Basta de Violencia

Publicada en Página Siete y Los Tiempos

Cuando no queda la menor duda del poco respeto de este gobierno por la vida humana, es tiempo de reivindicar de nuevo el primer derecho humano, el derecho a la vida.

La información conocida en los últimos días refiere que en el periodo 2006-2012 se han producido un total de cincuenta y siete muertes como consecuencia de conflictos sociales, y de estas, veintidós muertes como efecto directo de la represión policial.

Se trata no sólo de una dinámica de violencia que no cambia, sino de un número muy alto de vidas perdidas, más aún si consideramos la naturaleza y el origen de este gobierno que nació en buena medida como parte del repudio que generó la violación de DDHH en el periodo 2000-2003, y especialmente en los acontecimientos trágicos de octubre de 2003.

El Presidente Morales dijo en los albores de su gestión que si se producía un solo muerto en su gobierno renunciaría al cargo. Por supuesto que no lo hizo, pero además, en la mayoría de las ocasiones en que de manera evidente su gobierno fue responsable directo de muertes de bolivianos, no expresó dolor, ni envió su condolencia a los familiares de las víctimas. Para un hombre que ha sufrido la represión en carne propia y que acusó de manera directa y agresiva a presidentes anteriores de ser autores directos de muchas muertes, para quien representa a los más pobres y desposeídos, esta dura frialdad es chocante e hiriente.

El Mandatario además fue el primero, cuando estaba en la oposición, en exigir renuncias de jefes policiales, militares, ministros y aún presidentes cuando se producían acciones represivas violentas. Ahora le toca a él, pero no asume responsabilidad por las acciones de las que -por razones obvias- como cabeza del Poder Ejecutivo, es actor directo. En la mayoría de las situaciones críticas protege a sus ministros y opta por descargar responsabilidades en jefes policiales frecuentemente subalternos.

Es un contrasentido si consideramos la evidencia de que pocas veces en nuestra historia democrática hemos tenido un Jefe de Estado más claramente autoritario y con un ejercicio tan secante del poder. Por ello, no es creíble que acciones de esta naturaleza no sean conocidas por el gobernante. Lo que no quiere decir  que él haya dado la orden de reprimir sin contemplaciones, pero sí que lo que deriva de esa represión tiene un costo político que debe pagar en el nivel jerárquico que corresponda.

Dado el control total que el Ejecutivo tiene sobre los otros tres poderes, no sorprende la casi nula reacción de la Asamblea a la hora de investigar,  interpelar, o censurar al gobierno y sus autoridades. La gente, por su parte, sabe que cualquier intento de abrir juicios ordinarios o de responsabilidades (que se han abierto) contra  autoridades de diverso rango, se estrellan sistemáticamente contra un Ministerio Público y un Poder Judicial que actúan bajo directa supervisión de la presidencia y la vicepresidencia.

Si en el periodo 2003-2005 hicimos cuestión de recuperar el valor sagrado de la vida al costo que fuera, hoy vemos con preocupación que el poder está encallecido y la sociedad asiste impotente a una escalada de violencia que acerca las cifras de víctimas mortales a los periodos más terribles de confrontación Estado-sociedad en tiempos de democracia.

Es indispensable una plataforma ciudadana con la presencia del Defensor del Pueblo y la Asamblea Permanente de DDHH, que interpele a la sociedad entera y desde luego a los gobernantes sobre esta situación inadmisible en una nación que busca perfeccionarse y superar las heridas profundas del pasado.

Consagrar la violencia como modo de la política es inaceptable, porque es resignarse a una forma de barbarie.

Las propias organizaciones del MAS deben preguntarse a dónde conduce una ruta que está segando vidas, como siempre de gente pobre y que en casi todos los casos es la carne de cañón de estos desafueros. ¿Hasta cuando? ¿No era acaso un argumento del MAS, el que siempre los pobres eran las víctimas del poder de las elites? Este libreto repetido parece un méntis sangriento a toda la filosofía de transformación amparada en el “vivir bien” ¿Es esta la forma de lograrlo?

Como en otros muchos asuntos, no hemos conseguido un pacto por la vida a partir del triunfo electoral de 2005 y los seis años de gobierno que están a punto de culminar. Seis años en los que la cultura de la violencia y de la muerte no se han desterrado. El radicalismo de cierta oposición en estos años fue tan culpable como el gobierno, y en ocasiones más que el gobierno, y eso no se puede olvidar, pero episodios como Caranavi, La Guardia, San Aurelio y sobre todo Yapacaní, muestran el accionar represivo en el seno de la sociedad que este gobierno dice representar.

Basta, es la palabra que los bolivianos debemos acuñar en defensa de la vida de nuestros compatriotas.

