Acordes con los tiempos que corren, junto al cambio del nombre de Congreso Nacional por el de Asamblea Legislativa Plurinacional, los actuales gobernantes decidieron incorporar a la pareja Túpac Katari-Bartolina Sisa en la testera del edificio del Legislativo, sustituyendo para ello dos obras maestras de la pintura republicana (el Bolívar de Toro Moreno y el Sucre de Michelena). En su lugar aparecieron emparejados el matrimonio indígena por un lado, y por el otro el Libertador y el Mariscal de Ayacucho también en pareja, en una obra de dudosa factura.
Ahora le ha tocado a la capital del Estado (afortunadamente tan republicano como siempre). Encima de los retratos de cuerpo entero de los tres próceres criollos, Antonio José de Sucre, Simón Bolívar y José Ballivián, aparecen los cuadros de los dos próceres indígenas elevados también a los altares patrios.
Ciertamente ni a Katari o Sisa, ni a Ballivián, se les hubiese pasado por la cabeza ni en el más delirante de sus sueños que iban a compartir honores en la sala más importante dedicada a recordar el camino a la libertad del país. José Ballivián, cuyo retrato está donde está por su triunfo militar en la batalla de Ingavi, que consolidó la independencia boliviana frente a las aspiraciones peruanas de anexarse Bolivia, era nieto de Sebastián de Segurola llamado para defender a La Paz precisamente cuando los Katari iniciaron los terribles cercos sobre la ciudad; el primero en marzo y el segundo en septiembre de 1781. Los esposos Katari que asediaron sin tregua la ciudad del Illimani, tuvieron como su principal enemigo al jefe español, abuelo del estadista paceño. En una guerra a matar o morir los indígenas estuvieron a punto de doblegar a Segurola. Atacantes y defensor demostraron gran destreza militar, decisión inquebrantable y una actitud implacable y brutal con los adversarios. Los hechos de sangre, la cantidad de muertos, el suplicio de los sitiados víctimas del hambre y las enfermedades, dejaron constancia de dos mundos radicalmente enfrentados. Entonces, el triunfo fue para Segurola a nombre de la Corona española. Con el apoyo de Ignacio Flores, el general José de Reseguín y el mando del Oidor Tadeo Diez de Medina, el abuelo materno de Ballivián salvó a La Paz y cobró el precio. Por decisión de Diez de Medina, Túpac Katari fue descuartizado el 14 de noviembre de 1781 y Bartolina Sisa fue ahorcada en septiembre de 1782.
Poco más de doscientos treinta años después, la imagen de Katari se coloca encima de la de Sucre y la de Bartolina Sisa encima de la de Ballivián. El general y Presidente está a los pies de la mujer rebelde que tuvo en jaque a su abuelo. El vencedor de Ingavi debajo de quien acabó ahorcada por los jefes militares colegas de Segurola.
En un salto extraordinario y difícil de ligar dentro de la lógica de causas y efectos, cinco personajes se unen en un mismo lugar, aunque las razones que los han llevado hasta allí sean muy distintas. Está claro que los Katari no hubieran apostado jamás por un Estado como el que es hoy Bolivia, como probablemente Ballivián tampoco hubiese vislumbrado el país de hoy. No por lo evidente, la transformación imperativa que provoca el paso del tiempo, sino porque ni unos ni otro lucharon por las mismas razones. Los líderes aymaras querían recuperar un territorio, liberarse de la tiranía de los impuestos del imperio y querían expulsar a españoles y criollos de la geografía de los Andes. No parece muy plausible que desearan compartir lo que consideraban suyo con los descendientes de los europeos que invadieron y conquistaron el imperio de los incas. El Presidente Ballivián, originalmente alineado en las tropas realistas, derrotó a los peruanos en Ingavi para fortalecer la república liberal nacida en 1825, sobre el ideario bolivariano de una nueva forma de ciudadanía y desde su mirada aristocrática y de lo que él entendía por civilización.
