Escrito el 8 de noviembre de 2009
La inauguración en Quinteros (Chile) del puerto y planta de regasificación que abastece al mercado chileno, ha generado comentarios de analistas especializados y también “cantamañanas” que se mueven mejor con los adjetivos que con las razones.
Significativamente llegan a conclusiones similares. La política energética boliviana de 2003 y 2004 fue un error que ahora estamos pagando, porque supuestamente nuestro gobierno planteó la cuestión sobre la base de que ante la necesidad de gas por parte de Chile, lo que había que hacer era un chantaje, “te doy gas a cambio de que me des mar”. A esa premisa, dicen, se sumó la de la famosa “molécula”.
No es novedad que después de la guerra aparezcan generales que hacen análisis de los errores de estrategia y táctica cometidos por los responsables de dirigir al ejército y explican con lujo de detalles lo que se hizo mal y lo que ellos habrían hecho. Olvidan unos y otros varias cosas, malinterpretan y en algún caso manipulan faltando a la verdad otras.
En octubre de 2003 la bandera incendiaria que aglutinó a los llamados movimientos sociales entonces fue “¡No a la venta de gas por Chile o a Chile!”. Un NO intransigente, uno de cuyos abanderados más rabiosos y con poder era el hoy Presidente, el mismo que ha coqueteado con Chile con resultado cero. En el periodo 2003-2004 era imposible cualquier propuesta de acercamiento con Chile sobre el modelo Lagos ofrecido a Banzer-Quiroga y Sánchez de Lozada, producto de la decisión de las transnacionales instaladas en Bolivia, creadoras de Pacific LNG y que tuvieron en Jorge Quiroga a su mejor embajador, apoyadas en el megaproyecto de exportación de gas boliviano por y a Chile, con consistencia económica y técnica pero políticamente inviable y simplemente suicida en nuestra gestión ¿Es muy complicado darse cuenta de que los 67 muertos alteños y la presión de las minorías eficientes ancladas en la fuerza de Morales, estrangulaban cualquier iniciativa en esa dirección?
Cuando decidimos firmar con Argentina dos documentos de ampliación de venta de gas a ese país incrementando en dos fases el volumen de 2 a 27 mm3/día, Morales nos amenazó con un juicio de responsabilidades y un bloqueo de caminos. Sí, el mismo que luego se ufanó de firmar el mismo acuerdo que está más lejos de cumplir que nosotros de vender gas a Chile en 2004. Esa presión y el bloqueo sistemático del Congreso, nos obligó a mencionar que había un compromiso obligatorio de Buenos Aires de no enviar una molécula de gas a Chile (retórica, sin duda). Frase que permitió un convenio con Argentina que bien valió la “molécula”.
La pregunta cuatro del Referendo tenía dos objetivos: el primero dejar abierta una puerta en el tema del puerto. La memoria es frágil. Una presión muy fuerte de sectores radicales y del MAS querían forzarnos a hacer la pregunta directa sobre si los bolivianos estaban de acuerdo en exportar o no gas por un puerto chileno. A la vez era imposible plantear el Referendo sin una pregunta referida al tema, pero hacerla en esos términos hubiese sido irresponsable. Segundo, dado que creemos que el gran objetivo de Bolivia debió ser la venta de gas a Norteamérica, firmamos un acuerdo con el Perú para construir un puerto y una planta en el sur peruano, alimentada por el gas de ambos países (perfectamente complementario por el volumen de la demanda). Cerramos esa estrategia con una negociación con México, que expresó su acuerdo inicial. El proyecto no prosperó por tres razones: la primera por el boicot de las empresas transnacionales instaladas en Bolivia; a pesar de que hacer la inversión por el Perú era menos rentable, con los precios del periodo 2005-2009 era perfectamente viable; la segunda porque sectores empresariales peruanos tenían intereses con sus pares de Bolivia y Chile para el proyecto original y no les interesaba la opción propuesta; la tercera porque tanto Perú como México esperaban la nueva ley de hidrocarburos que el Congreso trabó con el único objetivo de desestabilizar nuestro gobierno desde julio de 2004, cuando el pueblo boliviano aprobó masivamente el Referendo, hasta mayo de 2005 cuando nos la entregó para sellar nuestra salida fuese cualquiera que fuese nuestra decisión.
Es en ese contexto que debe entenderse la pregunta cuatro del Referendo: “…la política…de utilizar el gas como recurso estratégico para el logro de una salida útil y soberana al Océano Pacífico”. Nunca planteamos una negociación con Chile basada en la absurda opción de trueque de gas por mar, lo que asumimos es que el avance de un megaproyecto de esa naturaleza con Perú, nos colocaba en una posición más independiente y con mayor fuerza frente a la lógica chilena de un imposible acuerdo peru boliviano vinculado a estos temas. Hicimos lo que la razón mandaba, abrir la exportación de nuestro gas en espacios políticamente viables.
La pregunta obvia es Si el asunto era tan claro ¿Por qué ni Banzer, ni Quiroga ni Sánchez de Lozada, tan pragmáticos y sensatos, no lo pudieron llevar a la práctica? Cualquier persona avisada sabe que lo único que cuenta en política es la realidad. El caso de Chile fue altamente sensible para nosotros y lo manejamos con la mayor serenidad. Bien sabe el gobierno de ese país de esos esfuerzos para evitar confrontaciones públicas, pero nunca hasta el límite de ceder una reivindicación irrenunciable.
Sería bueno pedir cuentas a quien debe darlas. Nosotros las dimos en el momento de mayor inestabilidad política que afrontó gobierno alguno en democracia, sin demagogia, con sensatez y una sola meta en lo energético, abrir mercados al gas boliviano con prioridades para un país que debió ser y dejó de ser estratégico gracias a la errática política seudonacionalizadora de la actual gestión.
A esos generales que ganan guerras en el escritorio, bien les vendría la experiencia de navegar –valga el símil- en las aguas que algunos de ellos minaron con mala intención para hacer imposible nuestro viaje y para que cuando tienen lo que hoy tienen, digan sin rubor que el resultado no es el producto de su obvia y descarada acción desestabilizadora en contra de nuestro gobierno.