Este libro es el cumplimiento de un compromiso conmigo mismo. No pretende ser el sucedáneo de una tesis. (La palabra y la trama, ensayos sobre literatura boliviana, La Paz 2019, editorial Gisbert y Universidad Católica Boliviana, 251 pp., 21×16 cm.).
De lo que se trata es de hacerle honor a mi amor irrefrenable por la literatura, de cómo la he vivido, disfrutado y entendido, cómo, gracias en buena parte a mi carrera universitaria (1973-1978), me ocupé de la literatura boliviana más allá de mi particular debilidad por el “boom” latinoamericano… y por Borges y, como todo joven de entonces con genuino gusto por la lectura, por un poco de Hesse, un poco de Camus, una pizca de Kafka y un sorbo de Benedetti.
Por todas las razones explicadas, pensé que había llegado el momento de recoger en un texto largo todo lo importante que había escrito vinculado a nuestra literatura. La búsqueda, creo, fue fructífera. Los textos escogidos abarcan un larguísimo arco cronológico, que va desde mis tiempos de estudiante (1975) hasta la actualidad y ocupa más de cuarenta años. Buena parte de los textos han sido publicados, sea parcialmente, sea íntegramente en libros colectivos, revista especializadas o periódicos.`Otros fueron originalmente prólogos o estudios introductorios de obras literarias y unos pocos estaban inéditos. En todos los casos he trabajado sus contenidos, ampliado, corregido o desbrozado su columna vertebral acorde a la mirada que tengo hoy de los autores y periodos estudiados.
Me doy cuenta después de esa meticulosa operación de relectura sedimentada, que hay dos líneas dominantes, la del sesgo histórico (sobre todo en dos textos, el de apertura sobre los cronistas y el referido a la visión de la narrativa en el periodo 1959-1990) y la de la prosa poética de aproximación sensorial y vital a autores y textos que me han marcado. En el camino entre ambas miradas, está la crítica más académica que busca el rigor metodológico, apoyado en aquellas líneas que claramente tienen su origen en mi formación universitaria.
Descubro en el conjunto, sin embargo, un estilo que me es intrínseco, la idea de que quien lee tiene que comprender, el lenguaje utilizado debe tocar y motivar, pero sobre todo ser inteligible para el lector. Cuánto más lejos esté uno de la pretensión y del uso de un lenguaje, una construcción y unas palabras que derrochen “sabiduría académica y erudición”, mejor se habrá logrado lo buscado, que el texto aproxime y no aleje a quien quiere una determinada comprensión de la literatura boliviana.
Hago referencia así a los cronistas españoles que escribieron sobre Perú y Bolivia (antes un virreinato) en los siglo XVI y XVII. En el periodo virreinal me refiero a Arzáns y al Tambor Vargas. En la primera mitad del siglo XX a Jaimes Freyre, Arguedas, Tamayo, Costa du Rels, Céspedes y Otero Reich. En la segunda mitad del pasado siglo a Cerruto, Saenz, Wiethüchter, de la Vega, Montes y Recacoechea. En el siglo que corre a Spedding, Cárdenas, Urrelo, Ormachea, Decker, Antesala y Urioste.
Me preocupó también conseguir coherencia que, a pesar de los tiempos, los temas y la inevitable discrecionalidad del autor, se siguiera una combinación de dos requisitos: una línea cronológica que permita entender escritores y obras estudiadas en el contexto de la propia historia del país, desde su construcción post indígena hasta hoy, y la confirmación, ampliación y apunte diferenciador del canon literario boliviano, que se puede encontrar en el referente excepcional de Patria íntima de Leonardo García, en Hacia una historia crítica de la literatura boliviana de Blanca Wiethüchter y en las historias de la literatura de Enrique Finot, Fernando Diez de Medina y Adolfo Cáceres.
El resultado es el de un tejido que muestra el caleidoscopio desde varias aristas en un solo autor, desde varias capas superpuestas de lo que puede entenderse por crítica e historia de la literatura que, obviamente, ha bebido de varias fuentes y que responde a las sensibilidades racionales y emocionales a las que me condujeron a lo largo de los años escritores que forman parte de mi propio canon personal, que quiero compartir hoy con los lectores, a la vez que se trata de un homenaje a una parte de mi vida, cuando como estudiante de la carrera de literatura de la Facultad de Humanidades de mi alma mater, la Universidad Mayor de San Andrés, comencé a vivir y conocer el país en uno de sus vértices más profundos, el de los autores que lo retrataron mientras yo lo sentía latiendo día a día.
Muchas gracias, Carlos. Acabo de leer todo el texto, que me ha gustado mucho. Cambiando de tema: he visto que las encuestas te van siendo favorables; ojalá se confirmen de manera definitiva, por el bien de Bolivia. Me imagino que te van a poner muchas piedras en el camino y me temo que puede también haber fraude electoral. Evo ya ha hecho demasiadas cosas muy cuestionables o incluso ilegales para volver a ser candidato y hará lo posible para cortarte el camino; espero que no lo consiga. Suerte y un fuerte abrazo
Antonio
Gracias Antonio La pelea es dura pero la ganaré Un abrazo
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