Entre Sirenas y Charangos. Crítica a mi Ensayo sobre el Mestizaje

    • 20080803klphishbo_3_Ies_SCO
        El suplemento «Ideas» de «Página Siete» ha publicado este artículo firmado por José Teijeiro Villarroel que hace una lectura crítica a mi libro «La Sirena y el Charango». Lo transcribo tal como se publicó:
        Cuando en el Art. 5 de la CPE se identificaron a las 36 naciones que forman lo que hoy es el Estado Plurinacional, muchos dijeron ¿y nosotros? ¿Quiénes somos nosotros? ¡Como nos cuesta responder esa interrogante! ¿Quiénes somos?

Hablo de aquel sujeto -yo entre ellos- que para el aymara es un q’ara y para el indígena de tierras bajas un karayana o karai, pero para mí mismo ¿quién soy y cómo estoy representado en este Estado?

Y en esta lógica de las representaciones y respectivos reconocimientos es que se nos vino el tema de lo mestizo; lógica en la que la diversidad étnica cultural, expresada bajo el concepto político de Estado Plurinacional, no es pura ideología arrobada de trasnochadas consignas políticas, que a ratos (y ya son muchos esos ratos) aparenta ser tan sólo eso.

Lo plurinacional es una realidad y así es como tiene que ser considerada en el análisis sobre la actualidad socio cultural.

Y se vino el tema de lo mestizo; el “¡yo soy mestizo!”, y comenzaron a aparecer quienes hicieron de su defensa un arte público altamente mediático; uno de ellos, el expresidente Carlos Mesa, quien, por ejemplo, señalaba:

“El censo (de noviembre pasado) mantiene abierto el debate. Es que la comunidad boliviana no indígena no encuentra una respuesta clara de integración y de sentido de pertenencia desde el discurso estatal obsesivamente indígena’ La defensa de la opción mestizo como una forma de “aparecer” en el mapa de la nación pluricultural tenía por eso pleno sentido” (Página Siete, 12-08-12).

Esa línea de reflexión e interpretación en torno a la identidad del mestizo llegó a generar una especie de conciencia étnica “desde el punto de vista de la construcción de un mosaico cultural” -étnico cultural, diríamos nosotros-.

En este contexto -enriquecido por varios símiles artículos de diferentes especialistas- nuevamente aparece el expresidente con un ensayo sobre el mestizaje titulado

La sirena y el charango, texto en el que se da a la tarea de defender y reivindicar algunos aspectos del hecho colonial que, en su criterio, generaron una cultura mestiza motivo por el cual, según apunta, ahora somos una nación mestiza y no un conjunto de “compartimentos estanco” o “trincheras que intentan quitar legitimidad a quienes a lo largo de la historia formaron y formamos parte del corpus nacional boliviano”.

Mesa tiene dos virtudes que hay que reconocer: primero, reabrir un debate saludable para una aún sorprendida sociedad respecto a su -en apariencia- conocida realidad socio cultural; y segundo: su obra inevitablemente es un desafío de múltiples frentes temáticos.

Pero lo que más llama la atención es que el exmandatario no construya, o mejor dicho, no descubra el fundamento identitario que insistentemente defendió en su muy reciente pasado político y mediático: “la defensa de la opción mestizo como una forma de aparecer en el mapa de la nación pluricultural”.

Y esto teniendo muy en cuenta el explícito reconocimiento de aquella diversidad cultural que, aun en su nueva obra, no deja de reconocer pero ya intentando hacernos ver -casi suplicándonos- que lo que debe primar es el hecho de que, a pesar de las diferencias, somos una nación mestiza.

Y así se abre la Caja de Pandora, de la que irán emergiendo -según entendemos- más interrogantes que certezas, por ello es que no sólo vale la pena, sino que es una necesidad social continuar el debate.

Otro aspecto que llama la atención es la interpretación que tiene Mesa respecto a algunas apreciaciones del pasado. El aymara, por ejemplo, (quien será nuestro referente nominativo de la diversidad étnica cultural) no niega el pasado -como continuamente lo hace el expresidente en su obra- lo rechaza, que es totalmente distinto.

Y este rechazo se afirma en calidad no tanto de cultura autónoma, sino más bien como identidad autónoma.

