Elegía a mi Ciudad y un Poema

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foro de Carlos D. Mesa Gisbert

Escribí esta ‘elegía y un poema’ en homenaje a mi ciudad, La Paz, en ocasión de conmemorarse, el 16 de julio de 2013. A doscientos cuatro años del grito libertario. Se publicó ese día en la edición especial de homenaje al Departamento del periódico «Página Siete».

ELEGÍA

Es como un sueño. Los picos, las agujas, la nieve, los perfiles mágicos e impensados aparecen y desaparecen como fogonazos cuando la luz del amanecer dibuja ese anillo extraordinario de ocres, grises, negros, marrones, rojos, blancos y azules de intensidades que con el paso de las horas del día mutan como la piel del camaleón.

foto de Carlos D. Mesa Gisbert

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El cielo es la gran pantalla luminosa de este cuadro desafiante. Eléctrico por el azul definitivo del invierno, o amenazante en su negrura en los comienzos oscuros de la tarde de los veranos lluvioso que anegan el suelo, o la acribillan de granizo. Movedizo y turbulento en agosto y septiembre cuando los vientos transportan las nubes haciendo insólitos y magníficos dibujos por encima de nuestras cabezas. En el ocaso la luz juega a atrapar en cada segundo un fulgor, el del escalofrío.

foto de Carlos D. Mesa Gisbert

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No es que la montaña esté en la ciudad, es que la ciudad está dentro de la montaña, sale de ella, no se explica sin ella. La Paz es por encima de todo la montaña, tierra, arcilla, piedra, roca, polvo, limo, lecho de río, cañadón, escultura de milenios que convive con nosotros, que nos moldea, que nos hace.

foto de Carlos D. Mesa Gisbert

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Los paceños somos, literalmente, hijos de la montaña, parte de ella. La Paz en nosotros es la vida interminable, es la intensidad, es la tensión, es el amor y el desgarramiento. Es la violencia y es la paz, es voz, es tantas voces que con ellas se hace un grande y casi infinito eco. Es un camino trazado por la sonoridad cortante del aymara, por el castellano invadido de formas indígenas, de giros, de sujetos, predicados y verbos que se construyen de otro modo. Es la ese sibilante, es el susurro y el murmullo, es el grito que nos deja sin aliento.

foto de Carlos D. Mesa Gisbert

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Al pie del Resplandeciente, aún con los rastros del estruendo de la batalla que le dio su nombre entre las espadas toledanas y los yelmos y corazas, en 1548 se hizo “Ciudad de Nuestra Señora de La Paz”, allí en Chuquiago. Eso es la ciudad nominada en ambas lenguas. En ella se construyó la nación de naciones, por ella comenzó a respirar el país. Indígena, colonial, republicana, rebelde, siempre viva.

foto de Carlos D. Mesa Gisbert

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Miro en la ciudad los cabellos negros de azabache, el color intenso de la piel trabajada por el astro mayor, los ojos como ascuas, la nariz ancha y grande, los labios carnosos, los dientes blancos, muy blancos. Es el rostro mestizo de mi ciudad de alma profunda, tantas veces atormentada, tantas veces confundida, tantas veces enamorada, tantas veces victoriosa.

Hemos construido calles de adoquines que reflejan la luz y molduras y columnas salomónicas, hemos inventado monstruos y ángeles en la piedra, hemos salpicado de colores improbables este lugar dominado por el sino de la tierra, hemos extendido los mercados en las calles con olor a naranja, a limón, a carne y a pescado, hemos tocado y sentido la textura de la papa y el chuño y la tunta. Hemos mirado siempre arriba y hemos hecho agujas que se han clavado entre las avenidas como remedando el Alto de las Animas.

Es en este hervidero en el que se enredan el trabajo de todo los días, las marchas y los estallidos de dinamita, las trompetas y las tubas y las matracas rítmicas de los morenos y sus máscaras sobrecogedoras. Tenemos algún olor de pólvora en la nariz, como lo tenemos del humeante caldo del fricase salpicado de mote.

