Publicada en Página Siete y Los Tiempos el 13 de noviembre de 2011
Lo ocurrido en Nicaragua en la reciente elección presidencial es la expresión de la debilidad institucional de algunos países latinoamericanos, pero muy especialmente de nuestros organismos supranacionales, sean estos hemisféricos o regionales.
La razón: La reelección del Presidente Daniel Ortega ha pasado por alto la Constitución nicaragüense. A diferencia de lo que ha ocurrido en otras naciones en las que los presidentes que querían la reelección, han modificado sus constituciones o las han interpretado a partir de –muy discutibles- lecturas de estas, en el país centroamericano Ortega fue mucho más lejos. Alegó que la prohibición expresa de reelección establecida en el texto constitucional “vulneraba sus derechos políticos”. La Corte de Justicia le dio la razón y lo habilitó. Una Constitución es la Ley de Leyes de una nación, a la que están sometidos todos los ciudadanos. Los derechos políticos de cualquiera de ellos están sujetos a las normas constitucionales que son de aplicación universal, y que responden al acuerdo de una sociedad sobre la forma de gobernarse, parte de la cual es la definición del término de un mandato, su periodicidad y la posibilidad o no, de una o más reelecciones.
El Presidente Ortega ha ganado la reelección apoyado en una acción discrecional y arbitraria de un Poder bajo su control que sienta un pésimo precedente en la región.
La pregunta aquí es; si la Carta Democrática y el conjunto de instrumentos suscritos por nuestros países para fortalecer el sistema democrático y su institucionalidad, aceptan excepciones impuestas por el Poder Ejecutivo de un país ¿Cuál es su verdadera razón de ser?
Esta acción concreta de un gobierno que vulneró su Constitución y, con el control sobre otro Poder, en este caso el Judicial, desconoció de manera flagrante una limitación constitucional, se hizo sin que un solo organismo internacional, basado en los compromisos firmados por el país en cuestión, objetara mínimamente tal arbitrariedad.
¿Por qué ocurrió? Porque la legislación interamericana, los principios de defensa de la democracia y las estrictas reglas que permiten a la comunidad internacional decir su palabra y, más que eso, obligar a un Estado a modificar un comportamiento que vulnera sus principios, está supeditada al filtro implacable de los gobiernos, que son quienes detentan la representación nacional en las organizaciones como, por ejemplo, la OEA.
Esta realidad nos lleva a una dramática conclusión, que no hay freno a la práctica de gobiernos de países que ejercen acciones inconstitucionales y en más de un caso dan golpes de Estado, casi siempre contra el Poder Judicial. En situaciones como estas, simplemente les es imposible a los afectados contar con un espacio para denunciar el hecho ante el hemisferio o la región en la palestra correspondiente (OEA, UNASUR, etc.). Si ocurre lo contrario, en cambio (Honduras), el Ejecutivo afectado sí cuenta con respaldo internacional.
Se dirá que un camino posible es la Comisión Interamericana o la Corte Interamericana de DDHH (CIDH). Sí, con un pero. En casos específicos la CIDH ha funcionado, pero cuando el tema afecta a la política “grande” de un país, hay filtros, vetos o dilaciones que hacen inviable, o la emisión de un fallo o la oportunidad de este, limitando casi totalmente la aplicación del instrumento que evite los excesos del gobierno de uno de sus miembros.
Es, en consecuencia, indispensable la creación de un mecanismo que libere a las organizaciones internacionales de la tiranía de los gobiernos. La respuesta para hacer posible esa apertura no es fácil pero debe estudiarse en profundidad y aplicarse, de modo tal que cualquier poder de un Estado, u organizaciones políticas legales de oposición, puedan apelar con plenas posibilidades de ser escuchados y atendidos, sin que un solo embajador de un gobierno determinado haga imposible el ejercicio de ese legítimo derecho.
Hemos llegado a un punto en el que la compleja trama tanto institucional como legal para proteger a la democracia en la región no es eficiente y no cumple una de sus tareas más importantes.
La consecuencia está a la vista, es la deformación de uno de los valores centrales de la democracia; el cumplimiento estricto de la Ley, al que se suma la idea inaceptable de que el freno al poder absoluto, la moderación del poder concentrado en una sola persona, la certeza de que ninguno de los poderes esté en la práctica por encima de los otros, y el respeto a los derechos de todos, no son características indispensables para que un pueblo desarrolle libremente sus potestades colectivas e individuales.