De algún modo, sin embargo, el que las cinco figuras compartan un mismo espacio (consideraciones estéticas al margen) y unas no hayan sustituido a las otras, es una señal imprescindible hoy, la de una nación que debe integrar su pasado más allá de las consideraciones que fuerzan ciertos hechos o que reinventan ciertos caminos. La idea que parece sedimentarse hoy es la de desterrar la absurda intención de negar y borrar el pasado que no se acomoda a la visión de los gobernantes.
Por los caminos más tortuosos y a través de las lecturas más caprichosas, encontramos la ruta que permite enhebrar dos hilos en una misma aguja. La “virreina” indígena acaba, por los extraordinarios azares de la construcción política, mirando de reojo al descendiente de los Segurola, y eso es definitivamente una forma de reencuentro, no entre dos enemigos, sino entre dos constructores que a su modo hicieron posible lo que hoy vivimos. A fin de cuentas nadie puede adivinar lo que los siglos le tienen deparado si, como Katari, Sisa y Ballivián, merecen por diversas razones ser recordados por los bolivianos.
Lo ocurrido el 6 de Agosto del 2014, sin duda ha sido una profanación del lugar más sagrado donde se fundo la patria, sin criterio alguno se vulnero el tesoro más sagrado como es la Casa de la Libertad que se mantuvo inmaculado a lo largo de 189 años, con una imposición sin fundamentos probos, pena que los que tenían que reclamar hicieron un mutis cómplice ante la prepotencia.
Creo que corresponde «DESACRALIZAR» muchas cuestiones mas. Ya se adelanto algunas de ellas, como ejemplo , que unos nacen para gobernar y otros para ser gobernados, unos nacen para para ser servidos y otros para servir. Quien fundo pues la «patria» republicana? Dios? Es que acaso El mismo escribió en tablas de piedra los preceptos excluyentes con se fundó la llamada «patria»? Es que acaso El mismo puso los cimientos de la «sacrosanta» casa de la «libertad»?, libertad para quien?
Hay cosas y situaciones que no cambian y que no deben cambiar, porque definitivamente son parte de nuestra historia. Las historias de las naciones y los pueblos se fundan o se crean de una forma que a lo largo de la historia pueden ser cuestionadas, especialmente, cuando el más fuerte somete al más débil, seá éste último «originario» o no de un territorio o cuando de por medio se cometene injusticias. ¿Qué pueblo o nación se originó carente de estos sucesos? es un tema de amplio debate.
Como señala Carlos Mesa, la lucha de los líderes aymaras tenía el objetivo de recuperar un territorio, liberarse del imperio y expulsar a españoles y criollos de los Andes, no el de crear una nación. Ahora, el querer reinvidicar una cultura que, a mi parecer, ya estaba en decadencia y que no ofrecía alternativas viables para construir una nueva civilización, sólo obedece a ambiciones políticas de grupos que no entienden ni pito de las culturas ancestrales.
De quien utiliza la expresión «culturas en decadencia», se revela los sentimientos y visión que la sustentan respecto a los descendientes de las culturas «originarias», revela profundos y colectivos actitudes de intolerancia étnica, refleja un odio hacia todo lo simbólico que representa lo indígena. ¿Es que no pensaban de la misma forma los conquistadores españoles al mirar al habitante de estas tierras?, Es decir, al toparse con un grupo de gente, casi humanos o subhumanos propios de algo en «decadencia», lo propio es someterlos, evangelizarlos, civilizarlos, ¿PORQUE?, por el simple hecho de ser considerados inferiores, que ni siquiera tenían almas y nada por decidir, por lo que ellos tomaban las decisiones por ellos, tal cual lo expresa el señor quiroga (con latente obsesión con lo occidental e intento de «blanquearse» en sus pensamientos, intentando cortar toda raíz posible con algo que lo ligue a lo indígena).Como se ve, aun perdura esa gran maldición que se va legando de generación en generación. Ahora… ¿quien entiende mejor a las «culturas ancestrales»?¿Goni?, Doria Medina?, ¿de casualidad algun foraneo nos conoce mejor que los que habitamos estas tierras?
Rodolfo
Quienes idearon y respaldaron la existencia del país denominado Bolivia no son indígenas ni mestizos, son criollos (estos términos son debatibles pero son los que mas se utilizan). Y el caso más emblemático por supuesto es de Simón Bolívar.
