía juvenil se apropiaron de las calles a lo largo y ancho de las ciudades del país. El autócrata les dijo que no lo iban a derribar con unas pititas interrumpiendo el paso en las calles y a alguien se le ocurrió definir el movimiento como un ‘revolución de las pìtitas’, que no era otra cosa que la apropiación del espacio físico y del espacio político a través de una acción tan pacífica como irreductible.
Se hizo palpable entonces la lucha por una causa, la más importante, la de la libertad, la decisión de vivir en democracia y la certeza de que nuestra comunidad había escogido la paz como camino para hacerla realidad.
La ideología dejó de ser una verdad inamovible y se convirtió en compromisos concretos y específicos. Se estaba pasando de los grandes proyectos que “cambian el mundo” a las acciones que cambian las cosas todos los días.
Pero si es verdad que hubo una revolución de las pititas, no lo es menos que esa realidad encarnada por personas de entre 18 y 28 años conquistando un espacio libre de ataduras, debe compartirse. Nadie regala nada, ni nadie recibe un regalo como dádiva, porque no se puede seguir con la idea de que hay alguien propietario del poder y de las decisiones por razón de su edad o una experiencia que le permite regalar o conceder…
Este es un mundo drásticamente diferente al que nos toco a quienes ya no somos jóvenes. Todo se mueve, todo se transforma, todo es vertiginoso, la permanencia no es el rasgo que distingue estos tiempos. Si te detienes te congelas. Por supuesto que habrá quien quiera escoger una ruta alternativa, pero las respuestas que buscan ayudar a construir un país mejor tienen que darse desde la realidad, la de la inteligencia artificial y la del movimiento continuo y veloz.
Por eso, es necesaria una construcción horizontal, es imperativo que conjuguemos ideas, propuestas y acciones que nos conduzcan a dar las respuestas necesarias. Las soluciones no son patrimonio de una generación, son de todos y les corresponden a todos. Así, desterraremos de nuestro pensamiento que una edad es una virtud o un defecto, o que tener más o menos experiencia te habilita o inhabilita para decidir sobre la sociedad que quieres.
Las causas de los jóvenes tienen que ver con sus propias miradas de lo cotidiano. La crisis climática es ese cotidiano, la violencia machista lo es, el abuso a los animales como inferiores y objetos de uso lo es, la ciudad hostil lo es y , sobre todo, la agobiante pregunta de qué depara el mañana para quien apenas comienza a vivir lo es.
Los jóvenes están en el centro, son el centro, son presente y futuro y deben ser dueños de sus decisiones en el llano y en la cumbre. Pero ese centro debe compartirse y así debemos entenderlo quienes lo hemos detentado hasta hoy. Para construir juntos, para hacer juntos lo que tenemos que hacer, para que, igual que la sociedad, éste sea un tejido intergeneracional, sin el que una nueva Bolivia no es posible.
No es un un retrato convincente de la Resistencia Pititas, pues fue la sociedad en su conjunto que se horrorizó y movilizó con la incineración de la Chiquitanía, son gente madura activa e instituciones que también socorre a las familias víctimas de feminicidio e infanticidio, y no solamente los jóvenes. Tal vez la impaciencia, que la identifica, sea un aspecto realmente diferente. Pero no emerge una comprensión coherente, incisiva, “vivida” de quienes son, que los motiva diferentemente, que sienten, como ven al mundo los Pititas. Es más bien una interpretación de quienes deberían ser los Pititas desde una cómoda poltrona de la entelequia llena de presupuestos y paradigmas artificiales y racionalizados.
Cabe preguntarse qué anima a CDM a tratar de retratar a los Pititas. Y la respuesta está dibujada en varios párrafos casi de manera idéntica: que su realidad, el poder asumido conquistado tiene que compartirse. Entonces la pregunta es realmente: Es CDM o los Pititas que deben o quieren compartir? ES CDM quien intenta abrir alguna puerta y hacer alguna cabida a los Pititas; o es que CDM pide a los Pititas que le abran la puerta?
En resumen, este retrato es un tibio acercamiento a la Resistencia Pititas. Muy tibio porque, en realidad, CDM no sabe a quién dirigirse. No ha entendido como lidiar con la distributiva, desestructurada, y amorfa configuración de los Pititas. Pero no da ninguna señal que hizo algún movimiento o esfuerzo para concretamente platicar y entenderse con quienes él cree que son miembros en carne y hueso de esa Resistencia. Esta falta de seriedad e integridad de comunicación intencionada, hace pensar que CDM espera que la Resistencia Pititas sea quien pida sitio en su comunidad transitoria y organizada.
Fausto
Muchas gracias por el comentario crítico. En realidad la columna tiene que ver con lo jóvenes. Me referí a las pititas como el ejemplo de una expresión política de acción de una generación que demostró su extraordinario compromiso con la política. Mal haría en preguntar si se abren o no a mí. Es una reflexión sobre la necesidad de un proyecto intergeneracional de futuro. Ni más ni menos que eso.