No se trata simplemente de querer decir de un día para otro, “pero por qué estás rechazando si en realidad todos somos iguales, todos somos mestizos”. En el concreto planteamiento de esta deducida interrogante, siempre con respuesta adjunta, el exmandatario se olvida de que, por ejemplo, en su propia obra reconoce que “la Colonia construyó mestizaje pero no igualdad”.

Se olvida que aquello representó la más violenta y dolorosa negación en la movilidad étnica cultural -o transculturización- que el aymara intentó dar a partir de las exigencias del propio conquistador. Entiéndase que aquellas exigencias tuvieron que conllevar connotaciones subjetivas vinculadas con el efecto de seducción, caso contrario, no se hubiera iniciado el cambio.

Se dieron pasos muy significativos que, en el propio tramo, fueron objeto de violenta parada, burlesco rechazo y negación, y ahí no sólo nace, sino se estanca lo que en antropología se conoce como crisis de identidad.

Más adelante en la obra el autor sostiene que “Bolivia somos todos, con esta sangre, la que llevamos y de la que debemos estar orgullosos”; también -y creemos que es muy honesto en esto- enfatiza en que “la conquista española fue muy violenta sin duda alguna (‘) la invasión produjo un cataclismo (‘) fue un trauma (‘) brutal fue ese camino, implacable en su violencia, en la destrucción del otro’”.

Sin necesidad de mayores exploraciones, queda más o menos claro que el referido rechazo al pasado vendría a ser una especie de reacción normal a la violencia. Y Mesa lo dice muy claramente cuando confirma el hecho de que “hasta la mitad del siglo XX los levantamientos indígenas fueron una constante; criollos y mestizos construyeron una barrera íntima espiritual y material, tan violenta e implacable como infranqueable’”.

Pero también el 52 ha generado frustraciones y profundas sensaciones de engaño expresadas, sin ir más lejos, en el concepto de “pongo político” con todas sus implicancias sociales e históricas.

En consecuencia, aquella constante -“los levantamientos indígenas”- continuó y el MAS, nos guste o no, es producto de ello.

8 comentarios en “Entre Sirenas y Charangos. Crítica a mi Ensayo sobre el Mestizaje

  1. Tal vez estoy acostrubado a leer criticas literarias de otro nivel, pero esta no me dice mucho acerca de su ensayo. Parece mas un discurso divagante del autor que un analsis critico de las ideas del ensayo (sin mencionar la insistencia de empezar oraciones con conjunciones). Despues de leer esto no puedo decir que aprendi algo de la tesis de Mesa o de la «anti-tesis» del critico.

  2. Totalmente de acuerdo con Chasqui. Solo resta añadir las preguntas:¿Qué idea nueva, hecha en Bolivia añade una crítica como esta? ¿Dónde está lo contructivo de criticar en medios nacionales si no ofrecemos una solución?

  3. Me resulta de escasa importancia identificarse como indígena o como mestizo u otro. Nadie eligió su color de piel ni la historia del entorno en el que nació. Me resulta arbitrario y conveniente identificarse en un lado u otro de eventos históricos (peor si son mitos) de hace 100, 500, 2000 años atrás en los que uno no tuvo ningún poder de elección.

    Al menos yo me identifico más con las cosas que elegí y con las cosas que afectaron a mi vida directamente o a la vida de las personas cercanas a mí. Aunque reconozco que nací en circunstancias que me posibilitan elegir las cosas que forman mi identidad, aspecto que la pobreza con menos probabilidad permite y que me parece que otros aprovechan para insertar identidades.

    • Me parece una lectura inteligente y positiva, creo que esa mirada de presente y futuro es más que válida. Una reflexión que me obliga a reflexionar, aunque mi lectura sobre el mestizaje siga siendo la misma