Los indígenas (aymaras-quechuas) de ese tiempo no buscaban crear Bolivia, posiblemente ni sabían de la existencia de los tacanas en el norte de Bolivia (Pando), como tampoco debieron saber de la existencia de los weenhayek en el sur de Bolivia (Tarija). Ellos (aymaras-quechuas) buscaban su emancipación del poder tirano de ese momento, y obviamente eso solo correspondía al territorio que se denominaba Qullasuyu.
Por lo dicho, las revueltas de los indígenas de ese momento solo representan a una población parcial de lo que hoy se conoce como Bolivia. Que deben tener su lugar en la historia por supuesto que si.
Sin embargo reitero que los que crearon este país son criollos, aunque a algunos no les guste.
Todas las reivindicaciones en contra de la tiranía deben ser expuestas, pero cada cosa en su lugar.
Los próceres del país que representa a los cuatro puntos cardinales del país.
Y los próceres indígenas que representan la lucha indígena valerosa y notable que representa a una parte muy importante del país.
Ambos próceres citados no son excluyentes perfectamente son complementarios, por que tenían un mismo fin, el liberarse de los opresores.
Saludos
Incomoda mucho la columna del Sr. Mesa. Como ya alguien ya comento, hay muchos lugares e instituciones (y costumbres) que hay que «desacralizar.» Pero la imaginacion del Sr. Mesa parece no entender esto: los «padres de la patria» fracasaron catastroficamente en crear naciones que reflejaran los ideales de las revoluciones francesa y norteamericana y de los filosofos y humanistas de esa epoca.
Desde mi punto de vista, ellos solamente obtuvieron la independencia de la corona para evadir impuestos y no para terminar con la tirania. Es decir, ellos se volvieron en los tiranos. Dicho esto, la pregunta que deberiamos hacernos es: vale la pena homenajear a Bolivar, Sucre o Ballivian. La repuesta, incluso tomando en cuenta los valores de su epoca, es sin duda NO.
Pero por el otro lado, da asco el manoseao masista de los simbolos patrio. Aqui no se trata de dar un paso hacia adelante o crear una mejor sociedad. Esto no es nada mas que otra movida proselista (como la demanda maritima) que no cambian en nada el status quo, pero que gusta y motiva a las masas y bases.
Me da la impresión de que Usted no entendió el espíritu de mi columna, que no es otra cosa que aceptar que hay una integración positiva de figuras históricas cuyo rol en el proceso de independencia y construcción de la nacionalidad, acaba sumando y no restando.
Por supuesto que le debemos homenaje a Bolívar y a Sucre y, sin duda, a Ballivián, no sólo por el triunfo de Ingavi en 1841 frente a la invasión peruana; sino por la exploración del norte amazónico y la creación del Departamento del Beni, incorporando un vasto territorio que es hoy fundamental; por su tarea en la organización educativa; por su manejo ordenado de la administración pública…
Por supuesto que le debemos homenaje a Katari y Sisa que se alzaron contra la tiranía imperial española y propusieron la recuperación de la tierra-territorio para los indígenas.
¿Será posible entender que en nuestro pasado como en toda vida social, tenemos luces y sombras, y que ya es tiempo de terminar con los lugares comunes basados muchas veces en la falta de conocimientos, que afirman que todos nuestros políticos fueron nefastos?
Es tiempo de recuperar a grandes figuras indígenas, mestizas y criollas que vivieron, lucharon, construyeron y murieron por tener una nación mejor y a las que les debemos admiración.
Le agradezco la aclaracion y me alegra haber estado incorrecto en mi estimacion de que ud. estaba indignado por la inclusion de estos retratos.
La «vilificacion» de proceres es merecida ya que despues de todo, crearon una nacion excluyente y muy por debajo de los ideales incluso de su epoca. Por esto, no podemos ser como Chavez y tratar de santificar a Bolivar y tratar los huesos como reliquias religiosas. La critica es necesaria y ningun personaje merece admiracion absoluta.
Precisamente ¿a qué se refiere con salvar a La Paz?, que piensa que habría pasado si la subversión de los Katari vencía?