Pensiones. La Rueda de la Fortuna

laruedadefortuna

Publicada el 19 de mayo de 2013 en Página Siete, Los tiempos, Correo del Sur y El Potosí

La batalla por las pensiones es, como siempre, la guerra de la irracionalidad. Sus características, incluido el tono y la base de los argumentos (cuando los hay), son idénticas, subrayo la palabra: idénticas a aquellas guerras “hasta las últimas consecuencias” que la COB y los hoy llamados “movimientos sociales” esgrimían cuando se produjo la reforma de pensiones y se pasó del sistema de reparto al sistema individual, en el primer gobierno del presidente Sánchez de Lozada.

Ahora, muchos dirigentes sindicales que antes execraban el sistema individual lo elogian aunque sólo sea parcialmente. Por su parte el gobierno apela al buen sentido, a la racionalidad, a la lógica de que el Tesoro no puede cargar un peso desmesurado y falto de cualquier relación de número y de ingresos entre cotizantes y pensionistas, para intentar explicar cuáles son sus límites y explicar qué es lo que puede y qué es lo que no puede hacer. La oferta del Poder Ejecutivo, en suma, tiene el límite que le impone la macroeconomía, aún en este tiempo de vacas gordas. Los ministros del Presidente Morales debieran escucharse y comparar sus declaraciones con las de los ministros “neoliberales” de la década de los años noventa. No sé si se sonrojarían, pero sin duda pagan una factura, la de la rueda de la fortuna de los medievales, la rueda que hace que un día estés abajo y al siguiente arriba, y así hasta el infinito.

El gobierno tiene razón, pero la tiene con los mismos argumentos de aquellos que en el pasado descalificaba despiadadamente por su insensibilidad social, sobre la base de la idea lapidaria de que las personas no pueden ser transformadas en cifras, sino consideradas como lo que son: seres humanos.

Las autoridades estatales han escogido un camino mixto, alegan que el sistema debe culminar en la modalidad de reparto, que hay un fondo solidario que favorece a los que menos aportan o simplemente no lo hacen, que la Ley 065 modificada garantizará una jubilación con hasta el 70% del salario ganado y, apelando a los mejores argumentos “neoliberales”, insisten en que el Tesoro está haciendo un gran sacrificio, que el pedido de los trabajadores pone en riesgo la sostenibilidad del sistema de pensiones, no ya en el mediano sino en el corto plazo y que, por supuesto, el pedido de los mineros, maestros y trabajadores en salud es inalcanzable.

Pero ¿Por qué policías y militares sí y el resto no? Mirada esquiva y silencio como respuesta.

Los trabajadores por su parte pusieron sobre la mesa su argumento más sólido, la violencia expresada en bloqueos, marchas, cercos, huelgas y ultimátums. No les interesó demasiado escuchar razones, ni discutir en un clima de respeto, ni menos considerar el daño que le hacen a la economía del país y a los derechos de los ciudadanos. ¿Por qué lo harían? ¿Es que el país ha aprendido una forma de relacionamiento Estado-sociedad que sea distinta? ¿No es lo que hacen todos quienes están enfrentados al gobierno, sea este indigenista, estatista, liberal, moderado, centrista, socialdemócrata o marxista?

Dos ejemplos. En 1971 los trabajadores acorralaron al Presidente Torres quien se reivindicaba defensor de los más humildes. El resultado fue la dictadura del Cnel. Banzer.  En 1983-84 los trabajadores asfixiaron al Presidente Siles Zuazo que se adscribía a la izquierda, hasta forzarlo a acortar su mandato. El resultado fue el decreto 21060. En ambos casos los sectores populares sufrieron la represión y la violencia de la dictadura, o el costo social de un ajuste económico imprescindible.

Todo acaba convirtiéndose en un entramado perverso. Las reivindicaciones justas en su origen terminan enredadas en la desmesura y el abuso. Las respuestas gubernamentales acaban por apelar al resobado argumento de los “intentos golpistas”, pero en este caso concreto la ironía está a la vista. El Presidente y su partido sembraron vientos durante veinte largos años, como lógica consecuencia cosechan tempestades, aunque en realidad vientos y tempestades son parte de una rutina que erosiona las bases mismas del país.

Para redondear el cuadro, como siempre, la oposición -ayer el MAS, hoy el conjunto de pequeñas organizaciones partidarias y agrupaciones ciudadanas- se ponen, sea cual sea el tema, del lado de los bloqueadores…Nada nuevo bajo el sol.

Estas acciones, está claro, nada tienen que ver con intentos de golpe de Estado, son el tic nacional convertido en una forma automática de acción colectiva. El problema se resolverá como se han resuelto centenares de miles en el pasado, pero no será gratis. Es un agujero más en el andamiaje de un Estado débil e inerme, disfrazado de fuerte por el autoritarismo y el carisma de quien lo encabeza. Hoy al Presidente le toca una posición de la rueda de la fortuna, la opuesta a la de ayer y, por supuesto, a la de mañana.