    • Roberto, estaría de acuerdo contigo con eso de que es de «escasa importancia identificarse como indígena o como mestizo», pero veo varios asuntos que obligan a considerar esa identificación. Uno de ellos es que la presente circunstancia, es decir un gobierno que postuló una equivocada «filosofía» indigenista de principio y la sigue manteniendo posiblemente por motivos electorales, obliga a tratar de responder a ese postulado por no responder a la realidad boliviana.
      El postulado indigenista proponía una vuelta hacia atrás de cerca de 500 años lo cual es imposible en la práctica. El asunto es que Bolivia no existía en ese entonces como Carlos Mesa lo aclaró. Y es que Bolivia está, hoy en día compuesta de diferentes matices culturales y raciales que se deben respetar. Pero, lo que está sucediendo en Bolivia es que intencionalmente se trata de negar el mayor conjunto de personas que se consideran mestizos, por ejemplo cuando se confeccionó el formulario censal. Entonces, es necesario emitir unas palabras de cordura.
      Existe detrás de este gobierno plurinacional todo un plan para negar el mestizaje. Por ejemplo, cuando opinaron que el término mestizo sólo se aplica a animales o que no se aplica a lo cultural, conceptos errados por supuesto, bastaba que leyeran el diccionario. Por otro lado, y en su afán de indigenizarse declararon que la civilización aymara data de hace más de 5000 años, una afirmación muy poco seria pues es un numero inventado. Personas en función de gobierno no puede estar emitiendo aseveraciones de esa magnitud sin tener una base sólida. Por favor! Civilización es un término que requiere muchos elementos para aplicarla a un grupo social, y hace 5000 anos habrán habido habitantes en esta parte del mundo, posiblemente dispersos, así como en otras partes de América. Es que no es más que un revisionismo, que se define como manipulación de la historia con fines políticos, prescindiendo del método científico. El compararse a Irán como dos pueblos de la misma antigüedad es una acepción histórica falsa. Allá tienen documentación arqueológica y escrita de lo que sucedía hace 5000 anos. En Bolivia no tenemos algo comparable, pero no por eso vamos a ser menos o vamos a inventar una historia. No quiero referirme a los «guerreros del arco iris» porque ello linda con lo subjetivo, que no debería tener lugar en el discurso gubernamental. No sé cuál es el afán de construir un pasado imaginario, mas parecen ideas desubicadas, que nada mas confunden a la gente.
      Es recién en los últimos 1500 anos, o menos, que se puede hablar de algo más que grupos dispersos, por ejemplo Tiwanaku, pero aun así como un antecesor a los aymaras, digamos algo parecido a la relación entre etruscos y romanos. Tiawanaku era algo como una leyenda cuando llegaron los incas.
      Entonces, volviendo al tema, se está practicando un etnocentrismo al tratar de imponer el tema aymara en un país diverso culturalmente, lo cual lo veo inaceptable. No tuve la oportunidad de leer el libro de mestizaje de C. Mesa (estoy esperando la edición online), pero posiblemente trate de estos temas y de la necesidad de sacudirse de un equivocado indigenismo para adoptar una postura más sobria e incluyente, porque lo que se está haciendo ahora es discriminante y quiere intencionalmente ignorar a una mayoría que racial y culturalmente es mestiza.
      Deberíamos estar celebrando ese mestizaje que está arraigado hasta el fondo en el ser boliviano. Quítenle el charango a los Kjarkas y verán que se le quita algo esencial (los instrumentos de cuerda no son precolombinos). Tampoco quiero referirme, sería muy largo, a las diferentes manifestaciones culturales mestizas, ya sea en la música, danza, arquitectura, religión, etc. que son indudablemente parte de nuestra identidad. Se debe tratar de beber de los diferentes componentes que conforman el ser boliviano, buscar el equilibrio, no la imposición de una cultura sobre otras como está sucediendo ahora. El mestizaje es nuestra identidad cultural y no es un descubrimiento nuevo.

      • Gracias por el comentario Sr. Mesa.

        Nelson, no es mi intención disminuir el valor histórico-cultural del mestizaje. Estoy de acuerdo acerca del uso del tema por motivos electorales del gobierno, pero escuchando las noticias nacionales, no es una muestra de pérdida de enfoque que palabras como ‘indígena’ o ‘imperialismo’ se escuchen con mayor frecuencia que la palabra ‘pobreza’? Si el país tuviera un nivel de vida con salarios promedio de 3 mil dólares mensuales (similares a los de países desarrollados) en lugar de los de menos de 300 dólares, las diversas manifestaciones culturales tendrían mejores condiciones para cultivarse y desarrollarse. Como yo lo veo, reducida pobreza también significa reducida capacidad de imposición y falsificación de identidad e historia.

