La América Latina de Chávez

Publicado el 12 de marzo de 2013 en “El País” de Madrid

Chávez está ya en el panteón de una América Latina que tiene particular debilidad por el martirologio, que lo encuentra como personaje perfecto, santificado por una muerte trágica en la plenitud de su vida y su poder, en medio de una escenografía de secretismo organizada por sus áulicos.

Llegó a la presidencia en 1999 en un contexto único y quizás irrepetible en la historia de Venezuela y de América Latina. En su país el sistema político había llegado a un grado de descrédito total con los dos partidos históricos, AD y COPEI, en total descomposición, fuertemente penetrados por la corrupción.

En la región la ilusión modernizadora basada en democracias consolidadas e institucionalizadas al más puro estilo occidental, en matrimonio con un modelo económico neoliberal, comenzaba ya a hacer aguas. Los más pobres, que se habían ajustado los cinturones al límite, estaban hartos de promesas de largo aliento que no sentían ni en sus bolsillos ni en sus ollas. No era solo culpa del modelo, una profunda crisis económica sumió en esos años a buena parte de América Latina forzada a medidas de ajuste, con un descontento social creciente que se asoció con el modelo neoliberal. A la vuelta de unos años (a partir de 2005), el incremento de los precios internacionales de materias primas, inundó sin césar las cajas de los países sudamericanos.

A su vez, Estados Unidos y el mundo vivieron en 2001 un giro copernicano con la caída de las torres. La respuesta belicista y radical de Bush hijo tuvo una consecuencia inmediata, la región salió del radar de los Estados Unidos. Comenzó el repliegue estadounidense y el fin de las políticas de injerencia descarnada en la zona.

En ese contexto, al jurar a la presidencia Chávez no engañó a nadie cuando dijo que lo hacía sobre una “moribunda Constitución”. Nueva Constitución, nueva lógica. Comenzó con el control total de los poderes del Estado. El perfil todavía indefinido de su ideología se fue decantando progresivamente hacia un populismo de tinte socialista “made in Cuba” bautizado como Socialismo del Siglo XXI, que tomó rumbo tras el torpe fiasco del golpe de Estado de 2002 y la radical huelga en la empresa petrolera estatal (PDVSA) en 2002-2003.

La receta fue muy concreta. Uso discrecional de los fondos del Estado, políticas de alto impacto social, énfasis en programas de salud y educación y formación de estructuras populares organizadas. Todo basado en el modelo cubano de misiones de médicos, maestros y grupos barriales de supervisión revolucionaria. Acciones contra la pobreza que dieron resultado. El pueblo llano encontró al redentor y al padre que ¡Por fin! como cabeza del Ogro filantrópico, se preocupaba por el, le daba voz y lo hacía sentir parte central y orgulloso de su propia historia. El Estado lo fue todo, pero fue una presencia salpicada de ineficiencia, corrupción y mal manejo económico, que convivió con las peores expresiones del capitalismo tradicional y con una endémica inseguridad ciudadana.

La polarización era inevitable. Las elites desplazadas, los grupos de poder que no pudieron insertarse en el nuevo esquema (una parte de ellas sí lo logró), una clase media que resentía el autoritarismo, se colocaron al otro lado de la vereda. Aquello de “todo con la revolución, nada fuera de ella” se aplicó a rajatabla. La lógica era de blancos y negros en un tablero de amigos y enemigos. Se construyó el discurso único y el partido único. El pluralismo fue parte del pasado. Una oposición huérfana de partidos, desorientada y sin discurso, se refugió en los medios y los medios fueron el blanco de un poder implacable. El adversario le quedó grande por muchos años. Tardó más de una década en darse cuenta que solo la unidad permitirá vislumbrar una salida. Los demócratas de verdad fueron engullidos por el huracán.

Chávez no era un hombre cualquiera, era un mago de la palabra, cultivador de una retórica fascinante, de un carisma arrollador, capaz de creer y hacer creer en grandes causas. Hombre apasionado, provocó pasiones de amores incondicionales y odios definitivos. Tomó a Bolívar como modelo recurrente y obsesivo y se abrazó con el Libertador.

