Juicio a Chile ¿Por Qué y Cómo?

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Publicado en el suplemento «Animal Político» de «La Razón» el día 12 de mayo de 2013

Bolivia ha decidido tomar el camino de un Juicio Internacional contra Chile, no como la constatación del fracaso de la política exterior del país en el pasado, sino como la consecuencia lógica de esa política.

El proceso judicial iniciado se basa precisamente en la construcción de antecedentes que demuestran la sagacidad de nuestros gobernantes y negociadores en cuatro momentos claves: 1950, presidencia de Mamerto Urriolagoitia H., ministerio de RREE de Pedro Zilvetti A. y Embajada en Chile de Alberto Ostria G. 1975, presidencia de Hugo Banzer S., ministerio de RREE de Alberto Guzmán S. y embajada en Chile de Guillermo Gutiérrez V.M. 1979, presidencia de Walter Guevara A., ministerio de RREE de Gustavo Fernández S., y 1987, presidencia de Víctor Paz E., ministerio de RREE de Guillermo Bedregal G. Y consulado en Chile de Jorge Siles S.

Sin esos pasos cruciales, simplemente la iniciativa del gobierno no tendría fundamento jurídico posible.

El mérito del Presidente Morales y el equipo que lo acompaña en el ministerio de RREE y DIREMAR, es haber trabajado en profundidad y con gran imaginación, apoyado en una premisa de oro, abrir la mente a nuevos escenarios, buscar caminos no explorados, romper el círculo de hierro de una relación bilateral que, a pesar de haber trabajado propuestas que en su momento fueron extraordinarias –algunas de las cuales (1950 y 1975) se han transformado en el cimiento inamovible de nuestra demanda de largo aliento-, había entrado en un peligroso círculo vicioso.

Es en ello en lo que radica la potencialidad del juicio boliviano. Rompe viejos paradigmas, se atreve a cuestionar “dogmas” nacionales sobre la cuestión, especialmente la obsesión referida al Tratado de 1904, y explota escenarios no recorridos por nuestra jurisprudencia en el ámbito del derecho internacional, particularmente el referido a las controversias entre Estados y específicamente en antecedentes vinculados a fallos del Tribunal Internacional de Justicia. Este enfoque ha sido posible además por el trabajo serio y responsable de profesionales bolivianos y el cotejo de sus tesis con juristas del más alto nivel internacional, que han permitido contrastar ideas y aceptar experiencias de muchos años en estrados del mundo, sin complejos chauvinistas y menos prejuicios xenófobos que, por el contrario, contaminan dramáticamente en otros temas la política diaria de nuestros gobernantes.

Pero algo más. Ha sido la experiencia en carne propia la que se ha recogido para dar este importante paso. La gestión de Morales comenzó su relación con Chile con mucho optimismo y una buena dosis de ingenuidad, sobre una base diferente a la de hoy: la búsqueda de un acercamiento, la disposición plena al diálogo y la premisa de que la “diplomacia de los pueblos” era un camino que nos acercaría al mar con mayor celeridad que la diplomacia de los gobiernos.

El primer logro de esta nueva tónica, que fue respaldada por la Presidenta chilena Michele Bachelet, fue la agenda de los trece puntos que retomó los acuerdos de Algarve (2000, Banzer-Murillo) cuando se estableció una agenda bilateral sin exclusiones. En el citado compromiso estaba, en el punto seis, el tema del mar. Los problemas comenzaron cuando el canciller Choquehuanca demandó a su par chileno la definición de un calendario específico para comenzar el diálogo sobre el citado tema seis. Allí acabaron las sonrisas y comenzaron las dilaciones. Ese momento coincidió con el cambio de mando en la Moneda. Bolivia se cansó de respuestas evasivas o postergaciones explícitas que muy pronto le permitieron percibir que había un largo trecho entre una agenda aparentemente irrestricta y con voluntad abierta, a la precisión que implica tomar al toro por las astas e iniciar una negociación que busque una solución. Por el contrario, en una actitud mucho más cerrada que en el pasado, Chile no dio siquiera el paso de una primera reunión sobre el tema, olvidando que varios de los gobiernos que lo antecedieron desarrollaron negociaciones plenas para la búsqueda de una solución, o más aún, propusieron unilateralmente y por iniciativa propia una salida soberna al país a través de puntos específicos de la geografía del Océano Pacífico.