        «¿Cómo se reduce la pobreza?» debería ser la pregunta más frecuente. ¿Qué países son ejemplos de reducción de pobreza? ¿Cómo? ¿La concentración de poder en manos del estado o de privados aumenta o disminuye la pobreza? ¿Cómo es el sistema de justicia de los países no pobres? ¿Cómo se hace para que niños ya no necesiten mendigar?

  4. Me ha sido enviado desde Bolivia la dirección de este web-site y paso opinar haciendo algunas puntualizaciones sintéticas. Es indudable que Carlos.D. Mesa Gisbert por los análisis que hace en muchos de los temas que escribe muestra que no es «historiador» sino analista donde le va mejor y con los analistas ya sabemos a dónde llegamos por su indefinición ideológica. Pero para tratar un tema del nivel y carga energética que tiene el tema «mestizaje» hay que previamente tener una clara definición ideológica y abrazar una doctrina o tendencia establecida y ya sabemos que Mesa Gisbert no la tiene. Y si se aduce que estoy equivocado yo pregunto al panelista ¿a qué tendencia política-ideológica pertenece o ha pertenecido antes Mesa Gisbert?.
    El hecho de no tener una definición política-ideológica marca la diferencia en cómo se aborda el tema o como se entra al debate del tema entre los que saben y no los aficionados que quieren solo buscan ¿crecer?. El tema del «mestizaje» desde ya encierra un “quantum energético” difícil de sostener que al solo mencionarlo toca el «Ser» mismo de la persona y este a no tener plenamente definido una posición político-ideológica partiendo de saber su misma pertenencia-mestiza que le da la claridad para indudablemente se incomoda y sale con argumentos como José Teijeiro Villarroel que tiene que volver a leer a Arguedas pero no su librito resumen sino su libro original para tener mejor ubicuidad etnica y definición de su pertenencia y a quienes sin siquiera mencionarlos nadie – como yo lo hago – cual caballero de blanca armadura Nelsón Céspedes pulveriza los absurdos esgrimidos por ambos y que del personaje llamado D. Meza Gisber no he tenido la oportunidad de leer su librito “La Sirena y el Charango”, pero por los vagos conceptos en esta materia que aduce como en Ekkesia calificando al «mestizó» como ¿mezcla» ya me imagino de su trabajo: otro trabajo tibio y amarillista.
    Felicito al «mestizo» Nelson Céspedes que sabe en qué tierra camina y no reniega de su identidad y pertenecía a la «Nación Mestiza»
    El término “nación mestiza” es otro de los términos que el el plagiador ¿historiador? Mesa Gisber Quisbert me ha plagiado* y ahora utiliza en sus escritos así como en el pasado utilizo extrayendo la sustancia de la misma cual es la forma de hacer plagio* otro de mis IDEXIS: «Ni un gramo de gas a Chile mientras no resuelva la demanda marítima».
    Esa la razón porque este «sintetista» (IDEXNAMI) califica a este ex-presidente primero de tibio y luego enn ¿…? interrogantes de ¿historiador?., debido a que si fuera al menos aclararía a los bolivianos con mayor precisión-sintética este concepto tan polarizado (mestizaje) y no se andaría por las ramas entibiando su posición más que dominio del tema que no lo tiene y actuación política pasada en Bolivia donde ha fracasado., creando más acercamientos que distancias con el gobierno de turno supuestamente ¿indigenista? para mantener su estatus como parte de la oligarquía intelectual.
    Pero entrare a diseccionar algunos de los argumentos mencionados de José Teijeiro Villarroel y paralelamente de D. Mesa Gisbert que sobre el tema “mestizaje” al que después de paciente estudio para sustentar su profundo significado le he añadido una palabra valida que hace a la comprensión misma: sintetizador. De tal forma que el “mestizaje”, idea, palabra, termino, concepto, apreciación no es algo así a secas sino que tiene una fundamentación complementaria sin el cual ni el mismo Joseph Arthur Gobineau y su “Ensayo sobre la desigualdad de las razas” podría explicarse de ese “proceso o intercambio bio-genético y socio-cultural” llamado por mi autoría mestizaje-sintetizador y que de forma aun resumida lo he expuesto en el web-site siguiente: «JUDEO-¿indigenismo?=EVISMO vs MESTIZAJE-sintetizador» – (parte I) http://mestizaje-idex.blogspot.com/