Igual que Castro en los sesenta pero con más éxito, Chávez apostó fuerte por exportar su modelo al continente. Estaba convencido de que había llegado la hora del cambio. Los precios del petróleo lo acompañaron (rompieron la barrera de los 40 dólares por barril en 2004, superaron los 145 en 2008 y se mantuvieron en el rango de los 100 entre 2011 y 2012). Se dijo antiimperialista, antioligárquico y antineoliberal. Pintó  los enemigos en la pared y llevó a su causa a varios líderes que se sumaron a su coro: Néstor Kirschner en 2003, Evo Morales y Manuel Zelaya en 2006, Rafael Correa y Daniel Ortega en 2007, Fernando Lugo en 2008. A la par, pero en una línea más moderada, ayudaron a girar la región a la izquierda Ricardo Lagos en 2000, Lula da Silva en 2003 (figura objetivamente más relevante que la del propio Chávez), Leonel Fernández en 2004, Tabaré Vázquez en 2005, Álvaro Colom en 2008 y Mauricio Funes en 2009. Así, en la primera década del siglo XXI, más del 60% de las naciones latinoamericanas habían abrazado políticas sociales sostenidas, aplicado bonos de impacto directo sobre los ciudadanos, marcado distancia de los Estados Unidos y sumado a la idea de una integración política más que económica. Todo esto se hizo –vivan las ironías- sin dejar de lado la herencia del execrado neoliberalismo: políticas macroeconómicas responsables (salvo, claro está, la dispendiosa Venezuela de Chávez), e inserción en la economía abierta del mundo globalizado.

¿Cuánto ha influido el chavismo en los actuales gobiernos de la región? Mucho en algunos, poco o nada en otros. Para Cuba la ayuda venezolana es el maná en tiempo de desesperanza, indispensable. Lo es también para Nicaragua. Lo fue en la primera fase del gobierno boliviano de Morales. Hoy, sin embrago, tanto Bolivia como Ecuador tienen vuelo propio y su futuro, vinculado emocional e ideológicamente al caudillo desaparecido, no depende ni económica ni políticamente de Venezuela. Argentina sigue siempre su inescrutable rumbo. Para los más el futuro sin Chávez (aunque con su ideología) es perfectamente posible, para los menos es una incógnita dramática.

Chávez fue sin duda un impulsor ferviente de procesos integracionistas que se tradujeron en tres nuevas instancias. El primero fue la Alternativa Bolivariana de las Américas-ALBA (2004), que cuenta con ocho miembros. Su objetivo era el salvataje de Cuba, la influencia geopolítica en el Caribe y el control de un bloque de países que ejerciera influencia en los organismos internacionales. Bajo la batuta de Lula, Chávez ayudó a impulsar la creación de la Comunidad Sudamericana de Naciones (2004), luego UNASUR (2008), un mecanismo claramente político que complementó además la idea brasileña de la sudamericanización de America Latina. El tercero culminó en 2011 en Caracas con la creación de la Comunidad de Estados de Latinoamérica y el Caribe (CELAC). Es hoy un nuevo escenario en el que Estados Unidos, sin estar fuera de juego, ha sido apartado con firmeza, la Comunidad iberoamericana promovida por España enfrenta dificultades y la OEA es una organización hipotecada a dos puntas.

En su momento de mayor gloria (2004-2008) el comandante quiso ir más lejos. Tras oler el azufre del beligerante Bush, abrió una desafiante relación con Irán, rompió relaciones con Israel, firmó acuerdos militares con Rusia y recibió con los brazos abiertos a la emergente China. Más recientemente defendió la tiranía de Ghadafi y las masacres perpetradas por Al-Assad. Pero eso sí, sin dejar de proveer un solo día un millón de barriles de crudo a los EE.UU.

