Como parte de las actividades de la «Misión Presidencial Latinoamericana», participé en el encuentro «Liderazgo Emergente y la Experiencia de los Ex Gobernantes».

El evento se realizó en Montevideo el 20 de agosto de 2013. Contó con la presencia de los expresidentes Vinicio Cerezo (Guatemala), Luis Alberto Lacalle (Uruguay), Gustavo Noboa (Ecuador), Jaime Paz Zamora (Bolivia), Juan Carlos Wasmosy (Paraguay) y yo.

La idea era transmitir nuestra experiencia como presidentes en momentos difíciles de nuestras respectivas gestiones, ante jóvenes líderes de la región. Alcaldes, diputados, senadores, candidatos, gobernadores, estuvieron presentes en el encuentro y a su vez reflexionaron sobre el trabajo que hacen ahora en este intenso presente y sus proyecciones para el futuro.

La idea de la «Misión» es que la experiencia de gestión gubernamental acumulada por muchos mandatarios en democracia, puede ser útil para los jóvenes políticos de hoy.

Mi participación estuvo centrada en la reflexión a propósito de ética y política (tema recurrente tocado por otros colegas). Referí la dificultad de tomar decisiones en dos momentos de crisis grave del país, sobre todo octubre de 2003 tras el saldo de vidas humanas perdidas que esos días terribles nos dejaron. También expliqué las razones de mi decisión más difícil y, creo yo la más relevante, la de renunciar a la presidencia en junio de 2005, impulsado por encima de todo por una convicción ética y por el cumplimiento de mi compromiso con el país de respetar las vidas de mis compatriotas por encima de todas las cosas.

Fue importante y común en los participantes, asumir no sólo aquello que fue exitoso en cada presidencia sino también los errores, las debilidades o las lecturas equivocadas de la realidad que hicimos en el pasado. Creo que eso fue muy valioso. Si sólo hiciéramos una apología de nuestro propio trabajo, poco contribuiríamos en la transmisión de una acción política que puede ser  entendida como una lección a aprender, tanto de aciertos como de errores.