El drama de algunas de nuestras naciones es que una vez cometida la arbitrariedad y vulnerada la ley, la legalidad disfraza la ilegitimidad y el tiempo va disimulando la herida mortal. La repetición de esta práctica acaba por borrar la diferencia entre una cosa y la otra, y consagra lo que debió haberse impedido desde el primer momento. Esto es posible además por el ejercicio ilegítimo del poder ganado legítimamente. El voto que lleva a alguien a la presidencia no es un cheque en blanco para que quien gobierna vulnere la democracia que lo ungió.
Mientras la comunidad latinoamericana no resuelva este grave déficit, la aplicación de la democracia plena en todas nuestras naciones será imposible.
Es insondable la degradación en la que ha entrado el sistema interamericano en los últimos años. La realidad es que a los demócratas la OEA no les interesa, mientras que los gobiernos no democráticos han encontrado en Insulza y sus testaferros el mejor aval para sus prácticas. Sólo así se explica que a la misión de observación electoral de la OEA en Nicaragua no le dejaran observar en el 20% de los recintos ¡en uno de cada cinco! y de todas maneras avalara las elecciones y dijeran que habían sido un avance democrático; o que en Bolivia el informe de la oea no dijera ni una palabra respecto al abrumador apoyo de la ciudadanía al voto nulo. Insulza a prostituido la OEA y a nadie le importa. América Latina vive quizás el peor momento democrático de los últimos 30 años.
La Constitución Política que Daniel Ortega dijo vulnera su derecho a la Reelección, fué redactada por y para las clases dominantes de Nicaragua, conculcando de esa ,manera el derecho a la reelección de Ortega, que fué avalada por el tribunal Supremo de ese país y refrendada por el voto ciudadano que le apoyó con su voto. Se dice que el pueblo es el SOBERANO, que la voz del pueblo es la voz de Dios; pues, es ése pueblo el que legitima su reelección con su voto, ese es el pueblo que mayoritariamente quiere a Daniel Ortega como su presidente. El resto, es puro lamento de niño engreido.
Si los argumentos se apoyan en quien redacta una Constitución, nuestra subjetividda ideológica nos permite cuestionar, según nuestro prisma, cualquier cosa. Si era Así el Presidente Ortega debió proponer un cambio de la Constitución, no su vulneración. Por otro lado, el final de su comentario me exime de mayores consideraciones.
La opinión de Ayala es tremendamente reaccionaria. ¿Como la constitución fue aprobada por un poder coyuntural, otro poder coyuntural distinto puede violarla? Entonces no se para que nos tomamos el trabajo de hacer constituciones ni leyes.
No cabe duda, el asumir posturas políticas inspiradas en la lástima o la interpretación del papel de «víctima del sistema» o de «algunos sectores» de la población se convertido hoy en un recurso político.
Vimos una excelente puesta en escena de este libreto en Venezuela -con Cháves como su protagonista- y no resultaría extraño que Evo Morales apele a similar argumento con el fin de perpetuarse en el poder político de Bolivia.
El rótulo mismo de la carta (“democrática”) interamericana es errático, si se pretenden alcanzar los fines defendidos en ella.
Philip Resnick realiza un estudio sobre unos términos, erróneamente considerados como símiles al de demokrátia, en los siglos IV al VI a.c. A decir del autor: la ISONOMÍA -igualdad de todos ante la ley ateniense-, la ISEGORÍA -derecho de participar en las asambleas de la polis-, y la ISOMOIRÍA -referente a la distribución igualitaria de la tierra-, fueron términos empleados con preferencia y distinción al de democracia para significar determinados valores. Situación que por lo advertido en Aristóteles, y en otros autores, no es casual. Acepciones, las estudiadas por Resnick, que fehacientemente contienen más bien rasgos liberales y de justicia, o que pueden ser entendidos como derechos civiles y políticos constitucionales. La disociación entre lo que es democracia y lo que no, es fundamental para entender mejor lo que uno busca defender.
¿Por qué el mundo (al menos teórico) no pretende entender y, por ende, referirse a la democracia en sensato sensu? Tal vez con ese puntapié de asinceramiento teórico el funcionamiento estatal del Estado de Derecho y los valores republicanos -diferenciables más no incompatibles con lo democrático- puedan hallar un sostén más estable en el tiempo. Ya que el silvestre hecho de referirse a la democracia como a una tinaja que contenga al “cumplimiento estricto de la Ley”, o a “la moderación del poder concentrado”, conducirá a que la misma democracia se desnaturalice, y se despoje de necesarios rasgos liberales -p.ej.- para, volviéndose un “fin en sí misma”, absolutizarse. A la democracia se la debe disociar de lo republicano y del Estado de Derecho, para situarla donde le corresponde, como simple método político, peligroso si no les aplicada la mesura del Estado de Derecho y la limitación de los valores republicanos.
