Entrevista Revista «Cosas». «Enfrento lo Peor del Poder. Un Corazón Autoritario en un Celofán Democrático»

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Entrevista publicada en la Revista «Cosas» en la edición de julio de 2018

El Expresidente Carlos Mesa se considera sujeto de una persecución política, es contundente al decir que no hay mejor forma de defenderse, que hacerlo en su país. Expresa que la sociedad boliviana no debe perder ímpetu, ni vocación de libertad, y que el “Bolivia dijo NO” tiene que imponerse en la calle, pacífica y democráticamente.

 Por: Carla Tejerina

Fotos: Alejandra Reznicek

La vida del Expresidente Mesa ha dado un giro los últimos meses con la llegada de Alonso, su primer nieto, hecho que lo ha llevado a reconsiderar muchos factores, como el dedicarse a la vida académica, intelectual y disfrutar de esta nueva etapa; sin embargo, la agenda que le impuso el gobierno con una acusación formal en su contra en el caso Quiborax han desviado su atención y cambiado los momentos familiares por bufetes de abogados, tribunales y cortes.

Apenas empezamos la entrevista, Carlos Mesa ordena sus argumentos como él sabe y muestra su calidad de orador al momento de compartir temas delicados como son la justicia en Bolivia, la democracia y su visión de país.

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 – Han tratado de incriminarlo en temas de corrupción como el caso Lava Jato-Camargo Correa, Quiborax, ¿usted cree que el gobierno consiga que Carlos Mesa vaya a la cárcel?

-Si estuviéramos viviendo en un país con una justicia independiente y capaz de discernir entre los elementos de juicio que tenga, es obvio que no; pero lamentablemente no es ese el contexto, el contexto es el de un gobierno que controla de manera explícita y descarnada al poder judicial y, en consecuencia, ya hemos visto que el gobierno ha abierto una acusación en mi contra en el caso Quiborax.

En mi opinión, se trata de una estructura en la que se probó de quién depende el Ministerio Público. Si el Ministerio Público hubiera hecho un análisis en profundidad y sereno de la situación, en ningún caso podría abrir una acusación en contra mía en el caso Quiborax, que se investigó tan mal. El resultado ha sido que el acusador acaba acusado; Camargo Correa está en un proceso inicial; pero, lo más preocupante es que aquí hemos sustituido, en este celofán democrático que oculta un corazón autoritario, un proceso de persecución a la usanza dictatorial, por otro proceso de persecución que está disfrazado por la búsqueda de transparencia y de justicia; es decir, la judicialización de la política se está convirtiendo en el mecanismo para perseguir a quienes son –en el criterio del gobierno- más que adversarios; enemigos. Ojalá el gobierno entendiera que estamos hablando de adversarios políticos –lo cual es parte de la democracia- y no de enemigos políticos que tiene una connotación mucho más dramática.

-¿Qué sentimiento le evoca esta situación? ¿Carlos Mesa se siente, empoderado, amedrentado, decepcionado?

-Yo creo que la palabra correcta es dolido, porque después de más de doce años de un proceso que nos prometió una transformación de la sociedad, una lucha real contra la corrupción y una nueva ética en la política, me encuentro con que, no solamente se repiten los viejos vicios del pasado, sino que se van profundizando mucho más. Hoy día, esta lógica de ser un gobierno que abiertamente manipula en su favor todo el poder que tiene, es una lógica que produce dolor a quienes hemos luchado por esta democracia. Porque esta democracia que se inauguró en 1982 y que se ha mantenido ininterrumpidamente, está siendo fuertemente vulnerada por la forma en la que el gobierno desarrolla su trabajo y por la forma en la que entiende que debe –nadie sabe por qué arte de magia- permanecer indefinida y eternamente en el poder. El voto ya se dio; es decir, no tenemos que esperar al 2019 porque en ese año el Presidente no puede ser candidato de nuevo, la decisión del voto ya se expresó clara y constitucionalmente el 21 de Febrero.

-¿Qué significa para Carlos Mesa ser el vocero de la demanda marítima?

-Yo siempre he dicho que el máximo privilegio de mi vida –y lo sigo afirmando– ha sido ser Presidente Constitucional del país, pero, inmediatamente después, está, por supuesto, la responsabilidad de ser el portavoz de la causa marítima que es representación de Estado y del conjunto de la sociedad boliviana, en la más importante causa de política internacional del país. Un privilegio, en el que la palabra orgullo no cabe, es más bien una honra; estoy profundamente honrado por esta oportunidad que tengo y mi compromiso es indeclinable, pase lo que pase. Creo que el Presidente no necesariamente comparte este punto de vista, que se trata verdaderamente una política de Estado, y la política de Estado está por encima de los –digamos– acuerdos y desacuerdos, afectos y desafectos que uno pueda tener.

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-¿Cómo ve Carlos Mesa a la oposición?