    Pero entrare a desplumar algunas ideas y argumentos insustentables de los dos amigos que carambolean con sus argumentos, D. Meza Gisbert y José Teijeiro Villarroel que retruca al primero, tomando como parte del “análisis sintético diferencial” sus mismas palabras escritas o aducidas.
    Previamente a modo de aclaración índico que yo no pretendo hacer una ¿lectura? del tema sino un “análisis sintético diferencial para llegar a la síntesis” dos cosas diferentes con síntesis de resumen como cambio y transformación, ¿indígena? de ¿ayma-ra?, ¿ayma? de ¿aymara) etc. El acostumbramiento social y el estilo de escritor más la repetición periodístico que no sabe hacer síntesis siempre viene aduciendo “hizo su lectura”, “hace una lectura”, “de acuerdo a mi lectura” etc., de modo que si alguien hace cual menciona el mismo diccionario una “lectura” del tema (lectura. (Del b. lat. lectūra). f. Acción de leer. || 2. Obra o cosa leída) es que este está haciendo solo eso., una lectura y con una simple “lectura” no llegamos muy lejos.
    _____“Cuando en el Art. 5 de la CPE se identificaron a las 36 naciones que forman lo que hoy es el Estado Plurinacional, muchos dijeron ¿y nosotros? ¿Quiénes somos nosotros? ¡Como nos cuesta responder esa interrogante! ¿Quiénes somos?. Hablo de aquel sujeto -yo entre ellos- que para el aymara es un q’ara y para el indígena de tierras bajas un karayana o karai, pero para mí mismo ¿quién soy y cómo estoy representado en este Estado?.
    Sintetizando: Hay que partir de precisar que es ¿indígena? y que es ¿aymara? dos conceptos diferentes de modo que si los escribas D.Mesa, y J. Teijeiro V. no saben diferenciasr estos dos básicos conceptos perdemos tiempo en que entiendan que es “mestizaje sintetizador”. Pese a esa falencia hare el esfuerzo de que entiendan.
    _____Las preguntas formuladas “cuando en el Art. 5 de la CPE se identificaron a las 36 naciones que forman lo que hoy es el Estado Plurinacional, muchos dijeron ¿y nosotros? ¿Quiénes somos nosotros? ¡Como nos cuesta responder esa interrogante! ¿Quiénes somos?”.
    Sintetizando: yo como un habitante “mestizo” de este planeta, y no solo de un determinado país no tengo esa dificultad o no me hago preguntas absurdas, de modo que infiero y pregunto ¿a qué tipo de personas de escaso nivel cultural habrán considerado los escribas para transferibles y hacer que se pregunten tales absurdos?, de modo que no a lugar estos argumentos.
    Lo aducido por D. M. Gisbert y observado por J. Teijeiro:
    _____“El censo (de noviembre pasado) mantiene abierto el debate. Es que la comunidad boliviana no indígena no encuentra una respuesta clara de integración y de sentido de pertenencia desde el discurso estatal obsesivamente indígena’. La defensa de la opción mestizo como una forma de “aparecer” en el mapa de la nación pluricultural tenía por eso pleno sentido” (Página Siete, 12-08-12).
    Sintetizando: Si así se razona un ¿historiador? yo prefiero ser insectólogo o cualquier otra cosa. Indefinición previa entre ¿qué se entiende por ¿indígena? y que por mestizo. Error ontológico en la valoración al “mestizo” boliviano que intuye su pertenencia al que proceces pese a que durante años se ha oscurecido el tema de su pertenencia concreta y de no tener claro en su sub-consciente este hecho no acontecería como ya ha sucedido en otros países latinoamericanos donde se han hecho Censos donde los latinos se han identificado arriba del 60 % como “mestizos”. Estamos seguros ha sucedido en el último Censo MASista amañado que los bolivianos se han identificado de igual manera de modo que aducir de 36 ¿naciones? está bien para el imaginario. El resabio mental del criollaje-hispano no se quiere soltar de ciertos individuos que quieren mantener diferencias subjetivas entre los bolivianos por razones de interés des-colonizante para seguir colonizando o judaizando Bolivia y que siga el saqueo de su riqueza. El mestizo no es una “opción” ciudadano D. Mesa sino una realidad concreta encarnada objetiva biológica, cultural del que no hay que temer pues es lo que nos hace cada día mejores que lo que fueros nuestros ancestros “nativos”. No busca aparecer ni que le tomen en cuenta en ningún mapa desde hace más de nueve millones de años en que se cree que apareció el primer pre-humano el “mestizo” camina con paso firme sobre la fas del planeta tierra de modo que no es un fenómeno solo latinoamericano, menos siquiera boliviano sino planetario al punto de afirmar que es incluso inter-Galáxico.