No se puede menos que subrayar que Chile desaprovecho una oportunidad de oro de buscar una solución progresiva y razonable con Bolivia (incluida una potencial contrapartida boliviana) al no entender dos cosas: La primera, que tenía como interlocutor al Presidente con mejor disposición hacia ese país en muchísimos años. La segunda, que ese interlocutor era quizás el mandatario con mayor legitimidad en la historia del país.

Sebastián Piñera, a diferencia de Michele Bachelet, careció de la sensibilidad, el tino diplomático y la estrategia política para profundizar un acercamiento que pudo marcar la diferencia histórica en un tema tan delicado. Baste recordar que en 2009 la percepción de la opinión pública chilena hacia Morales era la más favorable que había tenido un Presidente boliviano en décadas y que la simpatía hacia la causa boliviana –con matices- superaba el 50%.

El giro de Morales en marzo de 2011 no fue, en consecuencia, producto de un capricho o una impronta personal, fue el resultado de la miopía de nuestros vecinos y la frustración que representó ver que los cuatro años anteriores habían sido desperdiciados y que el esfuerzo genuino de acercamiento, no era correspondido con un mínimo gesto aunque sólo fuera el formal de instalar una mesa de diálogo sobre el tema marítimo.

Bolivia ha escogido el único camino posible para romper este punto muerto y lo ha hecho de un modo novedoso. Chile, que inicialmente reaccionó con un cierto tono de displicencia, ha comprendido que el Juicio va en serio, que está fundamentado y que Bolivia está poniendo sobre el tablero a sus mejores representantes para lograr el éxito que espera y que merece.

Cuando un gobierno entiende que las políticas de Estado son indispensables en temas prioritarios y que su solidez depende de la adecuada comprensión de un pasado que las hizo posible, comienza –mal que le pese- a reevaluar su lectura de la historia.

21 comentarios en “Juicio a Chile ¿Por Qué y Cómo?

  1. En qué párrafo, en qué oración o frase concreta (citada textualmente) de la nota enviada por Chile en 1950 a Bolivia figura el vocablo «obligación», el vocablo «derecho», o la palabra «compromiso»? Cómo califica Chile la solicitud boliviana? No utiliza acaso Chile, en dicho documento, y en los de 1920 y 1961, la palabra aspiración, vocablo absolutamente distinto en su significado de la palabra derecho, conforme a la definición que de ellos proporciona la Real Academia Española?. Por otra parte, ninguna de las cinco acepciones del vocablo negociar permite siquiera imaginar, menos fundamentar, que quien negocia esta obligado a aceptar lo que se le propone, a tener que decir que sí, a abstenerse de formular contrapropuestas; en definitiva, conforme a su definición, quien negocia siempre tiene la facultad de decir que no a lo que se le propone.

    Acepto Bolivia en 1950 lo que Chile pedía a cambio de ceder un corredor con soberanía? Lo aceptó en 1975?

  2. Estimado Carlos, un antecedente importante que quisiera conozcas es que el tema de los derechos expectaticios fue discutida en UDAPEX a finales de los años 90`s a raiz de un paper elaborado por Ramiro Orias Arredondo el que después se public´´o en alguna revista que en este momento no recuerdo el nombre. Deberían reconocer ese aporte.

  3. El tema marítimo será todavía largamente debatido, por la posición intransigente de Chile, porque más allá de que los gobiernos de turno lo empleen como una escalera para subir en las preferencias ciudadanas, Bolivia no va a renunciar a ese derecho. La pregunta, en el mejor de los escenarios, es ¿qué hará Bolivia cuando logre una salida soberana al oceáno Pacífico? o mejor dicho ¿qué harán los gobiernos cuando ya no tengan al mar como una salida a su falta de popularidad y para aumentarla? No trato de desmerecer las importantes acciones que realiza el gobierno de Evo Morales y que en forma brillante nos la expone Carlos D. Mesa, sino que no dejo de demostrar mi pesimismo en el tema, porque aún si salimos triunfantes de La Haya, Chile seguirá con su tosudez, es decir, los gobernantes chilenos, porque a decir verdad, esto se ha convertido en una batalla de gobiernos y no de los pueblos de Bolivia y Chile.
    Si ganamos el juicio, será tan solo una etapa vencida en esta larga lucha desigual y en la que Bolivia debería seguir, como bien lo dice el Sr, Mesa, rompiendo viejos y desgastados paradigmas, como por ejemplo, dedicando sus mejores esfuerzos a lograr convertir al país en una especie de Suiza, nación que no ha necesitado de ningún oceáno para alcanzar semejante desarrollo. ¿Será mucho pedir?