Reciba un cordial saludo
Ahí vamos de nuevo, haciendo alegoría de un acontecimiento trivial cuando en el fondo todo el caos que se vivió fue cuidadosamente planificado con meses de antelación. Todo el golpe ya estaba fraguado y usted lo sabe Sr. Mesa. Lamentablemente los jóvenes de la edad que usted menciona no han vivido en carne propia lo que fueron realmente los gobiernos dictatoriales, militares todos ellos, se han dejado llevar por el entusiasmo colectivo de exigir democracia pensando que era un sistema mejor al que estaban acostumbrados a vivir, los que tienen veinte años, por ejemplo, han conocido un solo gobernante y en todo ese tiempo no han visto la movilización de efectivos militares y policiales por las calles de la ciudad. Lamento decirlo pero el actual gobierno golpista de la autoproclamada Sra. Añez, la constante violación de la libertad de expresión, las masacres de Senkata y Sacaba sin culpables, los llamados a sedición echos por el Sr. Camacho y Usted no tienen eco pero si los que hizo el Sr. Evo Morales, ahora tiene juicios abiertos y ordenes de aprehensión, etc.
Bolivia es un caos, el régimen de la autoproclamada, apoyado por Ministros que hacen gala de amenazas que recuerdan a Arce Gómez, las armas «resguardando» la paz ciudadana, todo tiene visos de que el golpe se va a consolidar, no creo que hayan elecciones limpias, al contrario, van a ratificar en el cargo a la Sra. Añez.
Es innegable la energía que aportaron los jóvenes y la importancia en las movilizaciones ,pero así como ayudaron a la recuperación de la democracia, pueden también también contribuir a perderla. La mayoría de los jóvenes en Bolivia y, más en este tiempo de redes sociales, son muy
influenciables. No hay una base firme de valores y convicciones; parece ser que esto sucede en todas partes y con mayor razón en nuestro país dónde la educación está muy postergada y los referentes de personas nobles y ejemplo de vida se están perdiendo
Yo lo admiro señor Mesa, pero cuando habla de jóvenes y pititas, es como si estuviera refiriéndose a Camacho y Pumari. Esos dos y sus fanáticos hacen publicidad pólitica diciendo que ellos son los jóvenes que empezaron con las pititas, y que Mesa ya está viejo. Tenemos que cambiar de alguna manera el decir que los jóvenes van a gobernar. Entiendo perfectamente a lo que se refiere, los jóvenes empezaron el movimiento de buscar la democracia, ¡a su mando!, pero recordemos que fue la ciudadania en general que luchó para derrotar a Evo. Creo que los contrincantes se identifican con esa frase de ser «jóvenes y las pititas», y no está ayudando a su candidatura. Hay gente que todavía no está segura por quién votar, no los guíemos hacia Camacho y Pumari.
para mi ser «pitita» es un insulto, es un antimodelo
Estimado Sr. Carlos Mesa:
Admiro su voluntad para un cambio en la política boliviana, desde mi perspectiva los jóvenes debemos tener una participación protagónica en estas elecciones, pero algo que me molesta son las etiquetas, los pititas igual de dictadores que los cyber-guerreros se dejan llevar por un fanatismo buscando enemigos por todos lados, creyendo que la militarización de las ciudades ante un riesgo de un ataque de grupos afines al MAS es la mejor solución, me parece que no hemos entendido de los errores del pasado, que este país merece salir adelante no solo en lo económico, si no en lo social, igualdad de derechos, lucha contra la violencia, contra la burocracias y el nepotismo. Vivo en la ciudad de El Alto hace mas de 25 años y he visto pasar a mi ciudad por todas las situaciones, ser manipulada y utilizada por otros gobiernos o sectas religiosas, ser olvidada y estar en una clandestinidad social evidente, líder en feminicidios, infanticidios, asaltos, discriminación, siempre vista por sus defectos pero no por sus virtudes.
Siento que los bolivianos necesitamos sentirnos orgullosos de nuestras raíces, entender las diferencias, celebrar nuestras semejanzas y sobretodo construir una sociedad que no este dominada por grupos de elite empresariales o la religión.
Estoy dispuesto a apoyarlo en la medida que sea necesaria, espero que entienda que si no existe un cambio estructural en Comunidad Ciudadana seguirá siendo la menos peor opción, ahora tiene que ganarse el voto, escuchar mas allá de su entorno, armar un plan de gobierno que se ajuste a nuestras necesidades, le deseo lo mejor, éxitos.
Me parece una excelente reflexión de lo que se vive ahora , la consciencia de que no existen dogmas que nos dividan y que ahora los jóvenes tenemos el poder de generar cambios para nuestra realidad y nuestro futuro es el verdadero camino para la política del mañana, en la cual no creemos lo que nos dice una determinada ideología sea de derecha o izquierda sino que debemos construir la política desde la gente y sus percepciones de vida , en la cotidianeidad y la realidad del dia dia.
La política de hoy no da respuesta ni escucha a las necesidades de las personas , ahora vemos las consecuencias del monologo de morales y de su mundo imaginario, que sirva de una lección histórica para Bolivia y para el mundo.