Los pueblos tienen los gobiernos que se merecen. Si los nicaraguenses, cubanos, venezolanos ( y bolivianos) estan dispuestos a aguantar la idiotez de sus gobernantes entonces ahi van ellos. Decir que la OEA, la ONU, Unasur, tienen la obligacion de actuar no solo es ridiculo, pero ignora la realidad. Estos organismos no tienen la autoridad sobre la soberania de cada pais, a lo mucho son organismos deliberantes que emitiran alguna declaracion que en el mejor de los casos amenazaran con la emision de una declaracion con un lenguaje mas duro. Este tema llega a su nivel mas absurdo en el tema maritimo.
Ya es demasiado tarde para querer que se respete las reglas del juego. Esto requiere un cambio total en la mentalidad de la gente y esto tomara por lo menos una generacion o alguna crisis, y la verdad creo que en ciertos paises, esto es simplemente imposible.
Un buen politico (a diferencia de un «academico») reconoce la realidad y la maneja, el resto (como dice al anterior comentarista) es puro lamento de niño engreido. Incluso en deportes como el futbol, un buen jugador sabe que reglas se respetan, que reglas se doblan, y que reglas se ignoran y sabe acomodarse al tipo de arbitro y arbitraje que le toca. Solo un pesimo jugador deja de correr y espera que el arbitro marque la falta.
Si fuera así ¿Cómo se explica la intervención directa de OEA y UNASUR en Honduras?
En éste caso se está hablando DE UN GOLPE DE ESTADO en contra de un gobierno legalmente constituido y presidido por Zelaya; la OEA y UNASUR, en éstas situaciones. tienen como mandato, el velar por el respeto y vigencia de la democracia en américa latina. Lo de Honduras fué un Golpe de Estado, con muertos incluidos; nada comparado con la reelección de Daniel Ortega a quién le dió la razón la propia Corte de Justicia de Nicaragua, magistrados que se rigen por razones de carácter OBJETIVO y nó SUBJETIVO con relación a Daniel Ortega.
Ese es el problema, asumir sólo como golpe de estado una acción contra el Poder Ejecutivo y no una contra el Poder Judicial. Es el caso de Ecuador, Venezuela y Bolivia. Lo de Nicaragua lo fue en su momento, hoy esa Corte subordinada al Ejecutivo falla lo que el presidente quiere que falle. El problema no se dio cuando se dictó el fallo, sino cuando Ortega tomó el Poder Judicial
Es incomprensible cómo el señor Ayala puede afirmar que la Corte De Justicia de Nicaragua se rige por criterios OBJETIVOS cuando todos los magistrados que votaron a favor de desconocer el articulo sobre reelección de la constitución fueron elegidos por Ortega y que, al ver que no tenían el número suficiente, apelaron a los suplentes también sandinistas. Lo del Sr. Ortega no es ingenuidad, es algo mucho peor, es la decisión desvergonzada de falsear la verdad para apoyar a un presidente de Nicaragua que no sólo ha sido reelegido ilegalmente, sino sobre el que pende, además, una denuncia por PEDERASTIA puesta ante los tribunales su propia hija, a la que violó sistemáticamente desde niña.
Entonces deberíamos suponer que todos los votantes de la sociedad nicaragüence que tuvo don Daniel Ortega «apoyan» o están de acuerdo con esa «supuesta ilegalidad», de su reelección?. Señores, la voz del pueblo es la voz de Dios, y si ese pueblo decidió con su voto que Ortega sea su presidente; NO DEBE SER CUESTIONADA SU REELECCIÓN, porque así lo decidió el pueblo de Nicaragüa. El resto,como ya lo dije; es lamento de niño engreido.
¿El pueblo votó mayoritariamente por Ortega? la OEA de Insulza ha aceptado que no le permitieron observar un 20% de las mesas y la misión de la EU ha dicho que hubo fraude. El día que Ortega llegue al poder mediante unas elecciones limpias y transparentes, cosa que hasta ahora nunca hizo, entonces el sr Ayala podrá decir que Ortega es legítimo. Por ética, Ortega debería aclarar primero en los tribunales las acusaciones de pederastia de las que le acusó su propia hija (el crimen más horrendo que un ser humano pueda cometer, violar a tu propia hija durante años, destrozándole la vida y la dignidad) y, una vez declarado inocente, si eso sucede, hacer elecciones libres y ver qué sucede. Sólo despues de eso, sr. Ayala, podrá usted darnos lecciones de democracia.