-Primero debo decirte que yo respeto profundamente –y esto no es literatura, es absolutamente real– a figuras como Rubén Costas, Samuel Doria Medina, Luis Revilla, Tuto Quiroga y, menciono los cuatro nombres que, entiendo, tienen mejor posicionamiento en las encuestas. Lo he dicho hace algunos días, la unidad de la oposición no es un lujo, es un imperativo, y no por una razón de ser el “anti”, sino porque hay que construir una opción alternativa. Está absolutamente claro que el gobierno ha agotado completamente su propuesta, que no tiene nada que ofrecerle a Bolivia, que todo lo bueno que hizo ya lo hizo y ahora está haciendo muchas más cosas malas que las buenas que nos dejó y, en ese contexto, debo empezar por decir que el presidente Morales es pasado, dejó de ser presente y dejó de ser futuro.

El gobierno y el Movimiento al Socialismo (MAS) afirman siempre que “no hay que mirar al pasado” y hablan de “los que representan el pasado”, pero, hoy el Presidente representa más que ninguno al pasado. En ese contexto, la oposición tiene que construir dos cosas, uno, una propuesta que seduzca al país, en el buen sentido de la palabra, que sea una propuesta de transformación, con un horizonte histórico largo, capaz de demostrar que tiene proyectos más interesantes y mejores que el actual gobierno y, dos, la definición de un liderazgo que sea capaz de lograr esa transformación y, éste es el tema más complejo, creo que el conjunto de candidatos que están en este momento en las encuestas, no ha podido construir esa candidatura que, en el tiempo que corre, es mucho más importante a veces, que el propio programa.

-Justamente, hablando de eso, usted dejó claro que está a favor de la renovación generacional de la política boliviana y que no tiene intención de ser candidato a la presidencia del Estado; sin embargo, ¿existe o existiría un escenario extremo, en el que usted, revisaría su posición y candidatearía a la presidencia?

-La primera ironía, es que yo pienso que ya la mayor parte de los bolivianos, creen que lo que digo es verdad, me gustaría convencer al Presidente o al gobierno o al MAS que no voy a ser candidato.

Hay algo obvio, muy evidente, ésta campaña “disque” de investigación judicial, es obviamente la construcción de una estrategia de demolición de la figura política, de la dignidad y de la honorabilidad de Carlos Mesa sobre la hipótesis de que “no vaya ser que se anime” o que “se desanime” o “no le creemos”; lo que él está haciendo es una estrategia política muy inteligente para hacernos creer que no va a ser candidato, entonces “hay que cortarle la cabeza”, porque, en las encuestas, a pesar de todo, he aparecido como la personalidad con mayor intención de voto potencial, es una hipótesis absurda: dos candidatos, uno que no puede por razones constitucionales y uno que no quiere por razones voluntarias.

Ésta es una competencia extraordinaria, el presidente Morales no puede ser candidato y yo no quiero ser candidato y los dos aparecemos como los mejor proyectados en las encuestas.

-Es verdad, pero ¿no habría un escenario extremo que lo obligue a tomar la decisión de asumir la responsabilidad de defender la democracia? Las encuestas muestran una preferencia por Carlos Mesa, y por otro lado, hay una juventud, un pueblo boliviano que tiene fe en usted, ¿qué va a hacer para no defraudar toda esa esperanza?

-Primero, establecer la realidad en la que está Bolivia hoy en día, que es un camino peligroso hacia un autoritarismo que nos ha dicho “saben señores, sea por las buenas o sea por las malas –y parece que por las buenas no puede ser– vamos a mantenernos en el gobierno, vulnerando las normas que tengamos que vulnerar”, en ese contexto podemos llegar a un punto que plantee la pregunta de que si estamos en el riesgo de perder la democracia en un sentido explícito; éste es un desafío histórico gigantesco y una responsabilidad enorme que me plantea un punto de vista nuevo sobre mi propia perspectiva personal y política, que se traduce en un compromiso, la defensa militante, democrática y pacífica del 21F, que no es otra cosa que la defensa de la democracia boliviana que se esta yendo al barranco.

Eso quiere decir algo muy simple, como ciudadano reivindicaré el cumplimiento del 21F, que se imponga la soberanía popular y que el Presidente entienda que no puede ser candidato por la simple y sencilla razón de que la Constitución no se lo permite.

-¿Qué sucederá con el “21F”?

-Lo dicho. El “21F” hay que defenderlo democráticamente lo cual es muy difícil cuando tienes un gobierno autoritario que no está de acuerdo en aceptar esa defensa democrática y que quiere imponer la otra línea que es “no me importa tu vocación democrática, yo tengo un subterfugio, una coartada, un invento –que es lo que hicieron a finales del año pasado los magistrados del Tribunal Constitucional– y, por tanto, yo me voy a postular”.

