Octubre de 2003. Lo que Realmente Ocurrió (Parte 1)

Conviene, ahora que el tema de la respuesta de los Estados Unidos en torno a una posible extradición del Presidente Sánchez de Lozada ha sido negativa, recuperar fragmentos de mi libro Presidencia Sitiada (2008), que narran cual fue mi papel en los días críticos de la crisis de octubre de 2003.

El 10 de octubre por la noche el Presidente me llamó por teléfono para pedirme que lo reemplazara en el acto de aniversario de Pando, que se desarrollaría en Cobija al día siguiente. La situación en La Paz se había agravado y no le parecía prudente moverse de la sede de gobierno. El 11 a las siete de la mañana volé a Cobija y permanecí allí hasta el domingo 12 a las 8 de la mañana. Ese sábado 11 en La Paz, el Presidente y su gabinete firmaron el decreto que autorizaba a las FF.AA. a salir a las calles de La Paz y El Alto para imponer el orden y el imperio de la Constitución.

12 de octubre de 2003. Aterrizamos en el aeropuerto de El Alto a las nueve y diez. Nos dieron el parte, era imposible bajar a La Paz por tierra, todo estaba bloqueado. A las nueve y media de la mañana subí al helicóptero que me permitiría llegar a la ciudad. Sobrevolé El Alto y las laderas. Era una mañana luminosa. La imagen era sobrecogedora. El ruido ensordecedor de las aspas del helicóptero era en realidad un hondo silencio. Un mar de ladrillos y calaminas quedaba a mis pies. Vi el viejo monoblock de la Universidad, el domo del Coliseo Cerrado, el imponente monolito gris del Banco Central clavado detrás del Palacio, el edificio de la Vicepresidencia lleno de sombras con su esbelta cúpula negra. No volvería a pisarlo como vicepresidente. La nave giró. Mientras descendía pude ver el techo plano de la residencia presidencial, la curva de la gruta y la meseta de Miraflores. El  Lama se posó suavemente sobre una cancha de basket en el corazón del Gran Cuartel. Bajé en silencio y en silencio abordé el viejo BMW de la vicepresidencia.

“Los muertos te van a enterrar”

Llegué a la residencia a la una y treinta y cuatro. Sánchez de Lozada siempre comía con voracidad cualquier cosa que tuviera delante. Almorzamos plato paceño, choclos de dientes pequeños, dulces, untados de mantequilla, queso frito bien tostado, habas muy verdes, blandas y algo harinosas. Agarrábamos las habas con las manos apretando un extremo para sacar la cáscara, humedeciendo los dedos, inclinados sobre el plato mientras hablábamos. A medio almuerzo entró Alejandra y le dio un beso cariñoso en la frente a su padre, el Presidente le respondió también con cariño.

Tres de la tarde. El puro estaba seco, al cortarle el extremo saltaron pedazos de tabaco. Prendí un fósforo, se apagó antes de llegar a quemar el cigarro, encendí otro, giré el puro varias veces hasta que quedara totalmente prendido. La luz del comienzo de la tarde llenaba el salón a través del vidrio verde blindado que daba al jardín de la residencia presidencial. El Presidente prendió su tabaco con los ojos cerrados. Estábamos solos, tranquilos, dispuestos a una esgrima verbal que yo sabía inútil. Todavía no nos habían informado sobre los sangrientos sucesos de la jornada.

“Hay tres cosas que no voy a hacer”, me dijo, “Renunciar, llamar a Referéndum y convocar a una Asamblea Constituyente”.

Ese 12 de octubre marcaba la tercera semana de conflictos, desde que el ministro de defensa Carlos Sánchez Berzaín había decidido comandar la operación de rescate de un grupo de turistas atrapados en Sorata. El altiplano convulsionado y violento de esos días marcaba otra vez el clima de guerra de la región, con su centro en Achacachi y Warisata, la escuela ayllu concebida por Elizardo Pérez setenta años antes. Esa utopía que tenía que ver con la educación indígena y que el abuelo de Sánchez de Lozada, Daniel Sánchez Bustamante, había tenido entre sus principales preocupaciones de educador en las primeras décadas del siglo XX. Otra ironía.

El camino a Sorata, como otros tantos en las proximidades del Lago Sagrado, estaba bloqueado.

