Mi Padre

Publicado en Página Siete y Los Tiempos el 25 de julio de 2010

Mi padre amaba la música. Veo su imagen dirigiendo imaginariamente un concierto con su chompa negra de cuello tortuga y una varilla que simula ser una batuta. Era fuerte. De un humor extraño pero inteligente, tímido y a la vez un huracán. Lo sabía todo, o por lo menos así me lo parecía. Vi, ya con más de medio siglo en la espalda, una foto inusual. En ella, está mirándome desde la inmensidad de su figura adulta, yo lo miro a él desde mis ojos grandes de niño admirado. Los suyos tienen un toque de ternura que quizás no lo retrata exactamente en lo que fue, pero que en ese instante congelado expresa la vinculación más fuerte de un padre con un hijo.

Dibujaba con una facilidad que parecía prolongar su alma en la mano, su espíritu sensual oculto en algún pliegue que él sólo sabía abrirse a si mismo, aparecía en esas obras. En sus rostros dibujados y sus trazos yo encontraba la perfección. Las líneas sobre el papel creaban imágenes, figuras que cobraban vida.

Amaba el pasado. Hubiese sido un perfecto renacentista transitando por el desolado altiplano y la mágica ciudad de Potosí la del cuadro de Berrío. Los domingos a las nueve en punto íbamos a misa a la iglesia de San Pedro. Allí estaba entonces un cuadro fabuloso, la cena del rico Epulón y el pobre Lázaro que me hipnotizaba y al que no dejaba de contemplar mientras se desarrollaba la eucaristía. La iglesia tenía un púlpito dorado fascinante que me parecía hecho de oro puro. Era un mundo en el que la devoción se mezclaba con el misterio.

Era un hombre de fe, se sabía la Biblia de pe a pa y era capaz de leer latín. Yo creía que hubiese podido leer en cualquier idioma que uno pudiese imaginar. Cuando un padre lo puede todo es cuando un padre lo sabe todo. Porque saberlo todo era lo que yo creía que un padre debía ser.

Pero mi padre era sobre todo Beethoven y Vivaldi y Mozart y la opera…Él y la música clásica eran una sola cosa, una sola de verdad, la música como una vida dentro de la vida. Eran los compases, el ritmo, la complejidad de las composiciones, la avidez voraz por escucharlo todo, lo que parecía moverlo.

Yo estaba orgulloso de su saber, de su memoria, de la cantidad de información que era capaz de dar, de su capacidad de trabajo. Cuando iba al monoblock de la UMSA, al sexto piso donde trabajaba, era como ver un gran señor, como el Dux de alguna ciudad italiana del cuatrocento, el dueño y señor del piso que correspondía al Instituto de Estudios Artísticos de la facultad de Arquitectura. Yo estaba seguro que él era el caballero de ese piso, el señor de la arquitectura, de la facultad, del arte concebido como una gran descripción  y laberinto de objetos, el barroco y la compleja paradoja de la armonía en el exceso. Mi padre y mi madre descubrieron entonces el extraordinario escenario creativo aportado por el mestizaje en el arte y recorrieron como en una ceremonia secreta los inmensos espacios del altiplano y los Andes en sus flancos, para encontrar la estética de Dios, no necesariamente destinada a Dios. Los hombres que llegados del otro lado del Océano fueron capaces de apropiarse de un espacio, regarlo de arte, arquitectura, pintura, escultura, pero sobre todo signos, los extraños signos que se mezclaron con la tierra, que se ahogaron en ella y renacieron de nuevo. El mestizaje fue el gran descubrimiento, el invento de los americanos del Ande, que no eran ya una cosa ni la otra, que fueron una nueva vida y un nuevo dios, muchos dioses y un nuevo aire y un nuevo color. Allí estuvimos nosotros, mi hermano Andrés y yo como testigos. Mis hermanas Isabel y Teresa Guiomar tendrían que esperar unos años para encontrar ellas misma esa fuerza, honda, que sonaba a infinita, que mis padres nos transmitieron después de recorrer ese altiplano increíble, bello, desolado, profundo, solitario, abandonado tantas veces.