Tenemos que lograr y es un desafío que no debe cejar hasta el último día, el de ganarle democráticamente en la calle al gobierno obligándolo a aceptar que no puede ir a una candidatura. Aquí hay un elemento clave, desde el punto de vista jurídico, el Tribunal Supremo Electoral, tiene que convocar a elecciones y en ese momento, tiene que escoger dos caminos, el del “21 de Febrero” que el propio Tribunal Supremo Electoral administró y presidió, es decir, el Referéndum del 21 de febrero, en el que ganó el “No” a la reelección del presidente Morales; o el camino, en mi opinión espurio, del Tribunal Constitucional.

En ese momento hay una institución fundamental, un órgano independiente del Estado que es el Órgano Electoral, por primera vez en nuestra historia a raíz de la Constitución del 2009, tenemos Poder Legislativo, Ejecutivo, Judicial y Electoral, en igualdad de condiciones, es decir, las cuatro cabezas tienen las mismas potestades dentro de sus administraciones y en ese sentido el Tribunal Electoral nos tiene que responder si va a escoger respetar la voluntad popular o si se va a doblegar como ha hecho el Poder Judicial al imperio del Poder Ejecutivo.

-Con todo aquello, ¿usted no siente que el gobierno utiliza su imagen para generar un escenario de “electoralización temprana”, para que la gente se olvide de esa lucha y el respeto al “21F” y se meta de lleno a la lógica electoral?

-Categóricamente sí, yo creo que esa es la estrategia del gobierno. El gobierno está tratando de distraer el elemento central de nuestro debate democrático que es el respeto al “21 de Febrero”.

-¿Cómo define la percepción de los bolivianos sobre Carlos Mesa, antes y después de la entrevista que dio sobre el tema del mar, en el programa El Informante de la televisión chilena?

 – Yo creo que eso fue un impacto muy grande para la opinión pública chilena por supuesto, pero, sobre todo, para la opinión pública boliviana que sintió orgullo de ver que alguien podía representar a Bolivia, al país, a todos y a cada uno de los ciudadanos con solvencia, con respeto, con equilibrio, pero con mucha claridad. No tengo duda de que esa entrevista ha generado una opinión muy positiva hacia mí, y quiero agradecer esta solidaridad, este apoyo, esta participación de lo que representó mi actuación en Chile. Hay un antes y un después a partir de esa entrevista, no hay duda de ello y, tiene que ver con el trabajo de todos los días que, de pronto se concentra en una exposición mediática espectacular e inesperada, pero que, subraya algo muy importante, la significación de la causa marítima para la sociedad boliviana es algo fundamental; lo más hermoso que he tenido después de la entrevista es el apoyo de los jóvenes, de chicos y chicas de 11 a 20, porque esos muchachos, cuando yo era Presidente, cuando yo era presentador de televisión, cuando hacía periodismo, o no habían nacido, o eran niños, por lo tanto, es obvio que su identificación conmigo tiene que ver con la entrevista en El Informante y también, por supuesto, con el trabajo general que hago como representante de la causa marítima, que no es otra cosa que el trabajo de un equipo, desde el presidente Morales, pasando por el expresidente Rodríguez, hasta el último de nuestros abogados jóvenes en DIREMAR.

-Usted ha conocido a Evo Morales como dirigente, diputado, Presidente en su primer mandato ¿cuál sería la radiografía de Evo Morales hoy en día?

-Evo Morales ha vivido una transformación personal, transformación que vive aquél que tiene todo el poder en la mano alguna vez en su vida, en ese momento, cuando tú tienes todo el poder, te revelas tal como eres. Antes puedes aparentar o parecer un hombre justo, un hombre sabio, generoso, amplio, abierto; lo pruebas después, cuando has tenido todo el poder y creo que lamentablemente el poder absoluto, se ha concentrado y se ha convertido en una burbuja de la que el Presidente no sale, lo está revelando tal como es y, su natural autoritario parece su rasgo mayor, aquello de creer que él puede representar el cambio está acentuándose y, lo más, humanamente ingrato, es ver a un presidente que le encanta el disfrute de los lujos materiales que el poder da. Si cuando te has acostumbrado a volar en un avión que es tuyo, durante todos los días del año, –el presidente Morales ama volar–, cuando das una orden y te pones de mal humor y sabes que nadie va a responderte y decirte, “sabe Presidente, no es correcto lo que usted está haciendo”, porque nadie te lo puede decir, creo que empiezas a perder tu vínculo con la realidad, ése es el elemento más destacable de la actual vida del presidente Morales.

 

2 comentarios en “Entrevista Revista «Cosas». «Enfrento lo Peor del Poder. Un Corazón Autoritario en un Celofán Democrático»

  1. Esta claro que el expresidente Mesa no ha hecho nada punible, por lo cual no tiene porque abandonaron el pais que esta con el.

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