“Se que no lo harás, te conozco Presidente y no he venido a convencerte, simplemente quiero reflexionar contigo sobre este momento que estamos viviendo, porque con la misma convicción con que me dices lo que me dices, quiero que escuches mis ideas, sobre todo porque creo que es necesario que tengas desde dentro una visión distinta a la tuya. Lo que te voy a decir son criterios en los que coinciden casi todas las personas de tu partido y del gobierno con las que he hablado y que, o no te lo dicen, o no aceptas escuchar. Tu tienes una personalidad muy fuerte, tienes al MNR y al gobierno en un puño, la mayoría de la gente no se atreve a decirte las cosas y los que sí se atreven, se encuentran con que ni siquiera los dejas terminar de hablar, cuando lo que dicen te parece equivocado o no te gusta”.

“Tienes que sorprender al país, es tu única salida, Presidente. No insistas en algo que no podrás conseguir. Arriésgate, convoca a una consulta popular sobre el gas, pero plantéale a los bolivianos que solo lo exportarás si es con soberanía. Puedes hacerlo, porque sabes que la gente incendiará el país antes que permitirte que saques el gas por Chile. Por eso puedes jugar al todo o nada y dejarlos a todos boquiabiertos. Si haces esto podrás suavizar el tema de la Constituyente y decir que estás dispuesto a considerar la posibilidad”.

“Los muertos te van a enterrar”, le dije, mientras miraba las volutas de humo de su puro y su actitud reflexiva. Habíamos vivido los episodios del Chapare en enero, los hechos terribles de febrero y estaba en pleno desarrollo una confrontación violenta. “Tu eres el único Presidente que no podrá vender el gas por Chile”, le dije. “Tus socios del MIR han logrado tras cinco años de campaña perfecta e interminable a la que no pudiste ni supiste contrarrestar, convertirte en el “Gringo vende patria” de la capitalización”.

Gonzalo Sánchez de Lozada es un testarudo, es el hombre más testarudo que he conocido. Un gran manipulador, capaz de conducirte por el camino de la reflexión intelectual si era menester (cada vez más infrecuente en su relación con el círculo de hierro que acabó asfixiándolo) y seguir larga y pacientemente un razonamiento con los mismos instrumentos de la lógica cartesiana a los que el interlocutor apelaba. Ese era el tiempo del Presidente, el de la dilación, el de la larga tarea de dar vueltas y vueltas en círculos concéntricos que terminaban convertidos en laberintos, para morir inexorablemente en su terreno, el del arbitrio y la discrecionalidad que alguna vez había sido el arma más poderosa para cambiar el país contra viento y marea, pero que ahora era un pantano interminable que nos condenaba a todos al terrible desenlace que acabó por darse el 17 de octubre.

14 comentarios en “Octubre de 2003. Lo que Realmente Ocurrió (Parte 1)

  1. Momentos difíciles que cambiaron la historia….decisiones resumidas en pocas líneas que dieron vuelta nuestro destino. Un placer leer su vivencia señor Presidente.

  2. Sr. Mesa,
    Muy importante y esclarecedor su testimonio sobre los hechos de Octubre. Tres temas le consulto:
    1) Desde su punto de vista cual sera el lugar en la historia para GSL?
    2) Cual deberia el camino para que los hechos del Octubre queden esclarecidos desde un punto objetivo?
    3) Esta de acuerdo son el argumento de la defensa de GSL de que las medidas adoptadas por el gobierno de Bolivia en 2003 fueron apropiadas y eran necesarias y que la solicitud del actual gobierno de Bolivia ha sido motivada políticamente y sin base fáctica o jurídica.

    • 1. Muy importante. Su primer gobierno fue fundamental en reformas estructurales sin las que el proceso que iniciamos en 2003 sería impensable: reforma constitucional del 94, participación popular, reforma educativa, ley inra.
      2. Cambiar la tipificación del delito mayor. Llevar adelante el proceso con Estados Unidos para poder juzgar con reglas claras y una Corte Suprema independiente a los acusados que aún no han sido juzgados.
      3. No. La respuesta fue desproporcionada, de 67 muertes en septiembre-octubre, solo dos fueron uniformados, los demás fueron civiles.

  3. Sr.Meza, recuerdo a distancia que en algun canal, intervino brevemente con algo parecido a esto:» me han preguntado si tenia el valor de quitar la vida a alguien», claro que la referencia no del todo exacta. Siempre me pregunte que acontecimientos le motivaron a vertir dichas expresiones, ¿en que circunstancias dijo ud. eso?

