Tras catorce largos años, podemos pensar por fin sin la pesada ancla de una visión excluyente y asfixiante. Podemos movernos fuera del eje de referencia que debía pasar siempre por cómo resolver nuestra propia mirada. Podemos obviar la presión de dar una respuesta al interlocutor que imponía las condiciones, las reglas y los términos de un diálogo que en realidad fue siempre un monólogo.
Cuesta despojarse de ese síndrome. Duró demasiado tiempo y fue profundamente desgastante, porque nos obligaba a pasar un filtro imposible. Tuvimos que pensar Bolivia a partir de un proyecto agotado, envilecido, tomado por la corrupcion, pero sobre todo completamente vaciado de contenidos detrás de la retórica inflamada por consignas cada vez más alejadas de las ideas.
Nos toca ahora proponer lo que en primera instancia fue la afirmación de nuestra vocación democrática frente a la decisión dictatorial de Morales y su gobierno. Es el tiempo de la construcción de un camino de futuro despojado de ese lastre.
Lo esencial sigue vigente, levantar una democracia republicana y de instituciones, la imperativa separación de poderes y la convicción de que sobre esa realidad es que se debe administrar un país desde un poder Ejecutivo equilibrado y respetuoso de los otros brazos del Estado. Para ello es inevitable ser obstinado en edificar instituciones que en un primer momento deben apoyarse en las condiciones de idoneidad y honestidad de quienes comenzarán esa ardua tarea.
Pero nada de esto será posible si no entendemos la insurgencia, en la increíble primavera democrática boliviana, de sus protagonistas centrales: jóvenes y mujeres de nuestros principales núcleos urbanos. Un descubrimiento, una deslumbrante constatación que confirma un compromiso con el pais, una vinculo indestructible con la política y la démocracia, pero realidades que requieren antes de importantes precisiones.
El desafío más complejo, el primero, es el cierre de la brecha etnica, la articulación entre mundo rural y mundo urbano, la necesaria comprensión de que esa acción colectiva contra el autoritarismo no es, no puede ser, una negación de la realidad que es el concepto de la plurinacionalidad, del rol central e inexcusable de los indígenas en la construcción del presente. No es ni puede ser un retorno al pasado, no es ni puede ser una reafirmación de una mirada culturalista y etnicista que profundice, desde el punto de vista del color de la piel, la constitución de una ciudadanía de todos y para todos.
Hay algo en el discurso de la diferencia que debe reformularse. No su reconocimiento que fue un paso esencial del texto constitucional, sino el razonamiento de las cuotas. La construcción de una propuesta política y democrática, debería despojarse de los porcentajes en el color de piel y reafirmarse en la constitución de un todo que incorpore lo indígena como parte intrínseca del proyecto nacional, lejos del puro simbolismo artificioso del poncho y la pollera, para hacer énfasis en la lengua, en la visión de mundo, en el enriquecimiento de las ideas del programa y la acción a partir de esa multiplicidad enriquecedora que dan las diversas perspectivas.
En cuanto a la relación urbano- rural, es imprescindible entender que la brecha es fundamentalmente una brecha de pobreza, de recursos, de acceso a las condiciones básicas de bienestar. Lo es también entender que los patrones de producción y de consumo son distintos en el occidente y en el oriente del país y, en consecuencia, es fundamental reorientar la idea de la lucha contra la pobreza. No se trata solo de una cuestión de ingresos, se trata de aplicar políticas específicas en las áreas más vulnerables con una definición de metas cualitativas. Pero, sobre todo una acción educativa específica. Es hora de transformar la sopa de letras de la última reforma educativa en un modelo práctico y realista. Lo local y lo universal como el yin y el yan. El discurso y la retórica sustituidos por instrumentos de promoción real de los niños hacia el dominio de destrezas acordes con el mundo del siglo XXI. La visión plural de las naciones dentro de la nación, adecuada a los desafíos que cualquiera de los bolivianos tendrá en su vida para poder contar con las armas del conocimiento sin perder su raíz.
Tras el traumático momento post fraude que desnudó al autócrata, toca entender que las heridas que abrió deberán cerrarse con una vocación democrática genuina, pero con la conciencia de que será un proceso complejo y difícil. Tener un país de todos y con todos es la meta, una meta que demandará romper la fuerte polarización en la que estamos sumidos. Los extremos se tocan, hacen chispa y queman como el fuego que arrasó parte de la Chiquitania.. Es eso lo que debemos resolver.
El proyecto de futuro compartido, quebrado en buena parte por la apuesta egoísta de Morales a tiempo de dejar vacante la presidencia, debe reconstituirse a la vez que se cosen los hilos de una democracia que debe renacer de los cimientos de 1982, de los errores aprendidos de 2003 y de la larga travesía autoritaria del masismo.