  4. Quiza sea muy difícil de entender para el ciudadano Chileno promedio. Pero el reclamo por el tema del Mar ya esta prácticamente inscrito en los Genes de cualquier Boliviano. Algo que se moldea desde el colegio a generación tras generación (para bien o para mal) . Por supuesto que Bolivia no necesita de un Mar para desarrollarse , ……….pero mas que eso,… ese reclamo se entiende por un concepto básico: » justicia».

    • Andrés, no quise ser tan duro con tu idea del túnel y releyendo lo que escribiste veo un trasfondo positivo en tus comentarios, pero aun así no estoy de acuerdo con el mismo. Y tampoco pude hacerte llegar el mensaje que trato de transmitir y que consiste en lo siguiente: Bolivia nació con un territorio de 400 kilómetros de costa que nos fue arrebatado después de una guerra cruenta y de un tratado que a todas luces no fue nada más que un engaño y que estuvo viciado con amenazas del uso de la fuerza. Por lo tanto, estos territorios, históricamente y moralmente todavía nos pertenecen.

      Ahora, había empezado a comentar la historia del expansionismo chileno y continuando con la misma, decir que convenientemente, cuando acabo la guerra del Pacifico, usaron soldados con experiencia en esta guerra, para arrasar con los araucanos. No teniendo donde más expandirse y ya en el siglo pasado, le echaron el ojo a los territorios antárticos. Marcaron lo que indican les pertenece, que sin embargo quedo pendiente pues todos los países interesados en la Antártida, firmaron un tratado que postula que no hay un propietario oficial; aun así en los mapas de Chile que manejan los escolares figuran territorios Antárticos sin ninguna aclaración. Y son territorios que también son reclamados por Gran Bretaña, el país más expansivo del orbe, pero aquí se encontraron con un alumno expansivo y contestón. Pero por lo menos en este caso no violaron soberanía como lo hicieron con Perú y Bolivia, ni tampoco arrasaron con nadie como lo hicieron con los araucanos.

      Al tratado de la Antártida, se sumaron otros 50 países con intereses en el continente helado, entre ellos Guatemala, Bulgaria, Estonia, Papúa Nueva Guinea, Venezuela, y muchos otros. Guatemala!!?? Esto es para abrir los ojos, y no quiero culpar a Chile de habernos encerrado en nuestras montanas, valles y selvas, pero si fue un factor de nuestro incipiente contacto con el extranjero y de perder oportunidades de relacionarnos con el mundo desde nuestras propias costas. Nos cambiaron la historia, señores! Siguiendo con la Antártida, y si territorios tienen que ver con cercanía, pues parece que Bolivia está más cerca que 40 de esos países signatarios del tratado, y más aun desde nuestras costas.

      Andrés, tal vez me preguntaras porque uno puede interesarse en la Antártida y te contestaría que tiene que ver en algo con lo que escribiste relacionado a una visión y un hecho, por ejemplo llegar a la luna. Aunque en este caso es casi obvio que estos terrenos congelados cobraran importancia entre 100 y 200 anos si no antes, y no quiero verlos con afán expansivo (seria irónico) pero si de interés científico y de convivir con el mundo en todo tipo de empresas. El gobierno debería preocuparse en formar gente en este sentido. De manera que no quise cohibir tus ideas, veo algo saludable en ellas, solo que, y te lo digo humildemente, pueden necesitar una mejor dirección, de modo que escribe, pero tampoco te presentes con las manos vacías. De pronto me encuentro exigente, pero necesitamos elevar el nivel de discusión en Bolivia.

      Pero, dejemos la Antártida que se me congela la mano. Hoy, tenemos que enfocarnos en contribuir a la demanda de La Haya, cada uno en su especialidad, de manera que hagamos nuestras tareas. Y pedir a este gobierno la inclusión de cualquier boliviano que pueda aportar, sea de oposición o no. Todavía se puede enmendar el error de no haber incluido de principio a gente reconocida en los diferentes campos que pesan en el trabajo de la demanda.