6 comentarios en “Pensiones. La Rueda de la Fortuna

  1. Yo desearía opinar que este gobierno afirma que todas las protestas y movimientos reinvindicacionista tienen un tinte político. Claro que lo tienen, siempre lo han tenido, todos los gobiernos lo han sufrido en carne propia. No recuerdo que desde la reinstauración de la democracia en 1982, algún presidente haya gobernado sin tener en su contra marchas, huelgas, protestas, etc. Absolutamente todos los gobiernos afirmaban, entonces, que tales desmanes tenían un tinte político. Ese es el precio de estar arriba, en el poder. En un país tan pobre como el nuestro, siempre habrá descontento social, siempre habrán organizaciones, movimientos, interesados en sentarse en la silla presidencial y, claro, siempre habrán organizaciones que recojan esa insatisfacción para convertirla en bandera política.
    Que este gobierno deje de quejarse de los métodos de protesta que él mismo se ocupó de promover y fortalecer cuando estaba en la oposición. Absolutamente todas sus medidas sociales que hoy asume, también tienen un tinte político y le cobrarán factura en el corto y mediano plazo.
    A veces parecería que este gobierno estuviera armando en forma sistemática una bomba de tiempo planeada para explotar, precisamente, cuando deje de ser gobierno, con el fin de que la nueva administración pague los platos rotos y la figura de Evo Morales se convierta en un recuerdo nostálgico para una gran mayoría de los bolivianos, semejante al que muchos bolivianos tenían del Gral. Hugo Banzer Suárez, a quien le tocó también gobernar en un contexto de auge económico.

    • Una cosa es la «queja del gobierno» y otra la del ciudadano de a pie. Tu te «quejas»? o es que aceptas con complacencia el que te bloqueen el paso? o es que la queja del gobierno, sea coherente o no, justifica el que me bloqueen? o sea Yo ciudadano de a pie debo «entrar en razon» y decir- este gobierno enseño los bloqueos, asi yo no debo quejarme. ¿En realidad importa la queja del ciudadano de a pie que dia a dia es tomado rehen por diferentes facciones?

      • ¿No te diste cuesto que estoy reflexionando en torno a un fenómeno social y no me estoy conformando con lo que pasa?. Creo que soy lo bastante coherente con lo que digo, y lo que digo es que este gobierno se hace la víctima, cuando en el pasado bloqueaba y el mismo Evo Morales justifica ahora los bloqueos que hacía en el pasado. Es decir ¿los bloqueos de Evo Morales cocalero valían más que los actuales bloqueos? bloqueo es bloqueo amigo. Lo que digo es que este gobierno no debería quejarse por los bloqueos. ¿Es un error bloquear al gobierno de Evo Morales? ¿Los bloqueos de la derecha no son válidos y sí los de la izquierda? ¿Qué izquierda? ¿Este gobierno es de izquierda? Yo creo que es tan neoliberal como los del pasado. ¿No dijo Evo que la derecha había muerto? Como dice Untoja, ¿La derecha está manejando a los de la COB a los campesinos y estaba bloqueando el país? Por favor. Hubo una «rebelión en la granja» y los animales que tomaron el poder se parecen cada vez más a los patrones que expulsaron.

  2. Los plurinacionales tan solo «patearon la pelota hacia adelante», un año más. No resolvieron nada. Al año, que es electoral, se sobredimensionarán los mismos irresueltos conflictos.

    El (tan solo) postergado conflicto social, desenmascaró el FRACASO, el DAÑO ECONÓMICO AL ESTADO, una vez más, de una pseudo nacionalzada, como es Huanuni. Asimismo se develó, una vez más, la incapacidad financiera del Gobierno para subvenir justos incrementos salariales. Entonces. ¡qué mayor derrota para el Gobierno!

  3. Podemos argumentar que Bolivia no es un «Estado.» Mas precisamente, en el territorio boliviano no existe un gobierno que satisface todos los requisitos de soberania. No hay soberania sobre nuestras fronteras o dentro de ellas. Lo unico que tenemos es reconocimiento formal de nuestro territorio e independencia de otros estados. Esta condicion nos lleva a que en Bolivia no existe un contrato social sobre el cual se tenga un proceso para manejar los asuntos del estado.

    La constitucion actual (cuya aprobacion es nula de pleno derecho) y su aplicacion reflejada en el aparato ejecutivo (en cual cae la responsabilidad de ejecutar leyes) no han dado a lugar a un Estado de Derecho que facilite la solucion a los diferentes reclamos y necesidades de la poblacion. Podemos decir, que esto siempre ha sido la situacion en el pais. Ninguno de los poderes del gobierno (en cualquier epoca) ha podido crear un aparato que haga de las cortes, recursos administrativos, y representantes legislativos, mecanismos efectivos.

    Es por eso que los bloqueos ganan. Un bloqueo da mejores y mas rapidos resultados que proponer una ley en congreso, ampararse bajo esta en aguna corte, o que de alguna manera el ejecutivo la aplique. Si el pueblo tiene algun reclamo justo, la Plaza de San Francisco es el forum deseado, frente a un gobierno debil, inneficiente y corrupto.

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