A mi se me hacía que lo podía todo, como hombre fuerte que era, levantar cualquier peso, comer como si nunca hubiese comido en su vida. Amaba comer y comía hasta piedras, desde los grasientos hispis del lago, hasta los langostinos más sofisticados. Comer era su máximo placer y lo hacía sin límites, pero siempre con un toque de humor. No bailaba jamás, no fumaba y no bebía casi nunca hasta que, después de los cincuenta, no bebió nunca más. Su piel era más blanca que el papel más blanco que se haya fabricado.

Pero, qué duda puede caber, su máxima pasión fue siempre enseñar. Con sus conocimientos casi habría sido un pecado no enseñar. Enseñó hasta que le quedó una sola conexión consistente en su cerebro. Cuando antes de su muerte lo ví casi invalido, sin poder decir dos frases coherentes, prácticamente ciego e inerme, atrapado en un presente eterno, me amargue mucho, me dió ira, inmensa ira por ver lo que la vida pudo hacer de esa fortaleza, de ese inmenso hombre que fue en tantos sentidos, en sus excesos y en sus pasiones, la pasión del saber y la vitalidad que se le escapaba por los poros.

Amó a mi madre, y poco antes de irse del mundo de la mente para encerrarse en ese otro ya descrito, en una confesión que no olvidaré nunca, me dijo en una conversación cómplice de padre a hijo, cuánto la amaba y cuánto la necesitaba. Me lo dijo como para que nunca lo olvidáramos sus hijos u nuestros hijos. Hoy, pasado el dolor, sé que mi madre llevará con nosotros esos sesenta años de vida en común que, como todo, fueron un camino complejo de luces y oscuridades, de tibiezas y de heridas, pero siempre de amor, porque sólo el amor salva.

13 comentarios en “Mi Padre

  1. Escribir sobre todo aquello que significa… ser padre, mi padre, un padre… es una historia muy dificil de explicar.
    En el caso suyo es un tanto mas complejo pues el legado que nos deja su Sr. Padre es inmenso. Es momento que Ud. continue su legado y nos de a conocer lo que quedo por se publicado.
    Reciba Ud. mi mayor carino y fortaleza en un momento como el que esta viviendo.
    No existen las palabras que puedan dar razones u otros. Es la vida , es el amor y es la vivencia las que nos da la fe, la fortaleza y el coraje para seguir en el largo camino de la vida.
    maria garcia

  2. QUEDO SORPRENDIDO Y ADMIRADO DE TODO LO QUE ESCRIBIO DE SU PADRE, COMO ME HUBIERA GUSTADO CONOCERLO, SEGURAMENTE ME HUBIERA QUEDADO CON LA BOCCA ABIERTA CADA VES QUE LO HUBIERA OIDO.
    YO SOY UNA PERSANA QUE LE ADMIRA TANTO Y DESDE ITALIA LE MADO MIS SINCERAS CONDOLENCIAS Y TANTA FUERZA PARA QUE SIGA ADELANTE.
    WILMER ROJAS

    • Muchas gracias.
      Fue un hombre excepcional,al que admiré y admiro, además de mi amor de hijo. Mi acercamiento a Bolivia tiene tanto que ver con él como con mi madre y su obra, además de su dimensión humana

  3. Mis sinceros sentidos pésames Carlos, yo no sabía. Yo admiré a su Padre lo mismo que a su Sra. Madre y a usted, pues los he considerado siempre como una familia admirable, ejemplar, de enormes intelectuales.

  4. Muchas gracias.
    Para todos nosotros fue un duro golpe, a la vez, sabemos que no sólo fue un padre extraordinario, sino un boliviano que contribuyó de modo decisivo a la cultura de nuestra nación en la segunda mitad del siglo XX

  5. Señor Mesa:

    «…..porque sólo el amor salva».

    Debe ser uno de los artículos con más ternura y humanidad que haya escrito jamás. El artículo que todos querríamos escribir para nuestros padres y que cualquier padre quisiera leer escrito de las manos de su hijo. Felicitaciones, su padre fue en el sentido del libro «Los pilares de la Tierra» de Ken Follet, un «constructor de catedrales» y su obra seguramente será proseguida por sus discipulos…….