      Y no me hacen mella los comentarios de que escuchemos que Chile nunca, que Chile jamás, etc. Porque creo que todo es dinámico y las circunstancias pueden cambiar, como cuando hubo la apertura chilena en 1895, 1950 y 1975. En la última se contemplaba en principio, no solo un corredor y un puerto, sino un enclave mucho más al sur, de 50 kilómetros (evitando el Peru). lo cual considero hasta razonable, comparando con todo lo que se ha perdido. Andrés, no sé si alguna vez habrás negociado algo, pero la experiencia es que si pides algo insignificante en una negociación, puedes obtener menos o nada. En este caso, estaríamos negociando, con toda justicia, recobrar un territorio enclave en la costa, que pueda ser holgado en un espíritu parecido al de1975. Y vamos a dar crédito al que fue embajador en Chile en ese entonces, Guillermo Gutierrez Vea Murguia, que cumplió su labor diplomática y empujo las conversaciones hasta donde pudo (muy diferente de hablar sobre la papalisa).

      El asunto Andrés, es que nunca debemos darnos por vencido, y algo que apoyo en la CPE (porque hay cosas que no deberían estar ahí) es la irrenunciablilidad de nuestros territorios marítimos. De nuevo alguien me dirá que jamás, que nunca, etc., y les contestare, que si en este momento es difícil y no vemos una solución, debemos mantener el objetivo y preparar el futuro para mejores circunstancias. Vendrán, personas con mejores soluciones en nuestro lado y personas menos mezquinas en el otro, es decir con una tónica americanista y de justicia histórica. Pero en este momento debemos darnos el todo por el todo por el presente objetivo inmediato, La Haya.

      • Siguiendo con la historia del EXPANSIONISMO chileno, decir que se expandieron también al Este (ya relatamos lo que sucedió Norte, Sur y Oeste), esta vez llegando hasta la isla de Pascua, donde, como ya lo hicieron con los araucanos, arrasaron con los nativos polinesios y los confinaron a una isla. Y también los convirtieron en ciudadanos de segunda clase en su propio país, dándoles la ciudadanía chilena recién en 1966, aliviando en algo el «apartheid» en que vivían. Pero no pudieron confinar a los moai porque los encontraron muy pesados (supongo). Hoy en día, siguen habiendo protestas e intentos de separación de parte de los nativos.

        Ese es el enemigo que nos arrebato nuestro Litoral, expansionista como la Alemania de Hitler y con la misma ideología de que la victoria da derechos. Y el objetivo chileno fue expandirse y destruir cualquier posible enemigo, con temores infundados, como lo hizo con la Confederación Perú-Boliviana. Este es el caso de como un país, Chile, aprovechó ciertas circunstancias, ser mas pequeño, limitado y homogéneo para organizarse contra países que estaban tratando de establecer sus propias formas de gobierno, pero la heterogeneidad y otros problemas sociales no eran propicios.

        Otro tema es el cambio de postura caprichosa, fluctuante, inconsistente del gobierno chileno, antes y después de la guerra. Comenzaron con una filosofía hasta cierto punto noble pues postulaban el STATUS QUO, es decir la inamovilidad de los países en cuanto a sus territorios se refiere, y el no intervencionismo, para después pretender olvidarse de estos elogiables y honorables fines. Pero ahora podemos ver que era pura conveniencia y temores de tener un país mas poderoso al Norte. En principio protestaban por el acercamiento entre los gobiernos de Perú y Bolivia, con algunas excepciones como O’Higgins, figura de primer orden en Chile, quien no tenia problemas con la Confederación y tenia amistad con Santa Cruz. Entonces, incurrieron en otra postura contra la cual estaban opuestos en principio, el INTERVENCIONISMO! Armaron a peruanos disidentes y enviaron a un ejercito chileno a destruir la Confederación, no pudiendo en primera instancia y habiendo sido perdonados por la nobleza de Santa Cruz, y desconociendo el tratado de Paucarpata, enviaron un 2do ejercito, que no perdono, y sembraron caos y muertes por un buen rato.

        «No hagas a otros lo que no quieres que te hagan a ti» es un precepto bastante conocido y sumamente ignorado por gobiernos chilenos. Así es como ahora prefieren el bilateralismo, después de haberse comportado como los entrometidos de America con sus intervenciones multilateralistas en problemas entre países como los conflictos entre Ecuador-Perú, Paraguay-Argentina-Brasil-Uruguay, Colombia-Ecuador, en el siglo XIX, Bolivia-Paraguay el siglo anterior. !Vaya ARTERA DIPLOMACIA la chilena!