    _____Aduce en su crítica José Teijeiro V. a D. Mesa Gisbert: “lo que más llama la atención es que el exmandatario no construya, o mejor dicho, no descubra el fundamento identitario que insistentemente defendió en su muy reciente pasado político y mediático: “la defensa de la opción mestizo como una forma de aparecer en el mapa de la nación pluricultural”.
    Sintetizando: error en la diferenciación de J. Teijeiro entre “construya y descubra”. D. Mesa Guisbert no es el paladín medieval quien debe o no construir o descubrir la realidad “mestiza” del habitante latinoamericano y mundial. J. Teijeiro es quién debe aparecer en el “mapa” por su anomia personal de identidad que tiene la tendencia de querer ser ¿aymara? cuando desde su mismo apellido es “mestizo”.
    _____Aduce en su crítica José Teijeiro V. a D. Mesa Gisbert: “no se trata simplemente de querer decir de un día para otro, “pero por qué estás rechazando si en realidad todos somos iguales, todos somos mestizos”. En el concreto planteamiento de esta deducida interrogante, siempre con respuesta adjunta, el exmandatario se olvida de que, por ejemplo, en su propia obra reconoce que “la Colonia construyó mestizaje pero no igualdad”.
    Sintetizando: la idea vaga de J. Teijeiro V, de rechazo no es parte de la vivencia real del mestizo. El que rechaza es el ¿aymara? cuya palabra pongo entre ¿..? para exponer lo que ya adelante en mis trabajos que este “resto étinco” es una construcción post-hispánica de modo que darle prerrogativas por encima del mismo “mestizo” siendo el mismo ¿aymara? como reciente intento de construcción étnica resulta absrudo. D- M- Gisbert anda caminando con el imaginario judío. La Colonia no construyo mestizaje y ciertamente menos igualdad. Hay que diferenciar sintéticamente ¿Qué se entiende por igualdad? y a quién se le quiere transfundir esta enfermedad de las postrimerías de la Revolución Francesa plagiada* a los filósofos de la Ilustración cuyo concepto lo manejaban en otro sentido ontológico. Igualdad en derechos, leyes y oportunidades puede ser, pero igualdad en lo-biológico y lo-cultural resulta el mayor absurdo de los absurdos cuando el mismo “mestizo” (categoría universal y no étnico-sectaria) es la viva diversidad. El mestizo del “Nuevo Mundo” no buscará la igualdad porque ni los mismos oligarcas son iguales. Si acrecentará su diversidad pero buscara antes de otra cosa la “sinteticidad”. El hecho de ser “mestizo” fruto de la síntesis sexual no le garantiza a este el ingreso al cielo., de modo que antes de ser “mestizo” debe buscar SER-sintético una etapa donde no hay separación sino síntesis.
    Mayores abundamientos a lo argumentado que me quea aún mucho, lo haré una vez que pueda leer el libro del ciudadano D. Mesa Guisbert.
    Un saludo a los bolivianos:
    ___IDEXNAMI___

    • Supongo que si lee el libro, cosa que un mínimo de responsabilidad intelectual demanda, escribirá otro libro, dado aque sin haber leído una línea escribe este extenso comentario.
      No estaría demás que leyera mis libros:
      «Historia de Bolivia»
      «Presidentes de Bolivia, entre Urnas y Fusiles»
      especificamente sobre historia de Bolivia.
      «La Aventura del Cine Boliviano» (historia del cine boliviano)
      y mis libros
      «Presidencia Sitiada», memorias de mi gobierno
      «Un Gobierno de Ciudadanos»
      Esto a propósito de mi «indefinición ideológica»
      Supongo que soy miembro de Número de la Academia Boliviana de Historia, miembros de la Sociedad Boliviana de Historia y profesor de Historia de Bolivia en la Universidad Católica Boliviana, como analista, no como historiador.
      Siempre se aprende algo…

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