  4. Es un interesante relato de lo acontecido aquel Octubre, consideró que la parte 2 será también de nuestro agrado. Debo serle sincero y espero que no sea motivo de polémica, pero creo que su decisión, en aquel momento, de apoyar la candidatura de Sanchez de Lozada a la presidencia y así sumergirse ud. en la vorágine política ha sido la más errada. Sin embargo «errar es de humanos», suelen decir. Por otro lado, sepa ud. que soy gran admirador suyo, que como historiador y periodista es, sino el mejor, uno de los mejores. Un saludo.

  5. Gracias por no dejar que se pierda la historia de nuestra democracia y nuestros lideres, gracias por mostrarnos la cara oculta de una verdad que nos lastimó muchísimo pero que con dolor nos hizo madurar. Gracias Presidente, todavía hay esperanza cuando se dice la verdad . . .

    • Sr. Salcedo:

      Si tiene la oportunidad de leer este articulo, mi opinión sobre su persona en el periodo presidencial de Sr Carlos D. Mesa, fue fue poco menos que nefasta, me explico Ud., como otros que profesan su linéa religiosa convierten la realidad logica en hechos paranormales coberturados por un hecho espiritual, ,anipulando a tantos seres humanos que en momentos de tribulacion creen encontrar respuesta a su problematica sin embargo lo que hallan es una cortina de humo para salir de la realidad y autoconvencimiento inutíl y temporal.
      Su relación con el ex presidente Mesa fue todo lo decrito anteriormente, al no encontar respaldo en la iglesia catolica, efectuo un traspaso en negativo hacia la secta que lidera y de las muchas que existen en el mundo.

      Atentamente.

      Juan Carlos Echeverria P.

  6. Señor Mesa,
    Intento ser un lector neutro; pues, hay que confesarlo, es difícil comprender la historia boliviana, sobre todo a quienes toman por misión dirigir el país. Por eso no admito que usted utilice el adjetivo «manipulador» para describir a Gonzalo Sánchez de Lozada; pues, por esa vía, usted se victimiza y emite una valoración moral que posteriori es inútil (sin ser purista, me remito a lo que la lengua española entiende por el adjetivo manipulador y por el significado del verbo manipular).
    Lo que quiero decir es que en política no hay moral, no hay traición, no hay manipulación. Los individuos que asumen la política, como profesión o modo de vida, defienden intereses: riqueza, prestigio y poder. Los de izquierda justifican como intereses colectivos; los de derecha como intereses de hombres libremente asociados.
    La moral y la ética son recursos del espíritu y la razón que conducen a la humanidad a obrar el bien, incluso de manera imperativa. La moral y la ética corrigen, vigilan y frenan los desbordes de la ciencia, de la economía, de la política. La moral y la ética son calidades y cualidades de los sabios, del ciudadano responsable, de los grandes guías espirituales y quizás de los intelectuales: Ortega Gasset u Octavio Paz.
    Sanchez de Lozada sabía lo que hacía, actuaba en su Ley. Como actuaron en consecuencia Gorbachov, Margaret Thatcher, Tony Blair, Fidel Castro o René Barrientos Ortuño – bueno, cada uno en sus circunstancias. Es por eso que para ejercer el derecho político se debe tener mayoría de edad.
    Finalmente, un respetuoso reconocimiento por darnos la oportunidad de seguirlo en su blog , y estimularnos a la reflexión.

    • La condición de manipular a otras personas es un rasgo de carácter que implica en cierto sentido una destreza emocional y una gran inteligencia, no se trata de una virtud, pero si de un arma psicológica. No me victimizo en lo absoluto, simplemente describo un rasgo de carácter del expresidente. La política es todo lo que usted dice y algo más si asumimos el sentido aristotélico del término.
      Coincido con usted, Sánchez de Lozada actuó en su ley y pago las consecuencias de hacerlo. Yo no compartía ni esa visión, ni esa forma de hacer política en ese determinado momento y por eso rompí con él, porque mi ley era diferente a la suya.
      Gracias por sus comentarios

  7. Sr. Mesa,

    Indudablemente el estudio de nuestra historia es muy importante para conocer hechos, sentimientos y momentos que repercuten hasta hoy; sin embargo, me gustaría saber que piensa del futuro..¿Que necesitan las nuevas generaciones para evitar el conformismo y la indiferencia de los problemas sociales de Bolivia?.

    Usted sabe que promuevo la participación de todos los actores para generar un verdadero proceso de Responsabilidad Social (No solo Empresarial), ¿Cual es su sueño para los próximos años y como cree que llegaríamos ahí todos juntos?

    (Disculpe si la pregunta va más allá del post publicado, es que sencillamente lo admiro y no hallo otro medio para interactuar con usted)

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