
Edificio principal (monoblock) de la Universidad Mayor de San Andrés de La Paz (1948)
Entre 1910 y 1950, por más de 40 años, Emilio Villanueva revolucionó los moldes tradicionales de la arquitectura boliviana, y plasmó en la construcción y en el urbanismo conceptos que eran hasta entonces desconocidos en nuestro medio.
El arquitecto buscó un estilo nacional que no consideraba ya la posibilidad de una arquitectura puramente boliviana, al ser esta una expresión universal que responde a necesidades y problemas comunes, y en definitiva a una cosmovisión global, que permitían la búsqueda de soluciones similares en muchas partes del planeta.
Se hacía eco entonces de una arquitectura que a partir del racionalismo de Le Corbusier planteaba sistemas de aplicación mundial. El concepto superaba el lirismo chauvinista y buscaba la integración de la arquitectura boliviana a la universal, imprimiendo en ésta algunas características que la identificaran.

Estadio Hernando Siles (1930), demolido en 1975
Si bien las ideas racionalistas que se estaban aplicando en Europa fueron acogidas plenamente por Villanueva, el academicismo al que había estado apegado en sus inicios no había desaparecido totalmente. Su primer gran proyecto en la nueva dirección fue el Estadio Hernando Siles (1930). Pero donde realmente estableció su visión de una nueva arquitectura fue en el monoblock central de la Universidad Mayor de San Andrés estrenado el 24 de julio de 1948. Se planteó allí la cuestión del estilo. Villanueva se refirió al tema y dijo: “independiente del estilo, está la rúbrica que imponen las condiciones locales y de origen. Para imprimir esta fisonomía se han insinuado dos figuraciones de la arqueología tiahuanacota; el “signo escalonado” y el “signo sol”. Estas alusiones no pretenden dar un tono, ni en la estructura ni en el detalle”.
Por eso aplicó el motivo recurrente en el frontis del monoblock, un gran cuerpo central y dos laterales a modo de alas, el frontis principal superpuesto a los brazos, y éstos terminados en dos pequeños añadidos escalonados detrás de las alas. De este modo la planta del frontis repite la figura escalonada. No es casual que Villanueva volviera a recurrir a una forma clásica, que implica simetría y figuras geométricas. El funcionalismo superó y rechazó totalmente la simetría, sin embargo, no podemos negar una búsqueda funcionalista en el monoblock. Conscientemente o no, Villanueva aplicó formas estructurales que querían imprimir una característica nacional y ecuménica. En el caso concreto del frontis del edificio universitario debemos considerar la influencia de los diseños de Kis sobre la ciudad de Tiwanaku, que el autor reprodujo en uno de sus libros teóricos y que después quedaron desechados por investigadores como Ponce en base a las excavaciones posteriores a la romántica y puramente teórica imagen que tenía Kis.
Una solución de planta cuadrada para el bloque central del edificio parecía inverosimil. Villanueva la justificó así: “También se ha dicho que la planta del cuerpo elevado debió ser rectangular y no cuadrada. Esta apreciación es errada. Lo que se busca en un plano típico, ante todo, es la economía de costo y de espacio sin afectar la parte funcional. Una buena planta es una planta compacta, y el perímetro de una planta compacta, no puede ser sino un cuadrado”. Hay que añadir que la planta cuadrada responde a esta extraña mezcla de formas simétricas y aplicación funcional en el uso, características del último período de nuestro autor.
Como él mismo dice, dos son los signos utilizados en lo decorativo, el signo escalonado, y el signo sol, imagen de la divinidad solar en la cosmogonía de esa gran cultura andina. Ambos aparecen en el frontis y en la coronación del edificio; se repiten en las puertas de ingreso, muy bien terminadas y de un gran sentido plástico, en el enrejado que rodea al edificio, en la parte superior del escenario del Paraninfo y en los diseños interiores de los ascensores. El signo imperante es el escalonado, muy propio para rejas y puertas. El signo sol y los guerreros de la puerta del sol, se aplican en el bloque central del frontis, estilizados aún más que los originales. El remate del piso 13, además de los frisos zigzagueantes y escalonados, termina en cuatro pequeñas cabezas al estilo de las del templete semisubterráneo.
La distribución del cuerpo central del frontis guarda indudable relación con la Puerta del Sol; quedando el vano de la puerta tiahuanacota delimitado por todo el espacio ocupado por las puertas y ventanas de la fachada, lo que nos da la pauta de que por una vez en Bolivia, se hizo el aprovechamiento adecuado de los motivos originales, dándoles sentido dentro de una arquitectura funcional.
Con el monoblock de la UMSA, Emilio Villanueva culminó su larga carrera como arquitecto, en él plasmó y aplicó todas sus ideas respecto a la arquitectura. Este edificio se convierte, por esto, en el testimonio hasta hoy más conseguido en el difícil camino para lograr una arquitectura nacional y universal. Fue pensado y construido hace nada menos que setenta años…
Algo que vale tomar en cuenta acerca de los logros de Villanueva y el monoblock de la UMSA son los espacios abiertos. Aparte de los motivos tiwanacotas y el mismo edificio que puede resemblar un monolito , se puede apreciar otro elemento que puede haber tenido inspiración tiwanacota, me refiero al atrio y los jardines en frente del edificio que le dan “aire” al edificio, es decir «respira”. A propósito, esto no sucederá con «la casa del pueblo” (volviendo al tema de un anterior artículo) que estará ahogando la calle Potosí al mismo tiempo que será motivo de cerrar la calle día por medio y seguramente la presencia de guardias de seguridad incomodarán el caminar por siempre de los transeúntes comunes con lo cual se pierde algo más en el centro histórico de La Paz. No pude evitar mencionarlo.
Volviendo a los espacios abiertos, recordemos Tiwanaku que en parte de su legado está el templete semisubterráneo, lo cual parece estar reflejado en los jardines también “semisubterraneos” recobrando una idea de la civilización tiwanacota, en una interpretación “moderna” y exitosa.
Gracias por toda esta información.
Saludos y éxitos.
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Acerca del monoblock y “la integración de la arquitectura boliviana a la universal”, se puede decir que este edificio puede formar parte de una visión que en masa y decoración es parte de un estilo internacional que inspiró a arquitectos y artistas entre los años 1910-50, llamado Art Deco. Éste consiste en diseños simétricos con decoración zigzagueante (o escalonada) y materiales nuevos como los bloques de vidrio. Este estilo fue extensamente usado y existen ejemplos en muchos países del mundo.
Un ejemplo que podría ser un antecedente es el municipio de Vancouver porque fue construido en 1936 y que muestra un cuerpo principal con alas en ambos lados y de formas geométricas y sencillas, aunque los volúmenes son más complejos en este caso; también se puede observar frisos de figuras geometrizadas y estilizadas tan comunes en el Art Deco. Incluso tiene una banda en forma de ”U” invertida que comienza al tope y baja por los lados parecido a lo que sucede en el monoblock, asi como puertas de bronce, aunque más sencillas que las de Villanueva. Esto no desmerece la obra de Villanueva, el fué producto de su tiempo al fin y al cabo, pero su intención de lograr una versión boliviana tuvo éxito.
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