    • Es un adelanto que se señale que Bolivia no necesita un mar para desarrollarse, pues antes se lo invocaba como requisito esencial. En cuanto a la justicia hay que tener en cuenta que su búsqueda no esta sujeta al libre albedrio, sino que tiene sus reglas y una de ellas es que la justicia no se obtiene al margen de la verdad, entendiendo por verdad aquella que se puede acreditar, probar ante el Tribunal, por ello es que hice las preguntas contenidas en mi comentario inicial pues se olvida que la Corte de La Haya es un tribunal que, de acuerdo al artículo 38 de su Estatuto, falla aplicando el derecho, no lo que cada uno de nosotros entiende por «justicia»..

      • ¿por que Chile si necesita 4,000 kms lineales de mar mas su 200 miilas para desarollarse? ¿Por que Chile si y Bolivia no?

  5. El artículo señala una cosa importante: la creación de un nuevo escenario en la reivindicación boliviana.
    El inventario jurídico y el juicio equilibrado sobre la acción del Ministerio de Relaciones Exteriores, que presenta Carlos Mesa, merecen gran consideración, pues son un ejemplo de que los actores políticos, más allá de sus diferencias, pueden plantearse estrategias de Estado.

    Chile, como después de los acontecimientos de 1879, siempre hizo prevalecer sus ventajas de potencia regional: relativa ventaja en el desarrollo, alianzas privilegiadas con las potencias (Las Malvinas pusieron Chile al descubierto), etc. Pero aquellas condiciones dejan poco a poco de tener preponderancia en un mundo cada vez más interconectado e interdependiente.
    Lo que olvida Chile es que las regiones I, II y XV (Tarapacá, Antofagasta y Arica Parinacota) dependen económica y culturalmente del Altiplano. Según las estadísticas de las actividades turísticas y comerciales del propio Estado chileno, se puede interpretar que existen más bolivianos que transitan esos territorios que los chilenos habitantes en las regiones centrales del país, ciertamente de Santiago, donde Chile tiene concentrada su poblacion.
    La larga jurisprudencia del fenómeno favorece a Bolivia; ademas, las perspectivas de evolución demográfica y de intercambio económico (si no ocurrren cambios radicales extraordinarios) van a consolidar la soberanía Boliviana, a la larga: en un Siglo en el cual la guerra, como se concebía en le siglo XIX, se ha desbaratado.

    Para la anecdota: El rallye Dakar muestra a la perfección como los territorios en cuestión son transnacionales y cómo su soberania está rendida a «París». Que su sentido geopolitico no teinen sentido si no se engloban toda una red de territorios exógenos: Buenos Aires, Lima o Santiago.

    Estamos lejos, muy lejos, del momento en el cual la marcha por el desierto de un ejército fue convertido en una guerra heroica, en un mito acorde con una época en la cual aún no había telégrafo.

    • Corrección:
      Para la anecdota: El rallye Dakar muestra a la perfección como los territorios en cuestión son transnacionales y cómo su soberania está rendida a “París”. Que su sentido geopolítico lo adquieren sólo si engloban toda una red de territorios exógenos: Buenos Aires, Lima o Santiago.

      Estamos lejos, muy lejos, del momento en el cual una marcha por el desierto, protagonizada por un ejército, fue convertida en una guerra heroica, en un mito acorde con una época cuando no había aún el telégrafo.

  6. El «juicio» solamente alarga las agónicas esperanzas de los piratas costeros sobre los territorios bolivianos.

    Constituyéndose además, en stricto sensu jurídico, cualquier acto de ésta improvisada índole, en un acto INSUBSANABLEMENTE NULO. Ya que, según vine demostrando sin posibilidad de refutación alguna, el proceder del Gobierno plurinacional (como el de mediocres anteriores), toma en cuenta al INCONSTITUCIONAL Tratado de 1904, que resulta ser un vulgar papelillo VICIADO DE NULIDAD y defectuoso en sus más elementales formas y contenido; situación que, naturalmente, hace que todo acto subsecuente, sea igualmente NULO, valga la reiteración.

    A los USURPADORES se los debe devolver a la realidad, es decir extinguir su expectativa ladronezca, con determinaciones soberanas y constitucionales.

