“Es crucial recuperar en la región la independencia del Poder Judicial”. Entrevista del periódico «Ultima Hora» de Asunción

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Susana Oviedo

Gobiernos en los que el Poder Ejecutivo controla el Poder Judicial y el Ministerio Público configuran para Carlos Mesa un mecanismo que sustituye a la dictadura explícita de la época de las dictaduras militares. De este tema, del debilitamiento del sistema de partidos políticos, de la presencia de Estados Unidos en América Latina y de la debilidad institucional que padecen gran parte de los países latinoamericanos conversamos con el ex presidente de Bolivia, quien estuvo en Asunción como conferencista principal del Seminario Internacional Democracia y Elecciones. Entre continuidades y rupturas, organizado por IDEA Internacional Paraguay.

– Han habido elecciones en varios de los países de la región, incluyendo en Paraguay, y descartando a Chile y Brasil donde se posicionaron gobiernos más progresistas, en general prevalece el continuismo. ¿Qué perspectivas de cambios ve?

–Es interesante entender que la región es plural y es múltiple y que en consecuencia los movimientos de péndulo que se vivieron en América Latina en 2002-2003, que pasaron de la visión liberal de los años 90 a la visión del llamado Socialismo del Siglo XXI, no son ya mecánicos. El primer elemento que explica esto es que la situación económica no es la misma de la bonanza espectacular del período 2005-2015, lo que está generando respuestas distintas. En ese sentido, el suponer, como supusimos hace algunos meses, que estábamos volviendo a posiciones de izquierda, no se está confirmando. Depende de cada contexto, la situación de la crisis que vive Argentina, probablemente, va a generar un cambio en la línea de gobierno. La situación que vive Paraguay es curiosa, es una estabilidad política de largo plazo, pero con el dominio de un partido. Desde que se produjo la transición democrática aquí, los colorados han ganado 7 de 8 elecciones y ese es un mecanismo que habla de ¿estabilidad, continuismo, inmovilismo? Es la gran pregunta a responder.

Creo, por tanto, no presuponer que América Latina o América del Sur está en la línea del péndulo que necesariamente va hacia la izquierda.

–Sin embargo, vemos que en términos de integración, por ejemplo, a impulso del presidente Lula se busca reactivar organizaciones como la Unasur…

–La experiencia de Unasur debiera enseñarnos que las limitaciones que te plantea un grupo integrador ideologizado en el que o te alineas en un tipo de pensamiento o no entras, es un disparate, porque dentro de un marco básico de derechos humanos, democracia y elementos comunes no puedes establecer si te gusta más el Estado como gestor o te gusta más una economía de mercado o una mixta. Este es un tema que cada país escoge de manera independiente y en ese contexto. La lógica en América del Sur es la construcción pendiente aún en Mercosur, Celac, Unasur de una integración hacia qué y para qué, y esto no esté claro todavía.

–En nuestros países hay problemas históricos no resueltos como la pobreza, la desigualdad, la corrupción a los que se suman nuevos que complejizan la situación, como la brecha digital, el crimen organizado transnacional. ¿Cómo responder a estos retos cuando la mayoría de los gobiernos no se aggiornan?

–Un primer elemento de análisis es qué pasó con la lucha contra la pobreza. En el período de ”vacas gordas” en América Latina se generó la subida por ingresos económicos de una parte importante de la población que vivía en la pobreza, que pasó a ser clase media, con determinadas características. Ahí hubo un error de medición, no se hizo una medición multidimensional de la pobreza. Se dijo dejaron de ser pobres, porque antes ganaban 1 y ahora ganan 5, pero mortalidad materno-infantil, acceso al agua potable y educación, etc., no fueron elementos integrales de análisis. Vinieron otra vez épocas de “vacas flacas”, estamos en un momento difícil, y esa gente que había subido, se cayó de nuevo. Es decir, hemos vuelto a incrementar los niveles de pobreza en la región porque no hubo una respuesta estructural, de uso eficiente de los recursos en los momentos positivos de la economía.

Esto es algo que América Latina tiene que volver a revisar buscando una solución multidimensional y no solamente por ingresos.

En cuanto a la brecha digital, tiene que ver con un desarrollo desigual que establece el proceso de avance digital como una mercancía más que como un bien. Es decir, el concepto del acceso a internet, a la educación digital, debería ser algo que el gobierno provee, en cualquier escuela. Eso tiene que ver con dónde inviertes en conectividad.

Luego, un elemento crítico es la violencia de la región. América Latina es la región más violenta del mundo, vinculada no solamente al crimen organizado, sino a actitudes y forma de comportamiento colectivo terriblemente complejo. Para poner un ejemplo, somos la región con mayores índices de machismo violento en el planeta.

La lucha contra el crimen organizado, la forma de comportamiento y de educación ciudadana que tiene que tener América Latina es un desafío gigantesco no resuelto.

Hay una violencia estructural, una forma de comportamiento colectivo e individual que tiene que ver con machismo, con falta de educación ciudadana, con un descontrol del movimiento de la sociedad y también con crimen organizado, con tráfico de armas, narcotráfico, migración forzada y tráfico de personas.

–¿Qué gobiernos tienen en estos momentos una mirada amplia sobre este tema?

