Conviene, ahora que el tema de la respuesta de los Estados Unidos en torno a una posible extradición del Presidente Sánchez de Lozada ha sido negativa, recuperar fragmentos de mi libro Presidencia Sitiada (2008), que narran cual fue mi papel en los días críticos de la crisis de octubre de 2003. Esta la tercera parte de esa narración.
El urin y el anan
El mundo andino tiene una concepción dual del mundo, hay un arriba y abajo para todo, lo que transita en la superficie y lo que está debajo, en el mundo subterráneo.
Entre las más terribles ironías de mi vida está la de haber contribuido a llevar a la presidencia a Gonzalo Sánchez de Lozada. Más allá de cualquier estúpida pretensión de mi parte, los hechos objetivos parecen confirmar que no podía ganar sin mi candidatura a su lado, sin desconocer lo que representaba su figura política y el peso de su anterior gobierno (que, irónicamente, sumaba más negativos que positivos a su imagen). Si hubo algún político contemporáneo que me generó fe, al que admiré, por el que aposté de convicción, ese político fue Goni. Me rendía su inteligencia, su determinación (arma suicida en su segundo gobierno), su capacidad creativa, su espíritu de legislador (que acabó por hundirlo en el tiempo de la debilidad y de la urgencia), sus respuestas nuevas, arrojadas y valientes para saltar a la modernidad, no la modernidad liberal, sino la de la Ley INRA, la Participación Popular, la educación bilingüe y el Bono Sol (bono de 250 dólares anuales a todos los mayores de 65 años). Pero desde adentro, conocí pequeñeces y errores y comprendí que en el fondo, el Sánchez de Lozada de la Participación Popular, el de la descentralización, nunca dejó de ser un liberal, mientras que al final yo terminé recuperando mis raíces ideológicas nacional-revolucionarias (nunca marxistas).
El tiempo de la muerte, los senderos que se bifurcan
La conversación de sobremesa con el Presidente se cortó abruptamente cuando a las cuatro de la tarde Mauricio Antezana irrumpió sin protocolos en el living principal de la residencia donde estábamos, para decirle al gobernante que tenía el reporte de nueve muertos en El Alto (todavía no se sabía que en realidad ese día habían muerto veintisiete personas). Sánchez de L. me dijo que me llamaría a las ocho de la noche para hacer una reunión de análisis de mis propuestas, aunque me adelantó: “Yo ya estoy muy viejo para cambiar, Carlos”.
Al salir me crucé con Carlos Sánchez, nos saludamos con seca formalidad.
Entre las ocho y diez y las nueve de la noche hablé largamente en mi casa con Chacho Justiniano, que acababa de llegar de París. Me dijo que coincidía con mi posición y que trataría de hablar con el Presidente sobre el asunto. Yo creía todavía que las personas más cercanas a su entorno debían convencerlo de no arrojarse al abismo. Mirados los acontecimientos, parece claro que Justiniano no habló nunca del tema con Sánchez de Lozada, quien no me llamó ni a las nueve ni a las diez. Cerca de las diez llamé a la residencia, hablé con Balcázar que me dijo que mis ideas estaban totalmente equivocadas y que no valía la pena considerarlas, eran muy ingenuas, subrayó. La línea del gobierno era otra, era el momento de la verdad y no se podía ni debía retroceder.
Minutos después, como a las diez y veinte, volví a llamar a la casa presidencial, pude hablar con Carlos Morales, le pedí que por favor me comunicara con Sánchez de Lozada. Se comprometió a pasarle el mensaje. Quince minutos después, el Presidente me llamó para decirme que no convocaría a ninguna reunión porque después de reflexionar el tema se ratificaba en su postura, traducida en un decreto de convocatoria genérica a un diálogo no vinculante con diferentes sectores del país sobre la política del gas y su exportación. Le dije que me parecía un grave error y que le expresaba mi total desacuerdo, me contestó que lo lamentaba pero que era una decisión tomada. “A partir de este momento me siento en libertad de escoger mi propio camino”, le contesté. Se despidió de mi como hacia siempre, con una expresión muy anglosajona “Chau, chau, Cuídate”. Fue la última vez que hablé con él hasta el momento de escribir estas líneas.
La ruptura
Quedé solo. Entre el lunes 13 y el Viernes 17 pasé los días entre mi casa -la mayor parte del tiempo- y la casa de José “Pepe” Galindo. El equipo que me acompañó esos días estaba integrado por Pepe Galindo, Lupe Cajías, Osvaldo Candia y Patricia Flores, mis fieles colaboradores en la vicepresidencia. Jorge Cortés y Alfonso “Fierro” Ferrufino no pudieron integrarse porque estaban en Cochabamba, en un momento en que La Paz se encontraba totalmente aislada. Estuve junto a mis esposa Elvira, incondicional a pesar de su total desapego a la política. Estuvieron conmigo mis amigos, Horst Grebe, Miguel Urioste y Ximena Valdivia.