    • Chile tiene doble lenguaje;mientras que el Tratado de 1904 es intangible.perpetuo..etc. El Tratado de fronteras con Peú de 1929 ha sido modificado unilateralmente por Chile, en su trazado que parte desde las orillas del mar…

  7. Esencia del reclamo marítimo de Bolivia
    Autor : Jorge Edgar Zambrana Jiménez
    Ingeniero Civil y Analista de Historia
    He aquí los hechos históricos que consagran incuestionablemente los derechos de Bolivia :
    El reclamo marítimo del pueblo de Bolivia se apoya en la invalidéz del Tratado de 1904, dado que fue firmado bajo presión militar y como culminación de una guerra de rapiña instigada por el imperialismo británico de la época.
    Considerando que Antofagasta, Mejillones, Cobija y Tocopilla son puertos marítimos indispensables para el progreso de Bolivia, nuestro reclamo no hace más que proclamar el derecho inalienable a la vida. Los pueblos no pueden contemplar impasibles la asfixia de uno de sus hermanos en un enclaustramiento desesperante.
    Chile tiene la obligación moral, política y ética de restituir a Bolivia su acceso propio y soberano al mar, terminando con el indignante tutelaje que ha imperado hasta hoy.
    Es demasiado el tiempo transcurrido desde que una guerra que inició Chile en el año 1879 cercenó el territorio boliviano, dejando al país en una situación de absoluto menoscabo de cara al desarrollo y a la posibilidad de contar con los elementos que hubiesen podido hacer de su comercio marítimo un puntal firme para sostener su desarrollo, tal como lo son el desenvolvimiento portuario y naviero que le hubiera permitido acceder a ultramar. Bolivia, llevada a firmar un tratado leonino impuesto por Chile, potencia invasora, abusiva y victoriosa en la agresión del Pacífico, no tuvo más remedio que someterse al articulado de dicho documento, ya que carecía de todo elemento de coerción que le hubiese permitido negociar en condiciones más propicias.
    Restituir a Bolivia por lo menos un puerto útil que le permita el acceso al mar, no será resultado de una graciosa dádiva, sino un hecho de justicia. Lo que es legal no es necesariamente legítimo. Y si bien, en la legalidad de la letra y la firma del tratado de 1904 que se le impuso a Bolivia, se dice que Chile accede al dominio del Departamento del Litoral, no es legítimo que esa letra sea en la práctica una condena al enclaustramiento perpetuo de un Estado que, como el boliviano, merece por derecho propio contar con su vital litoral que coadyuve a su proceso de crecimiento y desarrollo.
    Bolivia vive desde hace 134 años enclaustrada en pleno corazón de Sudamérica.
    El objetivo político de Chile ha sido siempre el de mantenernos en estado de impotencia, porque tienen miedo de que nos fortalezcamos, lo cual va a suceder de todos modos, y que les llamemos a rendir cuentas de todos sus actos de usurpación territorial.
    Ningún boliviano va a aceptar un trueque de nuestro Departamento del Litoral por un callejón al norte de Arica, sin puerto propio ni soberano. Tal dádiva merecería el repudio internacional.
    El país vecino trata de engatusarnos con vueltas y engaños cada vez que se busca reparar la injusticia. Con falsas promesas, cuentos y fábulas, ofrecen corredores y enclaves inservibles y sin soberanía marítima.
    Con el Tratado de 1904 Chile ha usurpado los territorios arrebatados, a sabiendas, por el derecho internacional, de que ningún Estado puede imponer a otro la renuncia a perpetuidad de su territorio e independencia.
    Bolivia reclama lo que es suyo propio, a pesar del dominio “absoluto y perpetuo” que Chile le impone con un despojo armado. El Departamento del Litoral, por derecho y por ley es territorio del Estado Boliviano, aunque hoy bajo dominación ilegítima y de facto.
    No existe hoy la intangibilidad de los tratados en el derecho internacional público; tampoco la eternidad del despojo impuesto por un país sobre otro.
    La defensa chilena de su tratado de 1904, como un “derecho de victoria” ganado por las armas, no es propio de un tratado de Amistad; es un despojo insano contra la democracia, contra la soberanía y la libertad. La fuerza de la causa boliviana de reivindicación tiene en estos fundamentos la justicia que debe primar.
    Recobrar un territorio despojado implica ir a un Tribunal Internacional en demanda de Justicia. Chile está recurriendo al armamentismo para retener la usurpación.
    En la legislación mundial actual y en el régimen democrático internacional del siglo XXI, no existe la figura de “dominio absoluto y perpetuo”. La ocupación ilegal no es fuente de adquisición de derechos de propiedad basados en la invasión militar para saquear riquezas naturales.