La Paz, la de la procesión del Señor del Gran Poder y su baile. La Paz encomendada a la montaña, al gran Illimani. La Paz ciudad de mi entraña, ciudad de mi primera mirada, La Paz parte esencial de mis huesos.

foto de Carlos D. Mesa Gisbert

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POEMA

Te miro

Horizonte oscuro de humo y melancolía

Recuerdo los sonidos que me quedan

De tus noches

Solapa levantada

Negro puro sin estrellas

Viento enredado en las esquinas

Imagino el diamante que eres en mis manos

Recorren mis dedos los caminos que llegan a tus puertas

Espero el instante de entrar de nuevo en ti

Primero suavemente

Hasta el centro de tus lluvias inclementes

Para empaparme

Después con pasión que arremete

¿Qué magia encierran tus rincones azules

Parientes del espacio?

No olvidaré nunca

Mis huellas en tu entraña

Ni las tres siluetas de nieve

Que hipnotizan mis sentidos

Te he caminado tanto

Que me quedé contigo

En la memoria de los hombres

Agotados de hacerte

Qué extraño es el hechizo que me llama

Ciudad nacida de la guerra

Que tengo los minutos inundados de desearte

Los labios secos sin tu valle

Detrás del altiplano

Desparramada

Como cayendo

Me esperas

Porque siempre esperas los cuerpos de tu cuerpo

Porque sabes que la muerte se hace amiga

Debajo de tus cerros

foto de Carlos D. Mesa Gisbert

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12 comentarios en “Elegía a mi Ciudad y un Poema

  1. ¡Qué buen augurio que un ex-presidente nos ofrezca un poema!
    … y todo un arenga que concluye hedonista: «Tenemos algún olor de pólvora en la nariz, como lo tenemos del humeante caldo del fricasé salpicado de mote.»

    • ¡Qué buen augurio que un ex-presidente nos ofrezca un poema!
      … y toda una arenga que concluye hedonista: “Tenemos algún olor de pólvora en la nariz, como lo tenemos del humeante caldo del fricasé salpicado de mote.”

  2. Inspiracional. Es bueno leer algo producido en nuestra propia tierra. Lleva a pensar que se puede escribir mucho mas pues tema no falta, a saber, las piedras del casco Viejo, San Francisco, el mercado de brujerías, la Sagarnaga, las Velas, la muela del diablo, el aire enrarecido, el clima casi inhóspito pero con calidad humana, las kantutas y las ortigas, las llauchas, los carnavales mojados y fríos, las calles empinadas, etc. etc. Puesto en forma poética enriquece nuestro intelecto.

  3. Leer a la distancia de La Paz y sus montañas es inspirador. Un excelente recordatorio con un lenguaje elegante simple y sincero. Felicidades por el logro y gracias por compartirlo.

  4. NACI EN LA PAZ, COMO NO DEJAR UNA OPINION AL RESPECTO, AMO LA PAZ Y MI BOLIVIA MI BOLIVIA COMO NO QUERERLA, LA TIERRA DE MI MADRE Y MI PADRE Y CRECI EN COCHABAMBA Y VIAJE POR EL MUNDO EN BUSCA DEL TESORO PERO SIEMPRE QUE REGRESO A BOLIVIA , ENCUENTRO LA ALQUIMIA DE PAHOLO COHELO, MI DESTINO ESTA EN MI PAIS, TAMBIEN ES NOBLE DESIR QUE LATINOAMERICA ES HERMOSA, TODOS REGRESAN AL FINAL, COMO NO EXTRANAR A MI CHUKIAGO MARKA….

  5. Maravillosas frases en la poesia que llego a mi corazon. Este poema lo declamaran mis estudiantes el dia 20 de octubre en el saludo a nuestra inclita ciudad de La Paz.
    Le ruego otras poesias dedicadas al altiplano boliviano y a las madres de bolivia.

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