  6. Sabes Carlos, nunca te pedí permiso para tutearte, pero soy tu admiradora en el buen sentido, y siempre te seguí como a un ídolo hasta que me entristeciste yendo al MNR, jeje, por eso eres como un amigo, y andamos por una edad similar también, aunque yo soy más joven :))

    Ahora que tengo la opción tecnológica de acercarme a tí, y leer este artículo sobre tu padre, te admiro más aun y te perdono el errorcillo aquel de hacerte rosado… aunque después de todo lo que ha pasado en el país y en mi propia vida, ando rogando que aunque sea ese partido vuelva.

    A través de tí admiro también a tu padre, y por su foto me da la impresión de ser todo lo que dijiste y más. Tienes mucha suerte de ser su hijo. Y de tener la oportunidad de luchar para que en Bolivia muchos más hijos tengan ese tipo de padres.

    ¿Entiendes o entenderás algun día la necesidad histórica de que en Bolivia existan más padres como el tuyo? ¿Harás algo al respecto? Depende de si alguna vez te hiciste esta pregunta, de si alguna vez pensaste en esto.

    Mientras dilucidas, mi más sentido pésame, no solo para el ex presidente de mi amada República de Bolivia, sino al hombre que admiro, que estoy segura será capaz de ver «más allá de lo evidente» y brindará todo de sí para su país, honrando la memoria de su insigne y entrañablemente amado padre.

  7. Gracias.
    Pienso que la naturaleza de un padre, de una madre, de una familia, tiene que ver mucho con un lazo intenso, más allá de ser padre está la pasión por la vida, esa pasión se transmite en aquello que haces y en aquello que legas, sea lo que sea, la actividad no importa, importa la savia que eres capaz de generar.
    En todo caso, si esas líneas te conmovieron su vida y mi texto valieron la pena más alláde mi propia familia. Un sólo elemetno como este le da sentido a toda una existencxia.

    • De Nada. Pero sabes, soy de esas personas medio ingenuas que piensan que lo que sale del corazón, lo que es real y verdadero, no se agradece.

      Así que no me agradezcas, sólo sigue en el camino, con ánimo, con fuerza, con pasión.

      Ser padre de una familia es mucho, ser buen padre es muchísimo, pero ser padre de un país es… infinitamente importante. Tú fuiste padre en Bolivia, y podrías volver a serlo algún día.

      Le pido a Dios que la pasión y la fuerza de tu padre sellen en tí la pasión y la fuerza para sacarnos de estos embrollos en que estamos metidos…

  8. Estimado Carlos:

    Al leer lo que has escrito sobre Don José, me emocioné mucho; pues es una de las personas que más he admirado y que influyó mucho en mi formación así como
    en la disciplina y seriedad que se debe tener en lo que se hace y uno se compromete.

    Saludos

    Ana María Bravo

  9. Don Carlos, visitando algunos blogs, quedé gratamente sorprendido al encontrar el suyo, inmediatamente dejé lo que estaba haciendo y me puse a revisar algo de la extensa gama de publicaciones que contiene y cómo siempre, cada artículo suyo que llega a mis manos, me deja con una mejor y mayor percepción sobre el tema en cuestión, a veces es sobre la política, otras sobre los fenómenos sociales o la historia y esta vez… sobre su padre, sin duda una figura de fuerte influencia en la vida de las personas que tuvieron la oportunidad de conocerlo, resalto la capacidad suya de plasmar sentimientos tan intensos en palabras tan bien entrelazadas y con tanta coherencia que… llegaron directamente a mi corazón, gracias por la oportunidad que me brindó al momento de leer su blog… oportunidad de recibir la magia de algo tan íntimo y personal como es la relación entre un padre y su hijo; prometo estar más atento en lo que transmito como padre y buscar en mi memoria la relevancia de haber sido hijo… de un padre.

  10. Tranquilamente pudo haber sido amigo de mi papá, se parecían mucho.

    Recuerdo que cuando era chica sentía mucha lástima por mis compañeras de colegio porque justo a mí me había tocado el papá más guapo del mundo, y a ellas, unos señores sin mucha gracia. Jajaja…

    Aquí un texto mío sobre papá: http://relatosdeunafloramarilla.blogspot.com/2011/02/el-dia-que-mi-hermano-se-peleo-con-mi.html

    Saludos, comparto plenamente el orgullo que se siente por un padre que deja tras de sí un legado.

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