    A Bolivia le corresponde recurrir ante los Tribunales Internacionales en demanda de amparo de derecho contra el despojo en que vive, para eliminar el dominio chileno sobre el litoral invadido, ocupado y usurpado de facto.
    Chile, culpable de nuestra clausura geográfica, tiene la llave del grillete de la prisión que detiene nuestro progreso. Basta de diálogos sin resultados, eufemismos y de frases almibaradas de la cortesía protocolar. Que América y el mundo sepan que Bolivia ya no está dispuesta a seguir soportando en silencio esta situación humillante. No podemos continuar siendo, como Nación, un ave sin alas. El problema pendiente del enclaustramiento de Bolivia seguirá comprometiendo la paz en Sudamérica, mientras no sea resuelto en función de los antecedentes históricos.
    Ante el poderío militar impuesto por Chile para impedirle a Bolivia su acceso al mar, recordamos que: “Se puede usurpar a un país sus puertos, pero no su voluntad… Tarde o temprano ésta impondrá la justicia” . No se debe caer en la insensatéz de creer que los crímenes en que incurre una nación los lava el tiempo y que es prudente olvidarlos.
    No se debe cometer nuevamente los errores garrafales, arbitrarios, inexpertos e improvisados de Melgarejo, de 1904 y de la reunión de Charaña de 1975. La política exterior del Estado Boliviano, respecto de Chile, si bien no debe ser agresiva o de aislamiento, debe partir de la prudencia y la firme defensa de su soberanía marítima, recelando cualquier acuerdo susceptible de limitarla. A su vez, se debe posicionar el tema marítimo en la agenda internacional, buscando aliados y escenarios que nos acerquen a la reivindicación de nuestro litoral cautivo, para lo cual los bolivianos deben hacer cada día la renovación de su fé y duplicar sus esfuerzos. El texto de la demanda ante La Haya, no está planteando la devolución de lo usurpado por Chile, sino que pide compensación con derechos espectaticios que se hallan en territorio usurpado al Perú. Diremar debe urgentemente complementar la demanda expresando ante La Haya que Bolivia no renuncia a su derecho de que le devuelvan sus puertos y su litoral cautivos. Por otra parte, los embajadores bolivianos deben publicar en los medios comunicacionales del mundo la verdad sobre el asalto filibustero chileno de 1879.
    Debemos darnos cuenta que el trato bilateral nunca ha encontrado ni la más remota intención de reparación por parte de Chile al daño causado con su asalto invasor.
    Hay que desarrollar una Marina Mercante Nacional en forma armónica y sostenida que permita satisfacer las necesidades y requerimientos de transporte comercial tanto de las empresas privadas como estatales así como garantizar el transporte y seguridad en situaciones críticas o de conflicto; en consecuencia debemos desarrollar nuestra vocación marítima, para alcanzar una gravitación efectiva en los mares del mundo.
    Todos los regímenes oligárquicos del pasado de Bolivia, han abandonado la tarea patriótica de hacer crecer la reivindicación de nuestros puertos despojados, en el corazón de la Patria. Con esta claudicación antinacional han renegado vez tras vez de la recuperación del mar propio y se han quedado con lo peor que es mendigar un callejón de salida, sin puerto, a Chile, país que le amputó su mar a la Nación, que cacarea que Bolivia nunca tuvo mar y que no quiere devolver ni un milímetro de nuestra costa marítima.
    No existe hoy la intangibilidad de los tratados en el derecho internacional público; tampoco la eternidad del despojo impuesto por un país sobre otro.
    La invasión de 1879, la ocupación de 1884 y el despojo de 1904 son los antecedentes de fuerza militar, nó de derecho, con los que Chile ha despojado y detenta hoy el Departamento del Litoral.
    Está reconocido a nivel mundial hoy, el derecho de Bolivia a reivindicar y recuperar su Departamento del Litoral, y nó a negociar un callejón de salida al mar sin puerto propio ni soberano.
    El tratado de 1904 debe terminar como un instrumento de dominio colonizador, y Bolivia debe acabar con ese fraude.
    Bolivia no puede, por ahora, contener el dominio introducido por la fuerza, ni superar materialmente el despojo. Chile no tiene ningún justificativo de derecho, ningún título que acredite su pretendida “propiedad”. Su dominio se origina en la fuerza y la violencia para “hacer respetar” un tratado fraudulento que ha firmado. Bolivia ha perdido, desde 1879, su capacidad militar, política, económica y diplomática. No obstante, no ha perdido su derecho de propiedad de su patrimonio marítimo y puertos.

