Publicada el 26 y 27 de mayo de 2013 en El País de Madrid, Página Siete, Los Tiempos, Correo del Sur y El Potosí
La muerte del Presidente Chávez no es suficiente para medir el tamaño de la transformación geopolítica que vive hoy América Latina. El excanciller Gustavo Fernández sostiene que un rasgo que marca las interrogantes de este cambio tiene que ver con el rol de Brasil.
Observa que la primera potencia latinoamericana no acaba de acomodarse a su papel de liderazgo. Su peso político no es todavía, concluye, equivalente a su peso económico. El impulso de Lula y el tándem Lula-Chávez posicionó claramente a Brasilia en el centro de las decisiones continentales. El resultado fue la consolidación de UNASUR y la creación de la CELAC. Se anunciaba un horizonte hemisférico capaz de desafiar a Washington. Ambos pasos produjeron sin embargo una ambivalencia complicada. Por un lado, la sudamericanización. UNASUR era inequívocamente un mensaje con dos destinatarios: Estados Unidos, sin lugar a dudas, pero de refilón lo era también México. Por el otro, CELAC con un objetivo más ambicioso, jugar un rol plenamente latinoamericano sin Canadá y Estados Unidos. La dificultad está en manejar con éxito ambos escenarios simultáneamente.
La política exterior del PAN (especialmente en el gobierno del Presidente Fox) había intentado un realineamiento que en su momento fue a contracorriente de la explosión chavista de principios de siglo. La consecuencia fue una pérdida de eje que Calderón intentó revertir, pero estaba ahogado por el peso de la guerra interna contra el narco. Peña Nieto, en cambio, vuelve por los fueros de la tradición priísta y apuesta claramente por un eje político -además del económico- con los países del Arco del Pacífico. La lectura no es difícil. Brasil no es jugador único al sur del Río Grande.
Pregunta ¿Tiene la Presidenta Rousseff menos vocación latinoamericanista que su antecesor? No necesariamente, lo que ocurre es que Dilma no quiere ningún matrimonio explícito con una tendencia política determinada. Cree, a la vez, que hay que contar con Estados Unidos en un ajedrez que no puede permitirse la ilusión de prescindir completamente de la primera potencia mundial. Nada tiene esto que ver con el viejo e indigesto rol estadounidense del siglo pasado. Esos tiempos no volverán, pero la idea de que los latinoamericanos podemos vivir sin o de espaldas a Estados Unidos, no es coherente por varias razones, de entre las más importantes, nuestra vinculación geográfica. Si Brasil y México asumen como parte de esta nueva relación la recomposición de un vínculo de dimensiones distintas y de proyecciones menos desequilibradas con Washington, el nuevo orden latinoamericano puede perfilarse sobre un triángulo de conveniencia mutua, de la que quede desterrada la palabra ingerencia. Latinoamérica dueña de su propio destino pero con mecanismos de articulación hemisférica que, revitalizados, deben seguir jugando un papel destacado en este complejo entramado.
Brasil apuesta a la atracción de gravedad de su inmenso peso específico. El dulce se llama Mercosur. Un caramelo cada día más ácido si nos atenemos a las opiniones de sus socios más pequeños, Uruguay y Paraguay. Venezuela y Ecuador son la prueba de este poderoso polo de atracción. En ese nuevo contexto, Argentina vive el debilitamiento del kirschnerismo, con una Presidenta afrontando dificultades. Para Buenos Aires, la aparición de Venezuela en el club promete una relación más equilibrada con Brasil. Por ahora sólo una promesa.
México cree que la opción es la sociedad de las naciones del Pacífico con una relevancia que hace apenas un par de años no se podía adivinar. México es de hecho la segunda economía de la zona, Colombia está a punto de desplazar a la Argentina del tercer lugar, Perú y Chile sumados tienen un PIB de casi quinientos mil millones de dólares. Todos juntos hacen un cuerpo más que respetable. Para que esto fuera posible era imprescindible ajustar una pieza: Ollanta Humala. El esperado nuevo socio del ALBA se decantó por seguir los pasos de sus dos antecesores. Establecido el grupo, los presidentes del Pacífico afirman que el futuro se traza sobre una economía liberal teñida de justicia social.
El primer difunto de esta nueva estructura de bloques es la Comunidad Andina. Lo que de ella queda es casi literalmente un saldo minúsculo.
¿Y Bolivia? La respuesta no es fácil. El gobierno del Presidente Morales tiene que reflexionar en profundidad. La primera tentación parece ser el Mercosur. Sí, lo es. Pero en el caso boliviano una cosa no debe excluir a la otra. Bolivia tiene que apostar a ser parte del Arco de países del Pacífico, por razones de vocación natural, de ubicación geográfica, de pasado y de horizontes, entre los que está muy especialmente la reivindicación marítima. No hacerlo sería una grave error. En el nuevo mapa latinoamericano el futuro parece estar más teñido de Pacífico que de Atlántico.
