Uno de los mayores desafíos de un proceso político aupado por el voto popular sobre un concepto trascendente: “Cambio”, es el de, en efecto, transformar estructuralmente la sociedad que escogió nuevos gobernantes con el mandato de llevar adelante transformaciones que terminen definitivamente con las rémoras del pasado, que impiden cualquier modificación del statu quo existente.
Eso es exactamente lo que ocurrió en diciembre de 2005. El 54% de los bolivianos le dio su voto a Evo Morales para que cambiara el país. Los ciudadanos ratificaron esa responsabilidad en 2009 con el 64% de los votos y en 2014 con el 61%. Han pasado más de nueve años desde su primera elección y una de las mayores debilidades del partido de gobierno, que no puede hoy seguir achacando al pasado los problemas que no sólo no ha resuelto sino que ha agravado en este tiempo, tiene que ver con algunas instituciones fundamentales del país.
La vieja premisa de que no hay democracia verdadera sin justicia, una realidad que debilitó hasta su implosión la propuesta democrática de 1982, era el mayor desafío institucional del nuevo gobierno. El MAS partió de la idea, en una lógica maximalista de la democracia participativa, de que la solución estaba en barrer el viejo edificio a través de una elección por voto popular de toda la cúpula judicial, pero contaminó ese mecanismo –ya de si debatible- con una “pre selección” que tiñó de color partidario a la gran mayoría de los candidatos, con el agravante de que la primacía de las simpatías políticas fue en desmedro de la calidad profesional. El resultado fue devastador. Los votantes le dieron una respuesta contundente al poder: 60% de votos nulos y blancos. En vez de anular la elección las autoridades se empeñaron en legitimar lo espurio y posesionaron a los “elegidos”. El resultado a casi cuatro años de distancia es catastrófico, el Órgano Judicial está peor -si cabe- que lo mal que ya estaba desde sus raíces antes de la llegada de Morales a la presidencia. A la parcialidad y a la corrupción, se sumó la falta de idoneidad.
El caso de la policía, otra institución basal de nuestra vida en sociedad, es parecido. Venía ya muy mal del pasado inmediato. Mala formación, bajos salarios, politización extrema de la jerarquía, vínculos con el narcotráfico y una corrupción institucionalizada, llevaron a la Policía a los tumbos en los que se mezcló la absoluta inestabilidad administrativa (el Presidente ha tenido que cambiar a más de un comandante por año de gobierno) con su evidente ingobernabilidad. La desconfianza del jefe del Estado en la Policía es tal que retiró a esta de su custodia personal. Si el Presidente no confía su seguridad a los policías ¿Por qué debería confiar en ellos la población? El escándalo Belaúnde es un indicador de que las cosas no van bien. Lo que preocupa es que el paso de los años no modifica situaciones como estas, o los amotinamientos periódicos, o la sensación cada vez mayor de inermidad de la población ante la creciente inseguridad ciudadana y el aumento vertiginoso de la criminalidad.
El caso del Tribunal Supremo Electoral es diferente. La antigua Corte Electoral había sido uno de los éxitos de la democracia del 82. Desde 1992 hasta 2005 la Corte gozó de un merecido respeto de los bolivianos y demostró en la primera elección del Presidente Morales su absoluta transparencia, independencia y credibilidad. A despecho de ello, el Ejecutivo fue tomando control de la institución en una nueva combinación de funcionarios (salvo honrosas excepciones) con militancia, simpatías o dependencia de la influencia del gobierno, hasta desnaturalizar completamente su tarea. Irónicamente, cuando la CPE considera al Tribunal Electoral como un Órgano del Estado con igual jerarquía que los otros tres, sus autoridades nos recuerdan mucho más a la llamada “banda de los cuatro” que a cortes presididas por notables como Huáscar Cajías o Salvador Romero B. Después de los desaguisados de la última elección subnacional con situaciones tan increíbles como lo ocurrido en el Departamento del Beni o con interpretaciones como las de Chuquisaca, se pone en evidencia lo que todos sabíamos, que sus componentes no hacen honor a su responsabilidad. El gobierno pide hoy la renuncia de sus integrantes, sí, una vez que los resultados de las elecciones se han consolidado completamente.
Vivimos una aguda crisis que no puede resolverse con parches. Es tiempo de abrir vasos comunicantes entre gobierno y oposición, es tiempo de convocar a los mejores para discutir las respuestas que requieren estos problemas. Dos de ellos muy graves y de difícil resolución, la Justicia y la Policía. No caben respuestas de circunstancia y cálculos de corto plazo para “pasar el bache”. Contamos con personalidades especializadas que pueden contribuir a encontrar caminos que nos saquen de este agujero negro en temas que son medulares para Bolivia ¿Porqué no ensayar con espíritu democrático un trabajo compartido por todos?
Distinguido señor Mesa Gisbert;
con las descripciones que Ud, ha hecho de la situación actual de Bolivia ¿qué sentido tiene una salida soberana al mar adosada a la frontera de Chile con Per´lo que significa alargar mucho la frontera entre dos países que sufren de males parecidos aunque quizás un poco menores en el Perú, sin mencionar el flagelo del narco-tráfico? El mar no va a solucionar ninguno de lo problemas que Ud menciona, el mar en los casos que Ud menciona es un espejismo- puede ser (y no hay intención de ofensa) un engaña -muchachos.