  8. Utópico por decirlo menos, no existe antecedente y jurisprudencia dentro de la Corte que oblige a un estado a negociar con otro estado (salvo alguién la muestre), pero si aún así la corte hace eso (…) cabría preguntarse. ¿Negociar qué, el trado de límites de 1904, alguna formula creativa como la de un enclave?. Como fuere el trado de 1904 no puede renogociarse la misma corte no se pronuncia por temas anteriores a 1948 ver la sentencias Colombia – Nicaragua para tener claro que el tema no pasa por ahí, un enclave puede ser factible pero eso implica que Bolivia deba ceder algo… de lo contrario es otro vano intentento de obtener nada.

  9. El tema de la salida soberana al mar de Bolivia, es un tema demasiado complejo para ser abordado por un Ingeniero!!Asi los bolivianos no van a conseguir nada!

  10. Varios comentarios bolivianos mas arriba señalan la época en que no había telégrafo.En 1879, Bolivia no tenia telégrafo, menos aun Marina de Guerra para defender su litoral d 400kms lineales.Peo tanto Peru como Chile tenían telégrafo, y cable submarino.

  11. Juicio en La Haya contra Chile, muy bien! Pero cuidado, mientras dure el juicio, Chile ira camiando Hitos de lugar, y cuando Bolivia proteste, pies una herida abierta para mucho mas tiempo.La Cancillleria chilena es reacia a la negociaciones diplomáticas; con todas las armas que tienen, usan el «diktat». Al Peru post-Haya, Piñera le ha hecho una jugada artificial y contraria a Derecho:desconocer la frontera terrestre pactada en 1929!

  12. Comercio boliviano: contrabando y drogas.
    ¿y con eso, salida soberana al mar?
    ¿por el lado chileno de la frontera con Peru?
    Veamos: el contrabando se inicia en el puerto franco de Iquique (ciudad antes peruana), sube a Bolivia en camiones numerosos: atraviesa el territorio nolivianao y pasa al Peru por el norte del Lago Titicaca en convoyes de camiones fuertemente armados en los cuales las metralletas abundan: no hay policía que se pueda oponer a ese nivel de bandolerismo.¿Y el Ejercito? Esta en la zona selvática de difícil acceso donde hay pistas de aterrizaje clandestinas (una es bombardeada y abren otra)donde llegan avionetas bolivianas cargadas de drogas. ¿no tiene Bolivia un Presidente cocalero? Hasta ahora: contrabando mas drogas: ese comercio clandestino es mas eficiente que cualquier Pacto Andino o/ y comercio legal.
    Con estos nefastos antecedentes, alguien en su sano juicio va a querer en el Peru que nuestro país de su aprobación a un corredor soberano para Bolvia adosado a la frontera con Chile del lado chileno? Sera oro corredor de drogas y contrabando.
    Ademas Chile ha constituido servidumbres perpetuas sobre los canales de Uchusuma y Azucarero, pues sin ellos Tacna padecería aguda escasez de agua.¿quien garantiza que si hubiese un territorio boliviano estas servidumbres serán respetadas?Aunque se pactara con Bolivia al respecto- Pues no le quepa dudas a peruanos y a chilenos que un tal corredor soberano se llenaría de poblaciones bolivians hasta la Costa: diran que necesitan agua, y que Tacna ni que Tacna: su derecho al agua pasa por encima de todo. Se apropiarian del agua de los mencionados canales— A Bolivia no le queda si no negociar un enclave soberano mucho mas al sur de Arica, al borde del mar donde puedan construir un puerto…
    Todo esto se lo he expresado directamente al respetado Pdte Mesa en otro blog sobre estos temas.

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  13. Una consulta: ¿Donde puedo conseguir una copia de la tesis de Ramiro Orías sobre la demanda marítima? Creo que todos los bolivianos deberíamos conocer este importante trabajo para estar bien informados sobre el tema.

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