Excelente planteamiento para el próximo futuro de Bolivia; te deseo mucha suerte como boliviano y, ojalá, como próximo presidente de Bolivia. Suerte
Es importante que menciones si se va a mantener el centralismo que tuvo Morales o si vas a ir hacia una mayor descentralización, autonomías e incluso llegar a un federalismo. Es un tema crucial para la mayoría de los bolivianos.
Otro es quien va a generar empleo, Morales destruyó el aparato productivo formal privado, miles de pequeñas y medianas empresas cerraron o se volvieron informales, generando condiciones paupérrimas de trabajo. Hay que apoyar la creación y el crecimiento de empresas para que generen empleo, sin trabajo la gente no tiene dignidad.
Para aquellos que aún creemos en nuevas utopías de un nuevo País, sus palabras me recuerdan y creo que para muchos teóricos de la política y de la sociología, el materialismo histórico es vigente.
Desde la apertura democrática en Bolivia, hemos pasado por una tesis de democracia con características típicas del siglo pasado, con la llegada de Morales soportamos una antítesis anclados y con patologías de ese síndrome al que se refiere y que logramos curarnos y que ahora debemos caminar para construir esa síntesis que tanto soñamos todos los bolivianos comprometidos con nuestros ideales y esperanzados de contar con un nuevo liderazgo.
Un liderazgo, con visión de País, idoneo, honesto, con principios sólidos, que demuestre el respeto por los demás y que logre en Bolivia las verdaderas transformaciones sociales y de producción que beneficie a todos los bolivianos .
Si, es posible, de contar con ese liderazgo, tuve esa percepción en febrero 2004, al dialogar con un boliviano (Api de por medio) que inspiraba esa posibilidad, esa misma percepción la tuve antes de las últimas elecciones y hoy después de los últimos acontecimientos nuevamente lo ratifico. Sí, es posible, con el aditamento que los jóvenes, hombres y mujeres, familias integras dentro y fuera del País, demostramos que unidos podemos contar y respaldar ese liderazgo que necesita Bolivia.
Si bien hay muchos desafios, no hay nada que inventar, la industria sin chimenea pequeña pero efectiva nos muestra que no hay brechas étnicas, ya que su mayor oferta es nuestra multiculturalidad, nuestras tradiciones, nuestros pueblos, nuestra gente del campo y de las ciudades, esa brecha aparente, solo existió en el discurso para mantener al anterior gobierno al que los bolivianos del campo y de las ciudades le dijimos no en 2016 y rechazamos este 2019.
Creo se trata solo de voluntad, decisión, y lo que Usted menciona, mucha comprensión de la realidad y de lo que circunda al concepto de la plurinacionalidad, porque somos una sociedad tan heterogénea, que es imperativo la constitución de un Gobierno que sea de todos y para todos, que todos tengamos nuestro lugar como verdaderos ciudadanos que merece Bolivia.
La sustitucion de un gobierno por otro gracias a la intervencion de los militares es claramente un golpe de estado. La actitud democratica correcta habria sido oponerse a cualquier pronunciamiento militar acerca de la vida politica del pais. Ahora todos te ven como un golpista, excepto tus amigos y partidarios. Habra mucho tiempo para que trates de justificarte ante los votantes bolivianos en las futuras elecciones. Por ejemplo, tengo mucha curiosidad por ver como explicas tu exigencia de que respondan ante la ley las ex autoridades del gobierno derrocado, pero no te has pronunciado en contra del decreto que otorgo impunidad a los militares que mataron a 18 personas en dos represiones del ejercito en Bolivia, en Sacaba y en Senkata. Me habia planteado votar por ti, pero no lo hice. Vote en blanco. Ahora confirmo que acerte al no darte mi voto.
Saludos.
EL voto es libre. Por supuesto que me pronuncié en contra del DS y específicamente en lo referido al inicio del artículo 2 que es el que exime de responsabilidades a las FFA y lo hice no sólo en Bolivioa sino en el extranjero a través de medios internacionales. Jay que poner atención y estar al tanto, antes de hacer afirmaciones tan categóricas.
Curioso «golpe de Estado» que genera 48 horas de acefalía, y un corolario de una Presidenta que surge de la línea natural de sucesión en la línea constitucional…
Tras catorce largos años, podemos pensar por fin sin la pesada ancla de una visión excluyente y asfixiante. Es verdad pero la gente humilde es decir la vendedora de dulces de la calle y otras dicen que por navidad estamos tranquilos,pero con el nuevo presidente elegido sufriremos economicamente por culpa de el,Por que no quieren admitir que el origen es la deuda que el evaristo nos dejo,solo quieren echar la culpa al nuevo presidente elegido sin admitir razonamientos.Estan mentalizados a creer que sera culpa del nuevo mandatario y no la herencia maldita de la deuda que nos dejo el evaristo mitomano. ,lastimosamente.