La primera decisión del lunes fue la ruptura. Más allá de cualquier consideración, el tema de la defensa de la vida humana hacía imposible cualquier posibilidad de permanecer en el gobierno. Hubo unanimidad en el grupo, había que convocar a una conferencia de prensa para decírselo al país. A eso de las diez me llamó Manuel Suárez, a la sazón secretario privado del Presidente, para indagar sobre lo que haríamos, me dijo que Sánchez de L. quería hablar conmigo, le recapitulé brevemente la conversación del día anterior y le dije que no había nada que hablar y que daría una conferencia de prensa en unos minutos. A las diez y media lo hice, anunciando mi ruptura con el Ejecutivo.
Carlos, yo creo que es hora de darle vuelta la pagina a la Historia, yo por mi parte lo hecho y soy un convencido de que Carlos Mesa tiene un monton de cosas para brindarle a este pais, pero desde la vanguardia y no en la trinchera, Saludos!
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Fuente: Blog Carlos D. Mesa Gisbert
Sr. Mesa: Creo que usted puede darle mucho a este país desde el análisis. Sin pretender que esto suene a adulación (porque no lo es) me parece que la política no lo merece sino desde el análisis político e histórico. En un país con visión de corto plazo es imprescindible analizar los contextos con el componente histórico respectivo para así avanzar con objetivos de desarrollo claros y no a ensayo y error como se está haciendo hoy (y siempre se hizo). Saludos y es muy placentero ser parte de su blog.
Mas allá de quien haya sido o no haya sido culpable, creo desde mi perspectiva que se deberia mas bien reflexionar sobre el fondo de las cosas. Sanchez de Lozada representa para Bolivia el recuerdo de un pasado no muy distante que nos muestra que aun en democracia nos falta todavia un largo camino por recorrer en lo que se refiere a la concientizacion de una sociedad en busca de establecer un pais mas justo, y que a pesar de todo esto no se ha podido aún hacer justicia por aquellas personas que dieron su vida por defender sus ideales pero por sobre todo los recursos naturales como el gas que hoy son tan importantes para nuestra economía.
Mi presidente, soy de aquellos que desde adolecente seguía sus programas en PAT, y los documentales sobre historia, un personaje que me ha inspirado a hacer radio y videos y estudiar carreras afines. Cuando las elecciones en 2002 estaba en el exterior y rápidamente pude comprender que esas elecciones no podían haber ganado el MNR si no hubiera sido su candidatura que le dio un tinte de intelectualidad y capacidad a ese partido. Pero que triste que usted haya decidido ser parte de la historia del país en momentos cuando ese sistema agonizaba, se que hubiera aportado mucho al país., pero no debería quedarse como simple espectador de los hechos y los destinos del país, le visto decir al programa NO MENTIRAS que no vé un próximo candidato en usted.. y eso no corresponde a un personaje de su nivel, espero decida volver cuando este periodo oscuro también agonice mientras nosotros (y yo) trabajamos por un verdadero cambio desde nuestros sitios, como los productores de coca de la zona tradicional de yungas de La Paz…saludos desde yungas.
distinguido doctor
mas alla de comentarios elogiosos a su persona y frases construidas con terminos de rango mayor, se puede pensar intelectuales de alto nivel,vertiendo excelentes criticas como siempre para un gobierno en ejercicio, nadie se salva, que venga el siguiente para continuar esta falaz practica de masturbacion eterna de aquellos intelectuales bolivianos que asi calman o justifican su frustracion personal o de partido (de turno y en general de derecha) y mucho cuidado con criticar a la sumision, corrupcion,discriminacion y otros «ion» que son las virtudes de estos doctores sabelotodos, bases fundamentales que asimilaron en las mejores escuelas de harward y otros.
en fin este mal que les aqueja persiste en no ser extirpado mientras se siguen refugiando en una oposicion mas destructiva que lo contrario.
atino a sugerirles que por una vez un sus frustradas vidas vacias de un ansiado poder acepten el proceso de cambio (que es lo mejor que le ha podido ocurrir a Bolivia) poniendose la mano al pecho y buscando algo de conciencia que les quede para costruir por primera vez una oposicion (digna de ese nombre) constructiva que sea el ejemplo para las futuras generaciones de nuestro estado plurinacional..
sin llorar
atte.
el chaiña
Señor Carlos de Mesa yo que le admiraba y que pense que era un hombre correcto hasta que me entere que usted fue el que AMNISTIO al SEÑOR EVO MORALES porque si no fuera por ese jesto seguro que el tendria que estar en la silla de acusados pero usted le salvo y ahora este señor esta destruyendo nuestra PATRIA
Ese es el problema de creer cualquier cosa que quienes son responsables de la mayor desmesura en la represión afirman sin rubor alguno. Mi gobierno no amnistió a Evo Morales, estableció una amnistía para aquellas personas contempladas en la Ley de Seguridad aprobada en agosto de 2003 por el Parlamento. Si usted se molesta en entrar a este blog y buscar en la categoría mi gobierno, los textos de los decretos y su explicación jurídica y política, podrá valorar exactamente lo que hicimos. No es bueno que la afirmación de quienes carecen de moral para hablar, sean tomadas como verdades cuando no son sino justificaciones de acciones éticamente inaceptables.