Cuando la lluvia de oro, incienso y mirra deje de caer sobre el cadáver de Hugo Chávez, Venezuela dividida y encarnizada deberá resolver la era del poschavismo, con un Maduro que recibirá el voto póstumo, pero con una transición que con el tiempo puede ser dolorosa. América Latina por su parte seguirá un camino que ciertamente no es el mismo que antes de la llegada de este condottiero desmesurado y apasionado que quiso cambiar el mundo, y que quedará en la historia como un de las figuras más emblemáticas de este continente en el que son posibles Remedios la Bella y un Patriarca en su otoño.

17 comentarios en “La América Latina de Chávez

  1. Hay que destacar que con el alejamiento de Venezuela del centro de poder continental, Estados Unidos y acercamiento a las naciones del antiguo bloque socialista o de corte ideológico antagónico como lo son Rusia y China, Chavez buscó polarizar a la región. La medida manejada en forma irresponsable, ha hipotecado a la nación caribeña por un largo plazo, A partir de la nueva dependencia económica, también existe un fuerte interés político por salvaguardar al nuevo aliado continental.De esta manera,se está jugando en el territorio latinoamericano un nuevo escenario de confrontación de intereses políticos que constituyen parte del legado chavista.

  2. Con todo respeto, Sr. Gisbert, usted no tuvo altura como político para permitirse el lujo de criticar a un dirigente que, con todas las fallas que quiera interesadamente colocarle sobre los hombros, ha mantenido una inflación aceptable y, sobre todo, ha reducido veinte puntos la pobreza en un país donde hasta finales del siglo pasado más de la mitad de la población estaba desterrada del acceso a los bienes infinitos, en manos de unos pocos.

    Confiamos que acepta de buen grado las disensiones y acepte nuestra opinión al respecto.

    http://casaquerida.com/2013/03/11/la-sombra-de-chavez-no-debe-alargarse/

    • Con todo respeto, mi apellido es Mesa Gisbert.
      En mi gobierno la inflación se mantuvo en 2,94, 3,92 y 2,06. heredé un déficit fiscal de -7,88 y lo entregué en -2,27. Bajé la pobreza en 3,7 puntos (en dos años de gobierno). Así que los indicadores de mi administración, me permiten perfectamente hacer un balance crítico, en el que por cierto hago elogios precisamente de la exitosa lucha contra la pobreza del Presidente Chávez

  3. Pingback: La América Latina de Chávez. |

  4. Estimado señor Mesa Gisbert:
    Disfruté mucho su artículo La América Latina de Chávez que califico junto con otros escritos recientes sobre Venezuela como de Vargas Llosa y Fernando Mires, como visiones diacrónicas de los problemas por los que atraviesa mi patria.
    Desafortunadamente señor Mesa, parece ser que los venezolanos residentes en Venezuela –yo no lo soy- quisieran borrar la historia previa a diciembre de 1998, para así no tener que están dispuestos a corregir los errores pasados.
    Parece cómico pero en los últimos días he recibido correos de amigos y familiares venezolanos que aplauden el reciente artículo de Moisés Naím, e inclusive lo señalan como lo mejor que se ha escrito recientemente cuando se compara con Vargas Llosa y Mire, porque Naím solo escribe sobre lo bueno, lo malo y lo feo de Chávez. Me imagino que él piensa que Chávez apareció en Venezuela por obra y gracia del Espíritu Santo.
    Y otro amigo fue más allá todavía, me mandó el escrito de Vargas Llosa editado. Es decir, quitándole la parte donde dice cómo fue que Chávez irrumpió en la escena política internacional.
    Así que señor Mesa, aunque yo no soy sociólogo sino ingeniero, me atrevo a vaticinar que la oposición venezolana perderá de nuevo las próximas elecciones y posiblemente pierda también las del 2019, a menos que de aquí a allá ocurra en Venezuela un verdadero sunami financiero.

  5. Ofende al Sr.Meza que el intento de golpe al Pres.Chavez el 2002 se haya realizado de manera «torpe»? o quizas le complaceria que hubiera sido de manera mas «inteligente», con mejores resultados , con mas clase?… ¿Chavismo es mala palabra? .Por favor seria tan amable de pasarme información con nombre y apellidos de los verdaderos democratas?

