Entre el 11 y el 12 de octubre de 2012 participé en el III Foro de la Democracia organizado por el Instituto Federal Electoral de México, la OEA, Idea Internacional y el Colegio de México.
Participaron entre otras personalidades los expresidentes Manuel Zelaya de Honduras e Hipólito Mejía de República Dominicana, además de José Miguel Insulza de la OEA, el presidente del Colegio de México Javier García Diego y el presidente del IFE Leonardo Valdés.
Di una conferencia sobre el tema «¿Crisis de Representación y Déficit Democrático? y estuve en la mesa redonda «Democracia sin contenidos ¿Cómo democratizar el debate económico?» que contó con la presencia del gobernador electo de Tabasco Arturo Nuñez y el excánciller paraguayo Jorge Lara.
En ambas intervenciones hice consideraciones a propósito de la necesidad de no hacer lecturas ortodoxas y dogmáticas de la política, subrayé la importancia de la coyuntura económica para poder aplicar determinados modelos políticos, la importancia de definir exactamente el rol de los movimientos sociales y la política en las calles como respuesta a una democracia solo representativa. Consideré que el triunfo de Chávez en Venezuela marca una realidad en torno a gobiernos que se reproducen indefinidamente en el poder, un respaldo popular que debe estudiarse en profundidad. Reiteré la necesidad de comprender que no se produce necesariamente una relación de causa y efecto entre las severas limitaciones a la institucionalidad democrática de determinados gobiernos y la percepción de la base de la sociedad de la gravedad de esos hechos. El populismo es hijo de la abundancia (proclive a ahogarse en las recesiones), pero además ha demostrado eficiencia en la aplicación de políticas y orientaciones de respaldo a los más pobres que no se puede desdeñar.
Ratifiqué mi respaldo de convicción al sistema republicano, a la necesidad de la moderación del poder, a mi postura contraría a la concentración de éste y el inevitable e inaceptable debilitamiento de pesos y contrapesos incluso en los procesos electorales que representa la no alternabilidad en el mando de un país.
En el tema económico resalté la obscenidad de mecanismos, sobre todo en el contexto financiero mundial, que están destruyendo valores éticos esenciales. Los superpoderes fácticos de ese universo que debilitan el poder incluso de las mayores potencias del planeta, y la realidad de una crisis de Occidente que es una crisis de paradigma, no solo una crisis económica. Crisis de la que debieran salir respuestas estructurales a cuestiones estructurales.
«El Informador» de Jalisco resumió así mi participación, sobre todo la referida a cuestiones mexicanas:
El ex presidente de Bolivia, Carlos Mesa, destacó la fortaleza de las instituciones y del sistema electoral mexicano, ante los cuestionamientos del ex candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador y del movimiento #Yo Soy 132.
Durante el Tercer Foro de la Democracia Latinoamericana que organiza el Instituto Federal Electoral (IFE) y el Colegio de México (Colmex), el ex mandatario sudamericano hizo una comparación entre los procesos electorales en México y en Venezuela.
«Venezuela vive una situación de polarización extrema y la respuesta del candidato (Henrique) Capriles es una respuesta inteligente, es una respuesta que demuestra una vocación», expuso Mesa Gisbert en las instalaciones del Colmex.
Dijo que Capriles tiene que demostrar a Venezuela y al mundo que su lógica es radicalmente distinta a la del presidente Hugo Chávez.
«Capriles dice: yo no voy a la confrontación. En mi opinión aquí el candidato López Obrador intenta poner en cuestión al sistema en su conjunto, con más o menos éxito, quizás con menos, si analizamos su primera protesta en la anterior elección y la segunda que lleva adelante hoy ¿no es verdad?».
Carlos Mesa planteó que la lógica política de López Obrador es distinta porque el cuestionamiento es a un sistema en el que cree que hay que construir, «digamos, que hay meterle cuñas para hacerlo implosionar, lo que no sé si ocurrirá en México porque México tiene una institucionalidad muy poderosa para eso».
El ex mandatario boliviano se refirió también al movimiento estudiantil #Yo soy 132, que vio lejano que se constituya como medio alternativo para responder a las demandas de los mexicanos.
«Presumir que se pueden construir mecanismos alternativos a los partidos yo creo que es lo que hay que entender, lo que debe hacerse no es sustituir a los partidos políticos, sino construir partidos políticos nuevos».
Mesa Gisbert aseveró que en una sociedad como en el caso de México, con 115 millones de habitantes, es muy difícil que #Yo soy 132 represente al conjunto de los mexicanos. «Es muy difícil que un movimiento espontáneo, sin jefatura, sin una lógica de programa, sin una propuesta consiga un objetivo», consideró.
Opinó además que es «una utopía suponer que en las redes sociales se van a construir respuestas organizadas para una sociedad organizada».
El ex mandatario boliviano refrendó su respaldo a los partidos políticos como forma de representación de la sociedad.
Esto, dijo, a pesar de que «han construido circuitos que marcan élites políticas, económicas y sociales pequeñas que controlan el poder total, que distribuyen ese poder y que se alternan en el poder aún con la formalidad de la diferencia ideológica entre unos y otros».
Carlos Mesa expuso que tradicionalmente los partidos con larga raigambre histórica o aquellos más modernos se insertan en el sistema y funcionan con el sistema para sus propios intereses y en función de sus propios beneficios y no necesariamente de los requerimientos de las mayorías.