Muy atentamente,
Miguel, son asuntos muy diferentes. Entiendo que haya una gran interrogante ¿es Bolivia capaz de administrar una salida al mar si ni siquiera parece ser capaz de vivir en su estado actual?
Volvemos al tema de la falta de justicia. Es injusto que un país que fue fundado con cierto territorio viva impedido de gozarlo por medios violentos. Solucionar el enclaustramiento de Bolivia no es la respuesta a todos sus problemas -porque los problemas humanos aquí o en el Perú son mucho más profundos- pero es respuesta a uno grande y que no es sólo nuestro.
Reblogueó esto en y comentado:
Fuente: Blog Carlos D. Mesa Gisbert.
PROBLEMAS MEDULARES
Dos de los tres problemas medulares sin duda son mas complicados de resolver (justicia, policía) que el problema del TSE. A esto habría que añadirle el tema del uso de los recursos, no llamarle despilfarro pero si inadecuado uso del mismo y poco productivo.
Cuando se le pregunta al gobierno como va las empresas estatales, responde que muy bien y empiezan a citar a YPFB («billetera del país»), pero no dicen nada de CARTONBOL, PAPELBOL y otros «BOL» que no se sabe como andan, y si el gobierno no los menciona, no debe ser por que anden muy bien.
Bolivia recibió cantidades de dinero que nunca en la historia las había recibido, producto principalmente de la explotación de hidrocarburos. Vaya contradicción, los defensores de la «madre tierra» viviendo de los hidrocarburos. La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida.
Dicen que el socialismo es bueno por que es humanitario, no como el neoliberalismo que solo le importaba los números, la economía sobre los seres humanos. Si un ser humano prístino leyera esto, diría, me adscribo al socialismo, suena bien, suena coherente, lo mas importante deben ser los seres humanos. Sin embargo esta teoría no pasa de ser un sofisma -siendo justos no en su totalidad pero si en ejemplos muy evidentes-. Ejemplo, el Vicepresidente García Linera -considerado el verdadero ideólogo del partido de gobierno- despide obreros de ENATEX bajo el argumento de «El Estado no va a mantener una empresa en quiebra…». Acaso no fue este argumento el mismo que utilizaron los llamados neoliberales para despedir gente de diferentes empresas del país.
LA ECONOMÍA SOBRE LA IDEOLOGÍA
El gobierno va entendiendo la frase de su archienemigo GSL «otra cosa es con guitarra». En la vida como en todo siempre es posible reencaminar un camino, esperemos que el gobierno boliviano lo haga. Obviamente no todo esta mal, hay cosas para destacar.
Saludos
Con problemas tan serios no entiendo como la «salida soberana al mar» puerto desconocido, o con la ilusión de recuperar parte de Arica, pueden ayudar a resolver estos problemas, Piensen losamigos bolivianos en qque antes de la Guerra de 1879, su puerto era Cobija , poco usada, ;no había telégrafo en que conectara el Litoral con el Altipano,, ni Marina de Guerra para defender aquél,
Ahora, con la innovaciones tecnológicas dee estsosúltimos cin ños, tiene Uds dos ferrocarriles a puertos de la Costa y porsobre todo, tienen comunicación por aviones que llevan harta carga y hay internet.¿No es anacrónico lo de la salida al mar?
Además de las carreteras,,,Las salidas portuarias d Ilo y sobre todo, de Matarani, poco usadas, Sólo ls interesa salir por Chile, Si salieran por el Perú, Chile lo pensaría dos veces!!
Llevo mas de 30 anhos fuera de Bolivia, pero siempre visitando el pais y siguiendo los temas criticos que permiten o evitan el desarrollo del pais. Con la ventaja de la imparcialidad que da la distancia, y la experiencia que da el tiempo y el trabajo en varios paises de los cinco continentes, me atrevo a decir que la crisis institucional es y ha sido permanente. Por ejemplo, cuando funciono bien el sistema judicial en el pais– que es uno de los pilares de una sociedad democratica?. Creci escuchando que «la justicia es para los ricos». Las instituciones estan conformadas por personas y son las personas las que toman buenas o malas decisiones. A mi modo de ver, desde lejos, la corrupcion es parte de la cultura boliviana. Que lance la primera piedra la persona que ha sido parada por un policia de transito y no ha tratado de «arreglar» de alguna manera para no recibir una multa, o aquel/aquella que requiere que abogados y funcionarios publicos «arreglen» ciertos documentos de la manera deseada.
Podemos criticar a esta administracion, a las anteriores y a las futuras, pero es necesario que los bolivianos miremos hacia adentro y decidamos cambiar actitudes, y formas de pensar y actuar, ademas de promover en las escuelas la aplicacion de la democracia, en todos sus aspectos para que dentro de 20 anhos no sigamos hablando y criticando lo mismo.
EDUCACIÓN
Correcto la educación es el quid del problema y también la solución.
Saludos