Pienso que de ninguna manera se debería mezclar lo político con lo estrictamente privado. En éste foro se debate el tema de la legalidad o nó de la reelección de Ortega, y nó así su vida privada, sobre su supuesta pederastía, crimen por cierto despreciable y que las autoridades judiciales sabran sancionar mediante sentencia en caso de comprobarse tal extremo. Mucho se habla sobre lo ético de don Daniel Ortega, pienso que está por demás comprobado, no olvidemos que la democracia de la que hoy gozan los nicaragüences fué posible porque don Daniel Ortega junto al FSLN, derrocó por la armas a un dictador llamado Anastacio Somoza, cuya dinastia des-gobernaba a su arbitrio y placer al pueblo de Nicaragüa, y fué Ortega quién llamó a elecciones generales presionado por los «contras» apoyados por USA. Por ética Goni y todos sus huidizos ministros deberían presentarse en Bolivia a rendir cuentas con la justicia; si de ética se va a hablar.
Pienso que de ninguna manera se debería mezclar lo político con lo estrictamente privado. En éste foro se debate el tema de la legalidad o nó de la reelección de Ortega, y nó así su vida privada, sobre su supuesta pederastía, crimen por cierto despreciable y que las autoridades judiciales sabran sancionar mediante sentencia en caso de comprobarse tal extremo. Mucho se habla sobre lo ético de don Daniel Ortega, pienso que está por demás comprobado, no olvidemos que la democracia de la que hoy gozan los nicaragüences fué posible porque don Daniel Ortega junto al FSLN, derrocó por la armas a un dictador llamado Anastacio Somoza, cuya dinastia des-gobernaba a su arbitrio y placer al pueblo de Nicaragüa, y fué Ortega quién llamó a elecciones generales presionado por los «contras» apoyados por USA. Por ética Goni y todos sus huidizos ministros deberían presentarse en Bolivia a rendir cuentas con la justicia; si de ética se va a hablar. Por último, no es mi intención crear controversia ni dar lecciones de democracia, sólo creo que país que tenga un gobernante progresista es y será blanco de detractores baratos por el simple hecho de ser de izquierda y estar al lado de los desposeidos. Sobran ejemplos.
Lula es un hombre progresista y de izquierda y que yo sepa no tiene acusaciones ni de pederastia (se puede y debe separar lo público y lo privado si el político es gay, heterosexual, zurdo, diabético, intolerante a la lactosa o contorsionista, pero no si es pederasta, porque la acusación es tan grave que no permite matices), ni de fraude electoral, ni de enriquecimiento ilícito. Es bueno recordar que tampoco Evo Morales está acusado de ninguna de esas cosas aunque también es de izquierda. Entonces, el argumento que a Ortega se lo acusa sólo por izquierdista, no tiene ningún asidero: Lo peor que le puede pasar a la izquierda es negarse a ver la realidad y dar como buenos a sátrapas como Ortega sólo porque afirmen ser de izquierda.
Además, sr. Ayala, es falso de toda falsedad que fue Ortega el que sacó a Somoza del gobierno, esa es una tergiversación (otra) de la verdad. Fue el Frente Sandinista y ese matiz no es menor. Es cierto que Ortega fue comandante del FSLN, pero éste fue un movimiento que, si ud. es de izquierda estará de acuerdo conmigo, iba mucho más allá que la labor de una sóla persona: era un pueblo entero hastiado de las arbitrariedades de una dinastía de dictadores ¿ahora usted va a escamotearle el mérito al pueblo de Nicaragua?. Tampoco está de más recordar que en 1979, cuando Somoza deja el poder, Ortega estaba refugiado en Costa Rica desde un año antes. Luego Ortega fue miembro primero del JGRN y no fue hasta despues de 1984 que llegó al poder absoluto. Además, le recuerdo que muchos de los que participaron de el Frente Sandinista, por ejemplo el escritor Sergio Ramirez, ahora se averguenzan y se oponen al régimen de Ortega.
Finalmente, volviendo brevemente a la acusación de pederastia, le recuerdo que Ortega nunca ha podido ser juzgado: Primero alegó inmunidad parlamentaria, luego prescripción del delito y, ahora que lo maneja todo, ya no tiene que alegar nada, porque nadie, ni la corte interamericana, se atreve a procesarlo.