¿No cree ud, que es imposible entrar al eje del Pacífico en estos momentos? no sé si concuerde con lo que ud. dice «el socialismo del siglo XXI» está desapareciendo, quizás la muerte de Chávez, haga creer eso,pero yo le pregunto…¿Y Correa?, no cree ud. que él pueda ser la nueva cara del «el socialismo del siglo XXI», quizás él no sea tan carismático, pero está mucho más instruido que el señor Chávez, no solo la comunidad andina, sino el ALBA verá un nuevo cambio al mando del señor Correa, seamos sinceros, de los mandatarios afiliados o más zurdos, Correa es el más preparado, no solo por ser un economista que muchos consideran de primera, sino también por que es a nivel internacional, más reconocido y más respetado que el propio señor Chávez. Está bien, yo también considero que es prácticamente imposible para países como los nuestros dejar de lado un comercio con Estados Unidos, pero tampoco nos olvidemos de que hoy por hoy Brasil es uno de los pocos -por no decir el único- país que, si se le cerraran todas las puertas comerciales, podría ser auto suficiente por 10 años, no creo muy conveniente dejar de lado la opción de un tratado con Brasil, además, le digo, le pregunto si ¿No cree ud, que es imposible entrar al eje del Pacífico en estos momentos? debido a que bien lo ha explicado, el eje del Pacífico, estaría adoptando una economía liberal, Bolivia, para afiliarse, o para intentar afiliarse a este eje, tendría que cambiar los «cimientos» ideológicos que sostiene su gobierno,es decir, tendría que ser otro gobierno -que entusiasmo me causaría verlo a usted al mando de ese gobierno- pero mientras eso no pase, no pienso, no considero posible nuestra unión al nuevo futuro latinoamericano.
Sería imposible que Bolivia entre al eje pacífico, si Morales consigue su misión de devolvernos a la época del incario, jeje.
Vivimos tiempos de cambios importantes, alentados por varios factores que no cabe enumerarlos aca. Que Bolivia debe pensar y repensar su decisión de formar parte del Arco de países del Pacífico, sí que debe hacerlo y en forma urgente. Hay el tema ideológico de por medio, pero creo que en estos tiempos de cambio las decisiones deben ser más pragmáticas, obviamente, sin que primen temas de ingerencia de por medio. Este gobierno a veces parece actuar en forma pragmática frente a ciertos problemas. Lo de una «economía liberal teñida de justicia social» puede ser parte de una interesante respuesta a la inquietud ideológica. Otro factor de análisis debería estar orientado a ver la utilidad del tema, es decir, ¿le conviene a Bolivia en lo político y lo económico llegar a formar parte de ese nuevo orden latinoamericano? ¿En qué condiciones entraría Bolivia y con qué objetivos puntuales? Si Bolivia toma la decisión de formar parte de este nuevo entramado deberá reforzar su capacidad de negociación alimentada con propuestas contundentes e inteligentes. Pero, creo que a este Gobierno no le conviene, por la presencia de Estados Unidos, nación a la que ataca cada vez que puede. Lo contrario representaría una merma en el electorado que sigue viendo al país del norte como imperialista, colonialista, etc. Otra pregunta ¿Que pierde Bolivia al quedar marginada de esta nueva corriente integracionista?
Me olvidé comentar que la Alianza del Pacífico (México, Perú, Chile y Colombia) representa 200 millones de habitantes y el 55% de las exportaciones latinoamericanas. Como se puede ver, esta alianza no tiene nada de romántica, sino una actitud pragmática y realista ante el mundo, como reza parte de su declaración.
La razón por la que Bolivia no está en condiciones de ser parte de esta importante Alianza es que el requisito esencial es «la vigencia del Estado de Derecho, de la democracia y del orden constitucional», requisitos que fueron aprobados. Aquí cabe preguntar si Bolivia, con el actual gobierno, cumple esos requisitos.
Libre mercado.
Estimad@s:
Bolivia y cualquier país debe tener alianzas hacia los cuatro puntos cardinales, y no se debe tomar como referencias aspectos culturales, históricos u otros, por que fijarse en estos aspectos obnubila una visión clara de que es lo que conviene a Bolivia.
En relación a lo que menciona al Sr Mesa a lo que menciona …estos tiempos no volverán…, se olvida muy fácilmente que el Sr. Kerry Secretario de estado norteamericano el 18/04/13 dijo “que Latinoamérica es el patio trasero de Estados Unidos”.
Algunos se preguntan que hubiera hecho el Sr. Mesa si fuese presidente con el Sr. Snowden, seguramente timoratamente hubiera elegido deportarlo si es que estuviera en sus manos, hago alusión a esto por que el Sr. Mesa dice lo siguiente: “…la idea de que los latinoamericanos podemos vivir sin o de espaldas a Estados Unidos, no es coherente…”, habría que preguntarse que es coherente para el Sr. Mesa.
Latinoamérica, va entendiendo que la soberanía es el camino a la LIBERTAD, en todos los sentidos: soberanía alimentaria, soberanía tecnológica, soberanía política….etc. si continuamos con las taras de que sin Estados Unidos no podemos vivir, esta idea es un error generacional que nos llevo donde nos llevo.
El jueves 27/06/13 el gobierno ecuatoriano renuncio unilateralmente al ATPDA, en respuesta a las amenazas norteamericanas sobre el caso Snowden. Estas son señales claras de soberanía, pero de la verdadera no de la que esta sujeta a acuerdos comerciales u otros acuerdos oscuros.
Estos ejemplos son los que deben quedar en el psiquis colectivo de los latinoamericanos.
Saludos