Yo si concuerdo con el artículo porque tengo una hija joven y sufri al lado de ella el cerco a las ciudades, el ataque a las EPIS amenazas a colegios, vi como agredieron ambulancias y policías heridos, si fue algo montado en algunas regiones lo desconozco pero en la mayoría del país la lucha fue real, los chicos salieron por convicción arriesgando sus vidas e integridad me daba terror verlos pero no de miedo si no de que les pase algo muchos eran chicos de Colegio, de la Universidad que iban con sus mochilas no mayores que mi propia hija y la gente en los puntos se acuotaba para darles comida a voluntad sin decir montos porque la gente tampoco tenía mucho que dar; de ahí que salieron rumores de que se les pagaba cuando en realidad ellos hicieron la labor que nos correspondía a los adultos pero que por precaución o temor a represalias y también por trabajo no lo hicimos hasta que ya estaban amenazando nuestras viviendas y hasta la vida de nuestras familias, son chicos valientes con su propia lógica y les debemos mucho.
MOVIMIENTOS SOCIALES O PITITAS?
Si revisamos la historia política en el mundo, nos daremos cuenta que no estamos ni estuvimos lejos de las viejas prácticas de algunos líderes políticos que destruyeron pueblos, familias, cometieron crímenes y actos en contra de sus propios pueblos.
Las víctimas en nuestra historia boliviana casi siempre en su mayoría fueron jóvenes pero también los mayores, ambos sectores interactuaban en coordinación, en pensamiento y en acción, para defender la democracia y la justicia social.
Solo recordar las largas listas de asesinados y desaparecidos en las dictaduras militares como las de Banzer, García Meza, o en las épocas recientes de los gobiernos neoliberales del Paz Estenssoro, Paz Zamora, Tuto Quiroga, Gonzalo Sanchez de Lozada y del último gobierno de Morales y García Linera. en las que muchas muertes quedarón y quedan en la impunidad o sencillamente se acusó a inocentes que hoy se encuentran en las carceles de nuestro País, sin esclarecer la verdad de los hechos.
Y es que no se puede repetir estas historias, no queremos a personas como Roberto Faricci de la Italia de Mussolini, tampoco a un Pavlovich Beria del Stalinismo menos a un Joseph Goebbels de Hitler, porque en los gobiernos pasados hubieron personas similares o influenciados y facinados por sus acciones en sus paises y que pensaron que en Bolivia también se pueden practicar similares hechos del siglo XX.
En bolivia algunos gobiernos organizaron sus propias organizaciones entre la sociedad civil, los camandos, las células, las brigadas, las Barzolas, las Bartolinas, los movimientos sociales, la Conalcam, organizaciones que funcionaron en algunos casos al margen de la Ley o como fuerza de choque y defensa de los gobiernos de turno.
Tras esos antecedentes tiene razón, las soluciones no son patrimonio de una generación, ni de un sector social en particular, considerando que somos una población muy heterogénea, multicultural y multilingüe, las soluciones son de todos y les corresponden a todos.
En esta nueva coyuntura, hasta ayer eran las plataformas, hoy son las pititas, pero hasta en los nombres no hay ningún significado social, representativo, organizacional, ó que tengan un objetivo social y político, sino que son solo palabras que representan una respuesta burlesca a un autoritario que se burlaba de las autodenominadas «Plataformas», «Pititas» o «Resistencia».
Seguiremos en este circulo sin respetar la institucionalidad establecidas en nuestros ordenamientos jurídicos sobre las Organizaciones, Asociaciones e Instituciones?, talvéz estos periodos de Dictaduras militares y de gobiernos neoliberales en la que se incluye al gobierno de Morales y Linera, nos acostumbraron a dividirnos en grupos y agrupaciones y olvidarnos de la integridad social en la que niños, jóvenes, mayores, ancianos, hombres y mujeres, todos somos ciudadanos de una sola Nación
Es de sabios reconocer el mérito y el ímpetu de la juventud boliviana que despertó a la lucha por la democracia, trayendo como banderas la lucha por sus ideales de paz, de respeto entre ciudadanos y la defensa del medio ambiente. 🐆💚
Si bien es cierto que los jovenes tuvieron protagonismo en la resistencia de 21 dias, se debe considerar factores como el mayor tiempo que tenian muchos de ellos y su resistencia fisica, mientras otros miembros familiares con las mismas ideas tenian que dedicarse ya sea a trabajar o estar en casa. Mas creo que fue un movimiento de todas las capas de la sociedad. Pero fue una ocasion para que se establezcan conexiones y una conscientizacion provocada por las garrafales faltas e irrespeto a la constitucion por parte del anterior gobierno que cansaron a buena parte de la sociedad boliviana. En otras palabras, el MAS creo una oposicion que se unio con el objetivo de protestar contra el fraude. Moraleja, la constitucion deben ser respetadas, el pueblo boliviano es suficientemente ilustrado politicamente como para defender las leyes contra regimenes autoritarios.