–Hay que observar estos elementos: Uno, que la condición fundamental de una sociedad es la institucionalidad. El gran problema de América Latina es que mayoritariamente los países, exceptuando a Uruguay y Costa Rica, carecen de instituciones sólidas y serias y, en consecuencia, de los elementos que permiten el funcionamiento ordenado de la sociedad; que otorgan la conciencia de que hay leyes para cumplirse, no solo para declararse, y que la impunidad no está garantizada.

Dos, lo otro es cómo trabajamos para combatir el crimen organizado. Aquí sí se necesita integración, establecer una tarea común de los países que enfrentan determinados problemas como los productores de coca, los que tienen graves problemas de narcotráfico o de migración. Estos son problemas que no pueden resolverse de manera individual. En vez de estar haciendo procesos de integración para ver cuán parecido es lo que pensamos de cómo debemos gobernar, en lo que deberíamos trabajar es en cuáles son los desafíos fundamentales en los que debemos integrarnos para afrontarlos.

–En Paraguay y en varios otros países el Poder Judicial es una de las instituciones señaladas por su falta de institucionalidad y por su permeabilidad a poderes fácticos. ¿Cuán relevante es que el sistema judicial funcione sin reparos?

–Hay un concepto que me parece fundamental: Sin justicia igual para todos, no hay democracia. Tampoco lo habrá, sin independencia entre los poderes del Estado. Si hacemos una evaluación general de América Latina, el mecanismo que sustituye al proceso de dictadura explícita, que lo había en tiempos de los gobiernos militares, es un Poder Ejecutivo que controla al Poder Judicial y al Ministerio Público/Fiscalía Esto le permite la arbitrariedad, la discrecionalidad en la norma, la persecución política y prisión de sus adversarios.

Hay muchos de nuestros países en los que la justicia está al total control del Poder Ejecutivo y ese es un factor crítico en el funcionamiento de una sociedad democrática.

Además, tenemos una justicia que cuesta dinero. Tenemos además un proceso de corrupción muy significativo en el ámbito de la justicia en el que si no “aceitas”, por decirlo de modo elegante, no se mueve absolutamente nada

Por lo tanto, diría que si hay algún tema crucial que resolver de la institucionalidad democrática en América Latina, salvo excepciones, es la recuperación de la independencia del Poder Judicial. Lograda esta, se requiere su neutralidad, transparencia y no corrupción e idoneidad. A veces el problema no solamente está en la corrupción y falta de independencia, sino en jueces que no están adecuadamente preparados para cumplir su trabajo con eficiencia.

–Se habla del debilitamiento del sistema de los partidos políticos. ¿Está sucediendo esto a nivel regional?

–En la mayoría de los casos, Paraguay es una excepción, el sistema de partidos se ha desplomado. Partidos históricos y clásicos han desaparecido y los outsiders se han convertido en lo habitual. Países como Bolivia, Ecuador, Perú han construido espacios políticos nuevos y los candidatos no son ya parte de una estructura de partidos, sino una figura a partir de la cual se construye circunstancialmente una organización política para ganar una elección, que dura el tiempo que dura su mandato o su proceso de oposición.

–¿Por qué ocurre esto?

–Por el descrédito total de la política, de los políticos y de los partidos. Si en una encuesta preguntas a los ciudadanos qué opina sobre los políticos y la política, la gente responde, en términos de ladrones, corruptos, calientabancos, ineptos, etc. Parte de lo cual es cierto por la fuerte corrupción de la política en Latinoamérica. La corrupción en la política corrompe a la sociedad. Así que no es que sea gratis que la gente tenga una mala impresión de la política y los políticos. Para ser justos, hay algunos políticos que dan su vida por el servicio público, son los menos.

–¿Es más fuerte hoy la presencia de Estados Unidos (EEUU) en América Latina?

–Yo diría que estamos en un proceso de desorientación de las partes en la relación con los Estados Unidos, sobre todo de parte de Estados Unidos, que se había acostumbrado a una presencia política dominante, particularmente en los países pequeños. A una manipulación, a una suerte de… “O haces esto, o no te doy esto” y una actitud de los políticos latinoamericanos, sobre todo de los países pequeños, de mostrar una acción complaciente con este país, a veces, dándole más prerrogativas de los que ellos mismos pedían. Eso ha ido cambiando. Depende de cómo se vea. En países importantes la presencia de EEUU ha disminuido de manera significativa. Entretanto, el pragmatismo chino está copando espacios que no le eran afines y EEUU no tiene claro qué es lo que quiere hacer en América Latina. Mi impresión es que está perdiendo un espacio que le es natural y geográficamente importante, porque nunca le dio a América Latina la importancia estratégica, económica ni política, salvo en aquellos temas en los que consideraba de seguridad nacional, como el comunismo, primero; el narcotráfico, después. EEUU no ha entendido a América Latina en su relación y la está perdiendo. Por tanto, diría que la influencia estadounidense es cada vez menor.

–En Paraguay no se percibe así…

–Bueno, hay casos. No es lo mismo Centroamérica y El Caribe, que América del Sur. La presencia de EEUU en América del Sur ha bajado mucho. Pero no en México y Centroamérica por temas como el narcotráfico y la migración.

1 comentario en ““Es crucial recuperar en la región la independencia del Poder Judicial”. Entrevista del periódico «Ultima Hora» de Asunción

  1. Muy atinada la perspectiva que apunta Carlos Mesa
    Su aporte lo usare en el seminario sobre AMERICA DEL SUR que animare en el CENTRÉ D ETUDES DIPLOMATIQUES ET STRATÉGIQUES de Paris à partir del lunes 3 de Julio 2023

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