8 comentarios en “Basta de Violencia

  1. Estimado Carlos,

    Completamente de acuerdo. Comparto la iniciativa de realizar una cumbre social con la participación de representantes del gobierno y la oposición, Derechos Humanos, Defensoría del pueblo y otras instituciones afines, con excepción de la Iglesia Católica y/o grupos religiosos. Creo que es el momento oportuno para reflexionar sobre las actitudes de uno y otro bando. No se pueden imponer medidas poniendo en riesgo la vida humana, como tampoco se puede justificar que la oposición juegue con la integridad de ciudadanos utilizándolos como carne de cañón, arriesgando su salud e integridad física para presionar la aprobación o anulación de ciertas medidas.

    Debemos partir del hecho de que nadie es inocente hasta que se pruebe lo contrario: tanto el oficialismo como la oposición tienen cuotas de culpabilidad que deben ser «sinceramente reconocidas» y los directos responsables someterse a la justicia boliviana.

    Sería lamentable y sumamente deplorable que hayan líderes que se regocijen por estas muertes.

  2. Sr Mesa: Ud.ha puesto otra vez el dedo en la llaga, pero como este gobierno esta totalmente enborrachado y narcotizado de poder con seguridad no se inmutarán. Seguramente todos esos muertos forman parte del llamado «efecto colateral» de su guerra de querer tomar en su totalidad a toda costa a nuestro pais. Cuando ya estabamos casi convencidos que habiamos tocado fondo, nos sorprendemos que el abismo es aún más profundo, el solo saber que la nueva justicia boliviana, un aborto de las últimas elecciones judiciales,serán los que decidirán sobre el destino de los bolivianos que piensan y actuán diferente.
    Sin perder la fé en otro futuro para nuestra patria le saludo muy respetuosamente

  3. Su columna explica porque Evo es mejor político que Ud. Un buen político sabe como caminar entre la hipocresía y la sinvergüenzura. Recuerdo cuando Ud. se reunió con un grupo que con sus pañuelos blancos en la Plaza Murillo con esperanzas de que una medida de presión fuera levantada. “Déjeme gobernar” Ud. reclamaba dejando claro su hemofobia.

    Meses después escuche a AGL decir que en el occidente siempre se necesita un Tinkazo antes de que las partes se sienten a negociar. Esto fue mientras el MAS tomaba el poder y se alistaba para la asamblea constituyente. En ese entonces esto me parecía una barbaridad pero viendo las magistrales maniobras políticas del MAS, AGL le gana un punto.

    Repasando su columna, la lectura política correcta la tiene el MAS y es por eso que a pesar de ser hipócritas y sinvergüenzas, tienen el nivel más alto de apoyo entre las alternativas presentes. Creo que Ud. no tuvo el temple como poder tomar las decisiones necesarias. Evo y el MAS no solo están dispuestos a tomarlas si no que también saben cómo manejar las relaciones con sus bases parar ser aplaudidos cada vez que les dan palo.

    • Chasqui, todo tiene un límite, el presidente actual no necesita oposición el mismo es su propia oposición todo lo que sube baja, y solo es cuestión de tiempo, los excesos y el mirar a un lado cuando se trata de vidas humanas solo demuestra radicalidad e intolerancia

  4. Sorprendido por el maquiavelico analisis que realiza el Chasqui, hasta se ananimaria uno a pensar que lo realiza un jerarca masista. Triste tambien porque constata aquello de que todo pueblo se merece el gobierno que tiene. Pero habemos algunos, tal vez pocos que apostamos en un destino mas sano

  5. Su análisis es interesante. Hay sin embargo un quiebre que me gustaría reflexione. Usted hace una evaluación por resultados. Capacidad de gobernar, esto es, hacer cualquier cosa que sea necesaria para mantenerse en el poder. Dado que la pérdida de vidas humanas es parte de ese costo, este puede y debe ser pagado en aras de la habilidad de tomar decisiones por duras que sean.
    Lo que está en debate son dos cosas. 1. Si el gobierno mantiene el respaldo de sus bases, creo que este respaldo está muy erosionado. El hecho de que la oposición no capitalice TODAVÍA esa caída no quita esa erosión. 2. No está muy claro cómo terminará Evo. Ese final será muy importante para un análisis definitivo.

  6. Yo creo que el Chasqui debe ser más bien el Asqui, porque da asco la manera casi hitleriana que tiene de defender lo indefendible, de justificar lo injustificable. Como son sordos del alma los masistas! Su ideología les comió no solo neuronas, sino principalmente, su bondad. Estos «buenitos» en realidad son terroristas de las palabras… y de la vida.

  7. La política como se la maneja genera náusas, pero eso no quiere decir que por obviarla la vamos a resolver. Lo interesante es cuál es en el actualidad la base firme del MAS. Indudablemente los cocaleros, y mientras se mantenga con ellos tendrá una población de votantes interesante. Luego la gente que de una u otra manera se beneficia con «el proceso». Digamos los que tienen trabajos en instituciones públicas. Por último, y más peligrosos aún los empresarios privados están del lado del Gobierno. Lo demuestra su presencia en la famoso Cumbre Social y más aún los buenos números de esta bonanza económica.

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