Para cualquier extranjero que lea esta entrada, la cifra le parecerá exigua, pero tener 10.000 seguidores (la cifra a la que llegué en noviembre de 2012) en el pequeño circuito tuitero boliviano es un hito, sobre todo si se considera que el perfil de mis tweets es más bien político e intelectual.

Es una experiencia notable que me parece extraordinaria para conectarse con la gente, para entender el complejo mundo de las redes sociales  y para estar en un plano de horizontalidad. Parecía un espacio de jóvenes, pero no lo es, parecía un espacio restringido a ciertos temas, pero no, es universal. Cada uno encuentra su “nicho”.

Demanda tiempo, es cierto,  pero sobre todo respeto por los otros, a pesar de las críticas y las discrepancias, siempre compensadas por la buena onda de la mayoría de mis seguidores.

La agencia de noticias ANF, reflejó así este hecho:

«El ex presidente Carlos Mesa Gisbert, el político boliviano con más seguidores en Twitter, sumó esta semana un total de 10.012 en la red social.

Mesa  tiene una amplia ventaja sobre otros políticos como Samuel Doria Medina, quien al día hoy suma 7.374 seguidores,  y el presidente Evo Morales,  quien cuenta con alrededor de 4.757 seguidores en su cuenta no oficial.

Entre los políticos oficialistas más seguidos en Twitter figuran el ex ministro Sacha Llorenti, con 2.890 seguidores, y la candidata a la gobernación del Beni, Jessica Jordan, con 2.246.

Los partidos y políticos bolivianos son activos en las redes sociales, pero la mayoría apenas llega al millar de seguidores, como el Movimiento Sin Miedo (MSM), con 1.229, y el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), con 301.

Las cifras de los políticos bolivianos están por debajo de las que ostentan sus colegas latinoamericanos: el venezolano Hugo Chávez tiene 3,7 millones de seguidores; la argentina Cristina Kirchner, 1,4 millones; el chileno Sebastián Piñera, 950.000, y el ecuatoriano Rafael Correa, 610.000, entre los más seguidos».