  6. La franca arremetida de los socialistas del siglo xxi contra cualquier opinión que diga algo diferente a lo que ellos piensan, solo demuestra lo que son: NO pensantes. En lo referente a Chavez, yo puedo apostar que su voto póstumo no será lo que espera Maduro. América Latina está llena, por el momento, de los labios certeros comprados con petrodólares venezolanos, pero se acaba, se acaba, y se acaba pronto! Las palabras compradas nunca se mantienen ahi cuando ya no hay quien pague.

    • Que vivan los NO pensantes, que bueno pertenecer a ese grupo. Los «pensantes» han demostrado que a pesar de su lucidez e iluminación propia del Olimpo, no han podido siquiera sembrar fe en toda ese mar de humanos que sirven de alfombra a una elite privilegiada, que prentende de manera mono etnica no perder su posición angurrienta de poder, que ha demostrado hasta la saciedad un individualismo satanico, donde sus intereses han sido, son por encima del resto de sus congeneres. ¡Ay! grupillo minoriatrio de «PENSANTES», que viven y obran como si no existiera Dios, el clamor ha llegado a los cielos y será escuchado.

      • Por favor Rodolfo, iluminame.¿Acaso los socialistas no son ateos? ¿Acaso no consideran que Dios es solamente una invención del hombre ignorante?

      • Si los socialistas deciden ser ateos, estan en todo su derecho. No olvidemos que para determinadas religiones del oriente, nosotros somos los «infieles» (todo por no ser parte de su fe). O sea, ¿me arrogare supremacia moral al decir-Yo creo en Dios y por lo tanto soy mejor?, es decir, ¿los ateos son «malos»?,¡Que!… la derecha política se siente con moral para reclamar que son los verdaderos creyentes?, ¿Cuando el poder eclesial a estado a favor del verdadero pueblo?, ¿no es que ha estado siempre del lado del poder político con el argumento de proteger a la iglesia y su «doctrina»?, ¿no es que satanizan a todo lo que vaya contra sus intereses?, ¿no es que el nuevo lider de la iglesia catolica (papa) calló o no tomo una posición de defensa de todos los desaparecidos durante las dictaduras?…en todo caso seria interesante saber a cual Dios siguen, porque sin duda hay muchos. Mientras tanto yo aspiro a ser un cristiano, es decir soy apenas un aspirante a ser un discipulo de Cristo, porque, de alli a tomar el nombre de Cristo (cristiano) y pensar, actuar y reproducir una ideología que en su esencia va en contra del projimo, que promueve la ley del mas fuerte, la ley de la selva, deberia tomar otro nombre, o aclarar finalmente a que Dios seguimos.

      • Creo que no comprendiste mi pregunta. No hablo de los tipos de religiones ni de los diferentes dioses que existan. Hablo de que como ideología, el socialismo considera que es algo «inferior» creer en Dios, por decir lo menos. De ahí en adelante, la religión es «el opio de los pueblos» y por tanto debe ser atacada y eliminada. En mi humilde entender, ningun socialista que se respete jura para acceder a la presidencia o a un cargo por un Dios, sino por los mártires, por la patria, o por lo que fuere, debido a esa parte de la ideología que profesan. Por tanto, entiendo que los socialistas que creen en Dios, van en contra de su ideología, o mínimamente, son hipócritas. O no?

    • Tu eres la muestra más patética de los No pensantes, parece que no te lees a ti misma y las cosas que le dices a la gente; eres la primera en criticar y denigrar a quienes no siguen tu corriente política o de pensamiento.Pero dale, insultame y dame la razón.

      • ¿Porqué dices mentiras? Yo nunca insulto, yo hablo de temas, no de personas. El tema de los No Pensantes, si leíste mi comentario, es que existen y yo NO soy una de esas personas. No denigro personas, pero sí soy crítica de las hipocresías socialistas que le cambian el nombre a todo para no cambiar nada.

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